PSEO y cambio generacional

Este fin de semana el PSOE tiene ante sí la ingente de tarea de reordenar sus ideas socialdemócratas, para volver a convertirse, otra vez, en el Partido de referencia de la izquierda española, con vocación de cambio y proyección de futuro, hacia el ensanchamiento, que  no sostenimiento, del estado de bienestar. No es un reto fácil, teniendo en cuenta que la crisis económica que vivimos viene derivada del ataque frontal que el neoliberalismo más salvaje ha lanzado contra la democracia social que representaban los Partidos Socialistas en Europa, entre ellos el PSOE, que ha sumido a estos en una grave crisis de ideas y proyectos de progreso. Una crisis total que está transformando la sociedad, con una juventud que ya no encuentra referencias en el pasado, ni en los modelos de organización social y económica de las últimas épocas, a la que hay que abrir la política para que encuentren espacios donde puedan desarrollar sus ideas de distribución de la riqueza, participación ciudadana y solidaridad.

 

. No es un reto fácil, teniendo en cuenta que la crisis económica que vivimos viene derivada del ataque frontal que el neoliberalismo más salvaje ha lanzado contra la democracia social que representaban los Partidos Socialistas en Europa, entre ellos el PSOE, que ha sumido a estos en una grave crisis de ideas y proyectos de progreso. Una crisis total que está transformando la sociedad, con una juventud que ya no encuentra referencias en el pasado, ni en los modelos de organización social y económica de las últimas épocas, a la que hay que abrir la política para que encuentren espacios donde puedan desarrollar sus ideas de distribución de la riqueza, participación ciudadana y solidaridad.
                La nueva sociedad del siglo XXI exige que los cambios vayan comandados por los jóvenes, porque son ellos los que entienden lo que está sucediendo a su alrededor, sin rémoras ni ataduras de otros tiempos, que al final suponen la esclerotización de la sociedad. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, Europa entra en un periodo de reconstrucción no sólo física y económica. Un nuevo impulso político hace que la socialdemocracia continental se sitúe en el centro de la construcción de esa Europa social que ha durado hasta nuestros días. Son los jóvenes quienes impulsan los cambios desde los Partidos de sus respectivos países: Willy Brant en Alemania o Harold Wilson en Gran Bretaña, entre otros, porque ellos entienden que la vieja Europa anterior a la guerra ha muerto con el fin de esta, y las necesidades de los trabajadores y ciudadanos europeos exigen nuevas respuestas. Lo mismo sucedió en España cuando en el Congreso de Suresnes el PSOE retira a su vieja guardia que todavía vivía en el limbo de la Guerra Civil, siendo sustituida por un grupo de jóvenes, encabezados por Felipe González, que entiende la sociedad española del momento y sus anhelos de cambio.

                Vivimos una época de grandes y profundos cambios que tienen que ver con los nuevos modelos de producción y empleo, que están provocando la extensión de las nuevas tecnologías por todos los rincones de la sociedad. Una época de transición, entre dos edades históricas, que nos está conduciendo de la sociedad industrial del siglo XIX y XX, hacia una sociedad de alta sofisticación tecnológica, en un mundo de población creciente, al que se incorporan masivamente millones de personas de Asia y América Latina, que dentro de cien años los historiadores se encargarán de clasificarla y darle nombre. Una transición que está siendo utilizada por las fuerzas reaccionarias y más conservadoras del planeta, para desandar todo lo que se había avanzado en derechos sociales y democráticos en el último siglo. El futuro por tanto va a depender de la correlación de fuerzas y el equilibrio que éstas puedan alcanzar, para afrontar los grandes retos que se plantean en los próximos años; a saber: distribución de la riqueza que termine con las grandes desigualdades regionales y de clase que existen en la actualidad, es decir, acabar con la pobreza estructural y coyuntural que están padeciendo cada vez grupos más grandes de población en el mundo; ensanchar las bases del estado de bienestar para que la igualdad sea un principio universal; implementar políticas fiscales que acaben con el discurso que trata de presentarnos al estado de bienestar como insostenible económicamente; profundizar en la democracia hacia cotas de mayor participación, dando a los ciudadanos la capacidad de intervención en los asuntos públicos de una manera consciente y permanente; acabar con sistemas electorales cerrados, que lo único que crea son castas de poder dentro de los Partidos, alejando a estos de los intereses de la sociedad; convertir la sanidad, la educación, la dependencia y la seguridad social, en los pilares fundamentales del estado de bienestar, haciendo de ellas un derecho constitucional que impida cualquier tentación de hacer negocio privado con ellas; hacer de la educación, la instrucción pública, la cultura y la investigación, valores imprescindibles del Estado democrático, para avanzar; acabar con la obsesión por la seguridad, haciendo de esta un instrumento al servicio de la calidad de vida de los ciudadanos y las libertades individuales; el respeto por el medio ambiente tiene que venir con una decidida política de desarrollo de las energías alternativas y limpias, que acaben con el monopolio del petróleo y sus nefastas consecuencias para la vida del planeta.

Estos son algunos de los retos que la sociedad debe afrontar para poder transitar por este siglo sin grandes catástrofes políticas, humanas o físicas. Y son los jóvenes los que deben encararlos, lo que exige una retirada a los cuarteles de invierno de la generación que hicimos la Transición en España, para dar paso a las nuevas ideas. No es que no pintemos nada. En cualquier sociedad tribal la experiencia es una sabiduría que la juventud sería boba si no atendiera, pero debe quedar solamente en eso: sabiduría. Por eso el gran reto que tiene el PSOE este fin de semana en su Conferencia Política, además de discutir sobre cuál es su papel en la nueva sociedad, y que respuestas va a dar a los problemas crecientes que este periodo de cambio plantea, es prepararse para el cambio generacional, para que sea una nueva generación de socialistas la que proponga las alternativas que hagan viable una sociedad más justa y más igualitaria, conceptos que no mueren con el tiempo. La mayor contribución que pueden hacer los dirigentes actuales del socialismos español en este momento es retirarse y dar paso a los jóvenes, para que el discurso de la socialdemocracia sea creíble para una sociedad que les ha dado la espalda.  Si no entiende esto, o dilatan su retirada a ver si escampa, las conclusiones que salgan de su Conferencia Política serán papel mojado y habrán perdido la oportunidad de volver a congraciarse con la sociedad, para ser la referencia de la izquierda democrática y de progreso. Una ingente tarea. e aquí tu artículo
UNETE



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