Segunda novela de Antonio Muñoz Molina (Ubeda, Jaén, 1956), publicada en 1987. Intenta
el autor, según sus palabras, <>. Se ambienta en el mítico mundo del
jazz en San Sebastián, Madrid y Lisboa, y sigue los cauces estéticos y
narrativos del cine negro americano.
Un
músico pobre, Santiago Biralbo, cuyo nombre real es otro, narra en
primera persona su dolorosa historia de amor. Una noche se enamora de
una mujer rubia, Lucrecia, después de una sesión de jazz. Ella intenta
frenar sus impulsos y así lo hará hasta que aparece un tipo en el club y
la situación se complica. La rubia le pide que la deje. Es la bella
mujer salpicada de condicionantes fatídicos. El músico vuelve a Madrid y
de ahí va a Lisboa para olvidarse y a pasar el invierno. El viejo negro
es compañero de su banda y su amigo. Es un perdido en la bebida, pero
resulta un hombre de genial humanidad. La acción avanza reconstruyendo
una confusa intriga enlazada con la pasión y en trama de gran sencillez
busca un suspense que nace en situaciones de la vida diaria, nada
extravagantes.
Narración
abigarrada que fuerza un ritmo lento, de ambientes sórdidos y
hábilmente enlazados. Se inspira en el cine negro y en el cine en
general, según ha explicado el autor: <>. De los personajes sobresalen urgentes datos biográficos y
lugares y rostros, capaces de evocar por sí solos todo un sugerente
universo. Tales elementos son capaces de superar los vaivenes de la
novela de las últimas décadas y hacer de éste un relato al mismo tiempo
literario y comprometido, dedicado y popular, académico y capaz de
llegar a muchos lectores por ese halo de misterio y maleficio. Para
asís, <>. El
alto poder en la evocación de escenas, ambientes y personajes está entre
los logros de un libro que impulsado por los premios y colmado de
elogios de la prensa sirvió para conceder a su autor el reconocimiento
de un novelista de calidad. La publicación, sin embargo, está aún tan
cercana a nosotros que falta, sin duda, una perspectiva adecuada para
enjuiciarla.