El libro del Génesis ha sido uno de los más controvertidos a lo largo de la historia para su interpretación. Desde que se acabara el tiempo de las traducciones literales y comenzáramos a entender que la metáfora, la alegoría y el resto de recursos literarios son muy adecuados para comprender el sentido de los textos bíblicos se han abierto una pléyade de interpretaciones que no siempre están de acuerdo con el sentido que podríamos entender como el original del texto. Suele caerse en lecturas moralizantes que no aportan mucho y se pierden tanto como las literalistas superadas. Creo que ya va quedando poca gente que entienda que el relato de Gn 1-3 tiene algo que ver con la historia efectiva de la humanidad. No hace falta caer en las pueriles preguntas de cómo ha salido la humanidad de una sola pareja o si Dios puso a la serpiente para que pecaran. Lo verdaderamente interesante del relato está en la concepción de la especie humana como una más entre las especies animales, aunque con un rango superior debido a su capacidad de juicio moral y a la libertad de acción. Por tanto, lo que los redactores de este texto querían explicar es el motivo de los males y sufrimientos de la humanidad siendo como es el mundo un lugar creado por Dios para el bien de todos. En el fondo subyace la cuestión de la teodicea, cuestión que el pueblo hebreo se planteo principalmente a partir del exilio en Babilonia, lugar donde se redacta el texto definitivo de Gn 1-3.