Sobre el perdón. Sobre la reconciliación nacional.

A 40 años del golpe militar se han sucedido las peticiones de perdón y las críticas a ellas. Algunos piensan que son declaraciones vacías, para la galería, de buena crianza, pero que no brotan de una sincera voluntad de arrepentimiento. Otros, que son legítimas y que nacen de una maduración en el tiempo de vivencias duras ocurridas hace muchos años. Como el buen vino, a veces la verdad requiere el paso del tiempo para decantar y mostrarse en toda su nobleza. No me parece justo juzgar intenciones. Soy de la opinión que estas declaraciones se deben respetar y, más aún, valorar. Quien pide perdón honestamente  - no  somos quienes para juzgar que no sea así – ya da muestras de una conciencia de error; de dolor ante un delito o hecho ante el cual se pudo o no hacer algo. Hace 40 años muchos actuaron mal por acción o por omisión. Pudiendo al menos mostrar una voz de alarma, de disconformidad, de desacuerdo, no lo hicieron ¿Juventud? ¿Desconocimiento? ¿Inmadurez? De todo un poco.

 

. Algunos piensan que son declaraciones vacías, para la galería, de buena crianza, pero que no brotan de una sincera voluntad de arrepentimiento. Otros, que son legítimas y que nacen de una maduración en el tiempo de vivencias duras ocurridas hace muchos años. Como el buen vino, a veces la verdad requiere el paso del tiempo para decantar y mostrarse en toda su nobleza. No me parece justo juzgar intenciones. Soy de la opinión que estas declaraciones se deben respetar y, más aún, valorar. Quien pide perdón honestamente  - no  somos quienes para juzgar que no sea así – ya da muestras de una conciencia de error; de dolor ante un delito o hecho ante el cual se pudo o no hacer algo. Hace 40 años muchos actuaron mal por acción o por omisión. Pudiendo al menos mostrar una voz de alarma, de disconformidad, de desacuerdo, no lo hicieron ¿Juventud? ¿Desconocimiento? ¿Inmadurez? De todo un poco.
Lo que me queda claro es que este nuevo aniversario del golpe nos debe llevar a al menos, tres cosas. La primera, renovar la conciencia democrática de que el camino de construcción de Chile es el diálogo, el acuerdo de voluntades, la participación y la inclusión en los procesos democráticos. La democracia hay que cuidarla, cultivarla, renovarla cotidianamente. No es obvia. Supone renuncias, decepciones, ceder en pretensiones por un bien mayor que es la sociedad que construimos.

Lo segundo es educar para la democracia. Ahí estamos al debe. La última encuesta del Injuv revela la débil conciencia democrática de los jóvenes: les “da lata” esto de votar, participar, presentarse a cargos públicos. Muchos de los jóvenes que salieron a la calle en marchas no creen que haya que “mejorar” nada. Se sienten muy cómodos en lo que hay ya que pueden alegar contra el sistema. Si se perfecciona la democracia, se quedan sin argumentos para atacarla. Y más preocupante resulta el que casi un 20% considere un sistema “autoritario”, una dictadura, como modelo de gobierno. Les da flojera esto de que un conjunto de personas decida. Más simple y barato que sea uno solo. Tal cual.

Falta “cultura cívica”; acercar “el aparato democrático” a la gente, transparentarlo, simplificarlo.

Y lo tercero es lo que estamos viviendo en estos días: aprender de la historia para que no se repitan sus errores. Me parece bien que se muestre la historia no contada del golpe. Pero debe ir acompañado de un ejercicio de madurez cívico; de no hacer de cada mayor de 50 años un presunto culpable.

Queda solo desear que esta conmemoración nos lleve al reencuentro, reconciliación y crecimiento de nuestra democracia. Por el bien de todos.

 

Hugo Tagle

tw: @hugotagle

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