. Si ya la tragedia es lamentable, aumenta el dolor ante la
transmisión desvergonzada que le dieron los matinales de TV, transformándola en
un verdadero reality show.
No se juega con los sentimientos de las personas. Esperemos
que los reclamos al CNTV los hagan recapacitar y medirse en la forma en que
divulgan noticias de dramas humanos. No hay derecho a hacer de ella un festín y
chismorreo ocioso. La muerte, sobre todo de un joven, nos lleva a valorar más
la vida, a cuidarla y agradecerla. Cada día vivido es para dar gracias a Dios
por ese don y el de nuestros seres queridos.
Y la otra noticia que ocupó la malla noticiosa es el
lamentable caso de Belén, niña de solo 11 años violada y embarazada por su
padrastro. Uno más de los cientos de estos meses. Se destapa aquí una historia
de abusos, crueldad, silencios cómplices y cobardía en grado sumo. Tanta
miseria paraliza. Esperemos que se aplique un castigo ejemplar y se le den a
Belén los cuidados que merece.
Rebrotó con esto la polémica en torno a la despenalización
del aborto. Habrá que recordar un par de obviedades. Estaremos de acuerdo en
que hay vida distinta de la madre desde la concepción. Allí se gatilla un
proceso vital irreversible, por infinitesimal que sea. Se trata de una nueva
persona, genéticamente completa que desarrollará sin pausas todas sus
potencialidades.
¿En qué casos permitir un aborto? En ninguno, como se deduce
de ello. Donde hay vida humana, se la debe respetar siempre y absolutamente.
Desde su concepción hasta su ocaso natural. Basta mirar una simple ecografía
para darse cuenta que se trata de vida nueva.
Si se trata de un feto inviable, dejemos que la naturaleza
siga su curso. Si hay riesgo para la salud de la madre, la protegeremos sin por
ello provocar conscientemente la muerte del hijo. La medicina nos regala día a
día maravillosas buenas nuevas en que este peligro se ha marginado casi hasta
su desaparición. Los esfuerzos se focalizarán primero en la madre, sin
descuidar por al hijo. De hecho, la ciencia invierte ingentes recursos en
buscar salvar ambas vidas, como lo vemos en la prensa. Así de valiosa
consideramos la vida, aunque no sea la nuestra ¡Gracias!
Y ¿qué hacer en caso de violación? Un crimen no se paga con
otro crimen. El daño es solo mayor. Si ya es una atrocidad una violación, que
no se aumente el dolor con la muerte de un inocente. Esa nueva creatura no
tiene la culpa de ese deleznable delito. El caso de Belén nos debe llevar a
velar en forma más responsable por los jóvenes y niños; a ser más cuidadosos
con ellos, a ser severos en el castigo de estos crímenes y a asumir como propia
la responsabilidad que implica una nueva vida no querida, pero con el mismo derecho
a vivir que tú o usted.
Hugo Tagle
Twitter: @hugotagle