. Algunos
piensan que son declaraciones vacías, para la galería, de buena crianza, pero que
no brotan de una sincera voluntad de arrepentimiento. Otros, que son legítimas
y que nacen de una maduración en el tiempo de vivencias duras ocurridas hace
muchos años. Como el buen vino, a veces la verdad requiere el paso del tiempo
para decantar y mostrarse en toda su nobleza. No me parece justo juzgar intenciones.
Soy de la opinión que estas declaraciones se deben respetar y, más aún,
valorar. Quien pide perdón honestamente
- no somos quienes para juzgar
que no sea así – ya da muestras de una conciencia de error; de dolor ante un delito
o hecho ante el cual se pudo o no hacer algo. Hace 40 años muchos actuaron mal
por acción o por omisión. Pudiendo al menos mostrar una voz de alarma, de
disconformidad, de desacuerdo, no lo hicieron ¿Juventud? ¿Desconocimiento? ¿Inmadurez?
De todo un poco.
Lo que me queda claro es que
este nuevo aniversario del golpe nos debe llevar a al menos, tres cosas. La
primera, renovar la conciencia democrática de que el camino de construcción de
Chile es el diálogo, el acuerdo de voluntades, la participación y la inclusión
en los procesos democráticos. La democracia hay que cuidarla, cultivarla,
renovarla cotidianamente. No es obvia. Supone renuncias, decepciones, ceder en pretensiones
por un bien mayor que es la sociedad que construimos.
Lo segundo es educar para la
democracia. Ahí estamos al debe. La última encuesta del Injuv revela la débil
conciencia democrática de los jóvenes: les “da lata” esto de votar, participar,
presentarse a cargos públicos. Muchos de los jóvenes que salieron a la calle en
marchas no creen que haya que “mejorar” nada. Se sienten muy cómodos en lo que
hay ya que pueden alegar contra el sistema. Si se perfecciona la democracia, se
quedan sin argumentos para atacarla. Y más preocupante resulta el que casi un
20% considere un sistema “autoritario”, una dictadura, como modelo de gobierno.
Les da flojera esto de que un conjunto de personas decida. Más simple y barato
que sea uno solo. Tal cual.
Falta “cultura cívica”; acercar
“el aparato democrático” a la gente, transparentarlo, simplificarlo.
Y lo tercero es lo que
estamos viviendo en estos días: aprender de la historia para que no se repitan sus
errores. Me parece bien que se muestre la historia no contada del golpe. Pero
debe ir acompañado de un ejercicio de madurez cívico; de no hacer de cada mayor
de 50 años un presunto culpable.
Queda solo desear que esta
conmemoración nos lleve al reencuentro, reconciliación y crecimiento de nuestra
democracia. Por el bien de todos.
Hugo Tagletw: @hugotagle