. Las acciones violentas contra algunos de los
parlamentarios deben, y ya han sido, condenadas por todo aquel que tenga
dos dedos de frente.
No se puede negar que lo sucedido
sorprendiera a más de uno. Aún siendo una minoría la que provocó los
altercados, el movimiento de indignados se había caracterizado hasta
ahora por su forma pacífica de manifestarse, aún encontrándose en muchos
casos fuera de la legalidad. Y esa actitud claramente antisistema no
parece encajar con lo que hasta ahora se estaba plasmando.
El
mismo día de los actos violentos apareció un vídeo en el que se
denunciaba que quienes habían provocado los primeros conclictos fueron
miembros del cuerpo de Mossos de Esquadra infiltrados entre los
manifestantes. En él se ve claramente que se trata de agentes
infiltrados, tal y como ha indicado el propio sindicato policial, algo
que es en realidad una práctica bastante habitual y que forma parte de
su labor, ya que es conocido por todos de la existencia de grupúsculos
ávidos de violencia gratuita cuando hay grandes aglomeraciones. En dicho
vídeo se les incrimina como posibles autores de los altercados, pero no
hay nada que pruebe que esto haya sido así, por lo que pierde cualquier
valor.
A la vez, me parece imposible e inconcebible que esto
pueda suceder. Incluso mi actitud respecto al vídeo fue crítica,
considerándola demasiado débil como para criminalizar a nadie. Que
agentes infiltrados intenten cargarse una manifestación sería, desde mi
modesta opinión, algo gravísimo, y que pondría en tela de juicio las
prácticas de los cuerpos de seguridad. Quiero pensar que no, que esto no
existe, ni aquí ni en ningún otro lugar, pero el hecho de que se hayan
dado algunos precedentes recientes en otros países lleva a mantener una
actitud de puesta en duda.En 2007,en una manifestación en
Montebello (Canadá) contra el G20, un grupo de 3 supuestos manifestantes
fueron reconocidos como agentes infiltrados. Hasta ahí, nada nuevo. Lo
grave del asunto es que, como se observa en el vídeo, estos tres agentes
estaban incitando a la violencia y, de hecho, uno de ellos contenía una
piedra de grandes dimensiones en su mano. En el mismo, se puede ver
como estos agentes infiltrados cargan contra los antidisturbios, aunque
con la sensación de estar asistiendo a un teatro. De hecho, instantes
antes se observa como uno de los infiltrados habla con un agente
existiendo síntomas claros de complicidad. Como era de esperar, se probó
que se trataba de policía infiltrados que habían intentado alborotar
una manifestación pacífica.Quiero pensar que no,que esto no existe...
Artículo originalmente publicado en Criminología y Justicia