El supermercado de permanentes abusos que Chile arrastra desde la colonia, experimento
una espiral de aumento instantánea el día que la derecha "recibió el
permiso del soberano para librarnos de la amenaza marxista". El objetivo,
nada de "clasista". Enterrar vivos en una economía otrora definida
como pulpería parasitaria, a todos los millones de obligados a consumir pocos,
pero NO al contado.
Ahí esa mañana del
11, con una Moneda humeante recién bombardeada, las diferencias de apellido o
las de barrio, esas que ocuparan docena y media de décadas antes que apareciera
en el petitorio nacional la organización comunitaria de los sesenta, palidecen
en comparación con este monstruo de poderosos tentáculos de manipulación económica,
capaz de repartir un potencial de ingreso regulado y según cálculos ligeramente
menor que la necesidad de caer en "la trampa" del endeudamiento. Esa ratonera de consumo eufemísticamente
bautizada y promovida como “El modelo”.
El debate
periódico 'guaripoleado' por la prensa, nos habla fuerte de un nivel de
desconfianza política, y lo hace con un
martilleo financiado y constante, que termina por ocupar la totalidad del
espacio disponible del colectivo para asuntos menos individuales, y desde luego,
más fácil de "entender" que el
financiero. No es popular encontrar un chileno, por educado que parezca, que
aun intentando nos pueda explicar la perversidad de un sistema de créditos
hipotecarios dentro del cual, el "beneficiario" ignora, desde el modo de "simular" hasta
la curva de amortización corcheteada’ en el paque-leo de su préstamo, e
incluso, el universo de la totalidad de otros pagos asociados con su deuda y la
conducta de estos en la vida de la hipoteca, antes de estampar el peso
condenatorio de su propia firma.
Como un común
denominador, los filósofos dedicados a estudiar la calidad de la participación
ciudadana a lo largo de la historia, coinciden en señalar la educación, y no otro factor por separado, como el mayor
responsable de la tipología de liderazgo gubernamental que los mismos pueblos
eligen. Dicho de otro modo, el peor enemigo de la justicia social no es otro
que la ignorancia. Esto no solo lo produce el manantial de sabiduría inagotable
de Confucio que asegura, "Donde hay educación no hay distinción de
clases". También conforme al testimonio de Rosario Guzmán Errázuriz, Jaime,
su conocido y desparecido hermano, repetía en familia con frecuencia, que la
derecha chilena, una vez más, equivocaba su camino e iba por dinero en vez de
ideas y cultura. En la misma entrevista la Sra. Guzmán, una periodista, agrega,
"a la derecha nuestra le falto su propio Gramsci”. Curiosa referencia a
Antonio Gramsci, el filósofo, escritor y fundador del partido comunista
Italiano, quien murió después de once
años en las prisiones de Benito Mussolini, y quien en su obra escrita en
cautiverio, nos deja a los seres humanos un legado de orientación política que
condena cualquier sistema destinado a permitir el control de la sociedad por una
elite.
En una época
derivada de algo que parte mal, el brote explicable de bufones forrados de la
actual clase política que payasean con el porvenir del próximo es algo natural.
Su discurso surge de la inmensidad de un espacio abandonado por gente seria, y ocupado
fundamentalmente por estos monos acantinflados en los micrófonos, y por los martilleos propagandísticos de los
medios, ambos financiados, con recursos que el contribuyente le pone con cada
compra que hace a los bolsillos del Fisco.
La distorsión
entonces es ciencia. Y suelto de cuerpo intelectuales al alquiler de la TV. o charlatanes
presumidos bien peinados o pelo largo, inyectaran confusión en
cualquier fraude con una permanente y vulgar teoría del empate. La aparición de
individuos entrenados para bombear humo es parte del modelo. Hablan de
gratuidad cuando se refieren a la buena educación de cabros ajenos. Pero no cuando
se trata de salarios para parlamentarios ociosos o generales en retiro,
entonces, brindan tributos. Bloquean leyes que dignifiquen la voluntad de las
mujeres consagrada por su género y su rol de madres, justificara violaciones y
condenaran el aborto siempre que se trate de las mujeres y las hijas de los otros.
Pregonaran los estadios sin violencia sin haber pedido jamás perdón por detener
y torturar el fruto del vientre de madres chilenas en el estadio Nacional y el
estadio Chile. Insistirán en protestas pacíficas,
al mismo tiempo que justifican la traición de pilotos de la fuerza aérea que
SIN RAZON, usaron las bombas y aviones del estado para destruir un objetivo estratégico
y patriótico IMPOSIBLE de alcanzar para fuerzas aéreas extranjeras.
De todo este
cambalache encabezado por patanes como Carlos Larraín. El peor, es el desastre histórico de la educación
dispareja. Y para todo el infeliz que por conveniencia, por indolencia o
ignorancia intente confundir con majadera defensa o ataque a la concertación,
le anticipo que para la inmensa mayoría de los chilenos y chilenas, no hay
espacio disponible para sus porquerías. Aquí todos, cual más, por ejemplo Sergio
Bitar y Gutenberg Martínez, o cual menos, el pueblo sosegado por el falso brillo
de los objetos a crédito. Todos tenemos algún grado de responsabilidad en el
sistema educacional donde unos pocos parten desde siempre muy cerca de la meta.
Un médico rara vez,
que yo sepa, elude su vocacional y profesional obligación con el enfermo
terminal. Intenta un nuevo tratamiento, un buen consejo o una oración, pero no
va detrás de premios por algo que ignoro o sencillamente elude PERIODICAMENTE.
Recuerdo con vergüenza ajena, cuando salí a las calles en apoyo de estudiantes
que exigían alero universitario para su carrera de periodismo. Hasta
copuchentos o cahuineros’ con cartón, fueron motes infames vertidos sobre ellos
en esa época. Hoy con unas pocas y periféricas "IMAGENES prohibidas",
casi todos parecen no entender lo atroz de sorprender y sorprenderse con ellas
40 años después.
Es la educación
la que define el porvenir de una sociedad. No la propaganda que sugiere
encuestas de felicidad y que más allá de lo insólito, también declara a Europa
y Estados Unidos decadentes. Es el martilleo de conciencias el que pone en el
hemisferio emocional lo que debe estar en el de la RAZON. Ese que ha desplazado
del vocabulario pueblo para llamarlo "gente". Ese que hizo
desaparecer el bien popular sobrenombre de gorilas a militares en gobiernos de
facto. Ese que tiene a un consumidor desesperado compartiendo el hogar con
hijos casados, cesantes y endeudados, criticando la protesta estudiantil. Además
de ignorante del valor final de su hipoteca, abandonado por la garantía o
sobreviviendo la usura de malos productos y servicios, agradeciendo al chilito,
resulta tan entendible como inocente.
La educación es una
sola, o no tenemos un país. Solo una acrópolis sin vergüenza que no se mezcla, y lo demás una colonia de chauvinistas presos
de la apariencia y engañados.
Mientras "la
gente" no entienda que ELLOS, y no el gobierno de turno es el ESTADO. La
desorientación continúa. Y quienes aparecen como carcajeantes' paladines en
CONTRA del rol comunista y solidario del Estado, seguirán acumulando riqueza
con salarios fiscales, o conforme su propia definición, gratuitos.
Mientras ecos
semi independientes, repitan eso del que quiera azul celeste que le cueste, o
nada es gratis en esta vida para justificar este saqueo descomunal y aberrante. La probabilidad de un paso inteligente en
cualquier dirección como los caballos de Cervantes se hace muy difícil. Sería
tan raro como darle clases de natación a los peces o de vuelo a los pájaros. Nadie
puede ayudar a salir del infortunio aquel que - por anga’ o por mangas'- cree a
pie juntito' merecerlo.