Quería escribir sobre la JMJ Río 2013 y la visita del Papa Francisco a Brasil. Pero me ha dado vueltas esto de la colusión de las farmacias y la curiosa sanción que recibió el grupo de ejecutivos implicados en el delito.
Quería escribir sobre la JMJ Río 2013 y la visita del Papa Francisco a Brasil. Pero me ha dado vueltas esto de la colusión de las farmacias y la curiosa sanción que recibió el grupo de ejecutivos implicados en el delito.
. Pero me
ha dado vueltas esto de la colusión de las farmacias y la curiosa sanción que
recibió el grupo de ejecutivos implicados en el delito.
Y escribo sobre esto
porque se dio vuelta la página con mucha rapidez; todo quedo a nivel de
anécdota y no se sacaron suficientes lecciones. La discusión pública sobre el
tema fue débil. Como sea, los que deberían haberse mostrado indignados, vale
decir los que defienden a brazo partido las bondades del modelo, poco han
dicho. Se me dirá que se dijo bastante, pero la conciencia colectiva dice que
no. Así lo afirman lapidaras encuestas en que el ciudadano de a pié tiene la
percepción de que abusan de él a como dé lugar, de que el reino de los vivos es
éste y que mañana, quizá, le toque a él. Y lamentablemente estos malos ejemplos
solo refuerzan esa convicción.No
serán los encapuchados en las calles, o algún sindicalista furibundo
defendiendo los derechos de los trabajadores los que “desestabilizarán” el
“modelo”. El peligro se incuba entre los mismos defensores de éste. Todos esos
ejecutivos son entusiastas defensores de un modelo de mercado que permite moverse
con libertad en él. Pero rompieron las reglas de juego. Y pareciera que lo
único que despertó su conducta son bromas sobre la sanción que se les aplicó la
que, para ellos, no pasa de ser una modesta multa. Y las clases de ética.Y
me acordé, no sé porqué, de Bastián, joven encarcelado en San Miguel por vender
CDs pirata y que murió calcinado en el incendio. Es el mundo al revés. Y luego
algunos se asombran de los indignados que salen a la calle ¿¡En qué mundo viven!?Pero
tenemos una democracia fuerte a pesar de quienes la aportillan, desde dentro. Podemos
observar con perplejidad estas indignantes conductas y hacer bromas con las
clases de ética. Podemos tolerar el cansancio de los buenos, de quienes,
pudiendo aprovechar estas malas prácticas para sacar lecciones de moralidad
pública, no lo hacen. La apatía, el que temas como éste pasen tan rápido,
desaparezcan de la agenda pública, es preocupante. Una resignación que no pinta
para bien.Me
decía un prestigioso abogado de la plaza “Si robas poco, terminas en la cárcel.
En cambio, si robas harto, seguro terminas dando una charla en algún MBA o
congreso de liderazgo”. Ríase, porque es lo único que queda. Nada peor que la
corrupción de los mejores. Y añadiría nada peor que la apatía de quienes
podrían hacer algo. Y con este reclamo le hago honor más que suficiente a las
palabras del Papa.Hugo Tagletw: @hugotagle