Es difícil
mantener un dialogo productivo cuando una o ambas partes en conflicto, no ven utilidad
alguna en hacerlo. Cuando esto ocurre, a menudo más que el silencio, lo que se
oye son gritos. Gritos en las caras de personas que en realidad están muy lejos.
Lejos no entre ellos como lejos de lo que ellos representan. Lejos de los millones de familias cuyo bienestar es cada
día más esquivo. No hay forma de sacudir el árbol de superficialidades en el
cual ellos cuelgan las esperanzas de la gente, entonces, invariablemente
recurren a comparaciones con realidades ajenas, lejanas e imprecisas .Pero no
responden al clamor por justicia ni mucho menos lo entienden.
Que beneficio
podría traer al ajustado presupuesto de un hogar, la miseria de familias en
otra época, o en otro sitio. Cual podría ser la utilidad de conformarse con la
libertad de consumir, sin una que le asegure un salario y un precio justo.
Donde está el comunismo cuando un consumidor no protesta por la tecnología o la
propiedad, pero lo hace por la usura y la incertidumbre. Donde está el
comunismo de un individuo que no exige el crecimiento del estado o ni siquiera
lo entiende, pero lo extraña cuando les estafan con precios y servicios, y no los defiende nadie. Donde está el
comunismo de un estudiante que encima de su escasa alternativa, debe endeudarse
para pellizcar el sueño que le muestra la televisión. Donde está el comunismo
de una juventud que fue bombardeada con propaganda anti política, y sin RAZON
ni armas, debe cambiar con calma lo que se les impuso en la más violenta de las
formas. Donde está el comunismo de un cristiano que asocia la igualdad más con
el amor, que con el odio. Donde está el comunismo que practica un joven chileno
que ni entiende que la sinvergüenzura y el mercado privado se defiendan como si
fueran lo mismo. Que comunismo puede haber en una gente que no culpa al rico
sino al ladrón de sus tribulaciones. Que comunismo puede existir en protestar
por el permanente ninguneo' de sus dificultades. Que comunismo puede hallarse
en una gente que no ve diferencia en los POLITICOS de izquierda con los de la derecha.
Como publicar el deseo de la gente por un porvenir
nada distinto del actual, pero a su alcance. A un país donde la educación deje
de ser un histórico privilegio de algunos y el negocio inmoral para el
endeudamiento innecesario de los otros. Como explicarle a quienes defienden a
los carabineros que el régimen de sub-oficiales es brutalmente discriminatorio
y parece no importarles. Como hacer público el esparcido desencanto de un
pueblo que ve la descarada impunidad para los permanentes fraudes y libertad
para los ejecutivos ladrones, los que reciben clases de conducta en vez de cárcel.
Este periodo de
la historia que estamos escribiendo, nada tiene que ver con izquierdas o con
derechas que se han coludidos por una invisible red de conveniencias y dependencias.
Es un periodo de indigna angustia para aquel que sometido, debe pagar el máximo y esperar que si le pagan, le paguen bien poco.
Eso y lo saben los que se ocupan de leer ideológicos adoctrinamientos no es comunismo, pero desde luego tampoco, es capitalismo.
Para los otros que por un motivo u otro, solo repiten lo que escuchan, existen
Estados Unidos y Cuba.
Un país puede
perfectamente sobrevivir a las diferencias que permite la pluralidad. Lo que no
puede hacer, es crecer parejo mientras
estas diferencias constituyan un imperial obstáculo . Y si, es más fácil
encontrar eco cuando uno se polariza, y más fácil aun si lo hace en favor de
quienes poseen los canales para la difusión pública. Pero eso, no es escribir, es propagar. Nosotros de
propaganda ya tenemos suficiente, el tono debe ser uno menos radical.
No es una vía legitima dejar que discutan sobre la
educación, a aquellos que no les hizo falta. No es verdad que los programas de desarrollo
como las instituciones que se financian con el impuesto de todos SEAN GRATIS.
No es verdad que la inversión en educación sea un gasto, como tampoco lo es el
multimillonario que se hace en defensa o en orden y seguridad. No es verdad que
si pedimos gobernabilidad que criminalice el lucro, despertaremos mañana en una
dictadura proletaria, paredones o Gulags. No es verdad que la ausencia de derechos
laborales flexibilice el empleo, hace inflexible la explotación del asalariado.
No es verdad que el desarrollo de modernos edificios refleje el bienestar, sin
el desarrollo de la gente. No tiene seriedad la creación de nuevos ministerio,
cuando en muchos otros impera el ocio. No tiene sentido este burbujeó de
candidaturas para un juego cuyas reglas son ambiguas. No hay futuro en una
sociedad que se contradice si persigue con calculada obsesión el
"individualismo". No es ético,
empujar generación tras generación, a un abismo de conformidad con lo
que parece por antipatriótica codicia.