. En su web, puede descargarse un documento titulado Represas sucias donde esta idea se expone en detalle. En efecto, cuando se construye un embalse, inundando centenas de hectáreas recubiertas de materia vegetal, ésta se descompone en un medio anaeróbico, liberando metano a su paso, ademas de óxidos de nitrógeno y algo de CO2. Me valgo de un diagrama publicado en dicho documento para graficarlo: Esquema de los principales factores que influyen en las emisiones de gases de efecto invernadero en los embalsesOk, pero ¿de cuánto estamos hablando? Lamentablemente, el Estudio de İmpacto Ambiental del proyecto no se hace cargo de estimarlo (al menos, eso asegura Patagonia Sin Represas. Si es correcto, severo tirón de orejas para Hidroaysén). Afortunadamente, existen algunos datos duros. La central Rapel, propiedad de Endesa, es el embalse más contaminante de esa empresa en este contexto, debido a la composición de sus aguas y al tipo de vegetación que poblada su cuenca antes que el lago Rapel se lanzara a a vida. Se estimó para 2007 una emisión de cerca de 4.500 toneladas de metano (CH4). Para efectos de cambio climático, esto es bastante peor de lo que parece a primera vista, porque el metano genera un forzamiento radiativo 21 veces mayor al dióxido de carbono (CO2). Así, estas 4.500 toneladas de metano se consideran como unas 95.000 toneladas de CO2 equivalente. Rapel genera una media anual del orden de los 1.380 GWh (aunque fluctua bastante de año en año) por lo que estas emisiones equivalen a unos 70 ton CO2eq/GWh. Esto es entre 12 y 17 veces menos que una central a carbón moderna. Sin embargo, estas emisiones serían considerablemente menores para el caso de Hidroaysén, por dos poderosas razones: Considerando la media anual de 1.380 GWh de Rapel y los 18.430 GWh anuales que se espera sería capaz de generar Hidroaysen, la central patagónica es 18 veces más eficiente en su relación entre área inundada y energía generada. Suponiendo una realación lineal entre área inundada y emisiones de gases de efecto invernadero (algo más que razonable) sólo por este hecho las cifras de Hidroaysén bajarían a menos de 4 ton CO2eq/GWh. La latitud austral de Hidroaysén implica que el proceso de descomposición anaeróbica es muchísimo menos eficiente que en el clima mediterráneo de la central Rapel. En este caso, resulta más difícil realizar proyecciones, pero es probable que haya que dividir de nuevo por un factor de al menos 3, aunque declaro explícitamente que carezco de datos para estimar dicho factor con mediana precisión. Sólo manejo el concepto a nivel cualtitativo. Patagonia Sin Represas, sin embargo, se la juega por una cifra más precisa en un artículo de su web:Según los cálculos de Laura Mar (MİT) el proyecto HidroAysén emitiría 915 mil 170 toneladas de CO2 durante su construcción, 2 millones 409 mil por cambio de uso de suelo (lo que incluye parte de la emisión por descomposición de la vegetación), 446 mil incorporadas a los materiales utilizados (como huella de carbono) y cero en su operación. Esto suma sobre 3 millones 770 mil toneladas.Luego agregan una estimación de las emisiones derivadas de la línea de transmisión, pero ello ensucia el análisis porque habría que considerarla para todas las tecnologías. Es verdad que la línea de Hidroaysén sería extraordinariamemte larga, pero es igualmente extraordinaria la cantidad de energía que proveería. En términos de energia la línea de Hidroaysén es, por ejemplo, equivalente a una central eólica de 50 MW y factor de planta de 0,3 que debe construir una línea de 16 km.de longitud (las geotérmicas pueden resultar peor paradas en este contexto; las fósiles y nucleares, mucho mejor). De todas formas, esto es algo injusto con Hidroaysén, porque un 36% de dichas emisiones corresponden a la construcción y normalmente esto se omite en las estimaciones para las fuentes fósiles. Por otro lado, es verdad que las centrales de embalse son mucho mas intensivas en el uso de materias primas, en especial cemento, que genera emisiones no solo por la energía que se requiere para fabricarlo sino además por la calcinación de la piedra caliza. Entonces, 3 millones 770 mil toneladas, gentileza del MİT. Suena brutal, pero en realidad resulta de una modestia franciscana cuando se compara con la cantidad mega-brutal de energía que el conjunto de centrales habrá generado hasta el fin de sus tiempos. Para volver a nuestras unidades de ton CO2eq/GWh, entonces, habría que estimar un horizonte de vida útil del proyecto Hidroaysén. Uf, no me puedo imaginar emprendiendo la tarea de desmantelar un monstruo como ese, pero tampoco puede plantearse una duración indefinida. Daniel Fernández habla “de 50 a 60 años”. ¿Salomónicos 55 entonces? Siendo asi, la estimación del MİT arrojaría 3,7 ton CO2eq/GWh a lo largo de su vida útil. Considerando además que dicha cifra incluye un 36% de emisiones durante la construcción, la cifra exacta se ubica con seguridad en el rango de “al menos 240 veces menos que las emisiones de una carbonera moderna”, y con mayor seguridad en torno a 300 – 400 veces menos. Hay muchas razones sensatas para oponerse a Hidroaysén, pero la liberación de gases de efecto invernadero NO es una de ellas.Articulo publicado originalmente en Central Energia por el mismo autor