Otro 15 de septiembre quedó atrás y
nuevamente la mayoría de los mexicanos no tuvimos ningún motivo –al
menos en materia de política- para celebrarlo, simplemente nos quedó,
como pueblo, hacer alarde de la supervivencia que nos caracteriza.
Durante años hemos sido saqueados de
manera descarada, hemos visto a centenares de personajes, enriquecerse
descaradamente a nuestras costillas, hemos visto como las instituciones
que fueron creadas bajo pretexto de defendernos, ayudarnos, impulsarnos,
educarnos, curarnos, cultivarnos y protegernos, terminaron por
corromperse a un grado tal, que ahora podemos presumirlos como nuestros
peores enemigos; hemos visto a nuestros familiares, amigos y
compatriotas derramar sudores y sangre por mantenerse a flote sin que el
gran hermano –ese mal llamado gobierno- se digne a reconocernos tan
solo un poco de esos esfuerzos realizados e incluso, sufridos.
Ya ni siquiera podemos echar mano de los
héroes pre-fabricados que acostumbrábamos tener para situaciones tan
lastimeras como las que hoy vivimos, la selección mexicana está haciendo el ridículo en todas las canchas que pisa;
el boxeador consentido de Televisa subió al cuadrilátero a fabricar
abucheos; la colosal afrenta que la CNTE declaró al gobierno no pasó de
llamarada de petate –y no podía, todo era parte del gran espectáculo del
“nuevo PRI”- e incluso, la presumible asistencia al primer grito del señor Peña, estaba conformada grandemente por mercenarios priistas, vende-patrias sistematizados, mascotas hambreadas, hueseros profesionales y acarreados.
México merece un festejo patrio que
hable de una nación en buen estado –y de buen estado-, México merece
–mucho- celebrar no solo un día del año sino todos, no necesitamos
gritar vivas a los héroes que nos dieron la presunta libertad de la que
se nos habla en las aulas, no necesitamos vitorear a quienes ya
murieron, no necesitamos más atole rancio con dedo gubernamental, necesitamos que la capacidad de un nivel de vida decente nos sea devuelta.
Enrique, mandatario –que no presidente-,
si de verdad quieres hacer algo por esta nación, si tienes algo de
ganas por permanecer en la memoria de nosotros, tus verdaderos patrones,
mete en cintura a los banqueros que no dejan de vaciarnos los
bolsillos tan impunemente que solo falta que nos vengan a robar de
puerta en puerta, mete en cintura a los empresarios que no
dejan de lavar sus impuestos bajo las narinas de los burócratas, mete en
cintura a los burócratas que tanto daño nos hacen, bríndanos educación
competitiva en todos los niveles -¿no le dará vergüenza a la raza
política presumir en sus fiestas y reuniones la sordidez educativa en la
que se encuentra sumergido su pueblo?-, explota positivamente a quienes
hacen la cultura contemporánea de esta tierrita que por tantos años te
ha mantenido bien vestido y bien comido, pon a leer al pueblo completito
–pero libros de verdad, no las baratijas que reparte la SEP- o al menos
inténtalo con convicción, mete en cintura a la perrada gubernamental
que desvía fondos a diestra y siniestra, encarcela a quienes lo merecen y
no solo a quienes así conviene, mete en cintura a las televisoras que
tanto de positivo le han mermado a la información, amárrate bien los
pantalones y realiza con PEMEX lo que nadie se ha atrevido, ponte las
pilas y mete de lleno las manos en materia de ecología, mete en cintura a
esas instituciones corrompidas y ladronas que solo sirven para
desvencijar aún más a mi pueblo –que no tuyo-, bájate del ladrillito en
el que estás parado y siéntete verdadera y atinadamente mexicano porque,
de discursos sin fundamento, mentiras, oligofrenias y baratijas ya estamos hasta la madre.
Hacer de México, el México que todos
urgimos y merecemos no es tan complicado como lo hacen ver, lo que aquí
hace falta son las ganas y el amor a la patria, salir a sacudir una
campana, a hondear una bandera y a gritar incoherencias una vez al año
no nos está sirviendo de nada.
Claro está que no todo es culpa del
señor Peña amigos leedores, todos tenemos cola que nos pisen y todos
podemos poner nuestro granito de arena. No nos hágamos.
¿La broma de la semana?, El “nuevo PRI”,
haciendo gala de su actitud retrógrada con los acarreados para sus
festejos patrios, al menos no nos vinieron a poner otro inservible
monumento sobre Paseo de la Reforma para recordarnos que seguimos siendo
un pueblo ingenuo, bajo la tutela de un puñado de paternalistas
convenencieros.