. Existiendo muchas pirañas que se quedan con el
enorme esfuerzo económico del Estado y de las familias cuando sus hijos transitan
por el sistema educativo. Volviéndolo en parte inútil, al diluirlo y neutralizarlo. Las pirañas,
desarrollan su accionar en los medios masivos de comunicación y en los videojuegos
y consolas de todo tipo. Arrebatando al pasar, un tiempo que debería ser de
aprendizaje y formación. Ya que para incorporar conocimientos, hace falta
invertir tiempo de contacto con los mismos.
En realidad, las pirañas también
forman, pero en el sentido contrario al que pretende formar el Estado. Un
Estado que financia el sistema educativo junto con la organización familiar que
lo cofinancia, además de brindar sus grandes esfuerzos para lograr los mejores
resultados. Es decir, que tanto juego virtual y tanta oferta de entretenimiento
disponible, en todas las pantallas que tienen a disposición, distraen de la
tarea principal a la que deben abocarse las personas en edad escolar.
Por otro lado, una contracultura
que atraviesa transversalmente y contagia por proximidad, rinde culto a lo
peor, renegando de los valores que hacen mejores a las personas y a sus
sociedades. Es así como un alumno aplicado que desea incorporar conocimientos,
es visto como un bicho raro que agrede con su sola presencia, lo que muchas
veces lo hace víctima de bullying. Es que existe una transmisión cultural
horizontal, esa que se da entre pares de similar edad, que nada tiene que ver
con la transmisión cultural vertical que se transmite, aunque cada vez más
débilmente, de abuelos a padres e hijos.
Para colmo de males los más
jóvenes, acceden intuitivamente al manejo de la tecnología de la información y
la comunicación, lo que es visto por sus mayores equivocadamente, como si
vinieran diseñados desde el más allá para entender los nuevos tiempos. Nuevos
tiempos a los que los mayores se niegan a ingresar, sobre todo cuando se niegan
a realizar el esfuerzo por incorporar las nuevas tecnologías productivamente a
sus vidas. Esta circunstancia, hace creer a los más jóvenes que ya lo saben
todo. Creyéndose, además, que todo lo anterior a las nuevas tecnologías carece
de valor. Sobre todo aquellas cuestiones que les exigen esfuerzo para
incorporarlas a su intelectualidad y a su cultura.
Por supuesto que existen pirañas
de enorme peso específico a las que les conviene que estas nuevas generaciones
terminen por no incorporar los conocimientos valiosos como son un adecuado
manejo de la Lengua -oral y escrita-, y de la Matemática. Ambas asignaturas que
ofrecen los sólidos cimientos para poder edificar a partir de ellos otros
conocimientos más complejos. Esas pirañas de gran peso específico pretenden una
sociedad anestesiada y carente de ideales y desafíos. Pretendiendo adormecer a
las nuevas generaciones para que, carentes de voluntad, se abandonen a las
circunstancias. Y que terminen riéndose como idiotas, luego de consumir algunas
sustancias apropiadas para conseguir tales efectos. Confundiendo aún más, a
quienes están convencidos, de que cuando una persona se ríe, es porque está
siendo feliz.
A muchos fuertes operadores
económicos les interesa que nuestros jóvenes obtengan cada vez peores resultados.
Sobre todo a quienes tienen intereses encontrados con nuestros intereses. Ellos
saben perfectamente que una juventud menos productiva exigirá por siempre
ayudas del Estado, lo que lo nos hará cada vez más improductivos como
generadores de riquezas.
Eugenio García
http://garenioblog.blogspot.com.ar