. En sus
investigaciones de los últimos diez años no ha dejado de marcar el camino para
comprender la crisis del mundo en que vivimos y trazar propuestas de salida
alternativa. Su último libro publicado en Akal es la muestra perfecta de su
estilo, sencillo y a la vez riguroso.
El enigma del capital
y las crisis del capitalismo, es una puesta a punto de cómo comprender con
corrección lo que está sucediendo y cuál es su esencia. El problema no está
únicamente en el capitalismo, sino en el enigma que lo construye: el capital. Se trata de una fuerza telúrica
anclada en lo más hondo del ser humano (estado del alma lo llamó Kafka) que lo
mueve por criterios que pueden acabar con su vida individual y con la vida
colectiva de la humanidad.
El capital es una especie de monstruo desatado que acaba con
todo con tal de sobrevivir. La lógica del capital es la lógica del egoísmo y la
avaricia conjuntamente, buscando una reproducción constante que se cifra en un
crecimiento del 3% anual. Es la cifra mágica. Si el capital no crece un 3% anual, no genera lucro y acaba muriendo.
Dicho de otra manera, el capitalismo es el modo de vida social por el que el
capital se genera a sí mismo produciendo a la vez un lucro para aquellos que
creen gobernarlo.El gran enigma del capital, por utilizar la expresión de
Harvey, es cómo consigue convencer a todos de que es bueno lo que objetivamente
es perverso para el destino de la propia humanidad y de la vida en el Planeta.
Cualquier cosa que experimente un crecimiento anual del 3%, siguiendo la
función exponencial, necesita 23 años para duplicarse. Es decir, si la economía capitalista crece a ese
ritmo a nivel mundial, su producción, consumo y nivel de desechos se duplicará
en tan solo 23 años. Así ha sucedido, con pocos momentos de recomposición
del capital en las grandes guerras, desde 1750. Desde la Segunda Guerra
Mundial, el PIB mundial se ha triplicado, mientras que en algunos países,
precisamente los más afectados por esta crisis, hemos visto cómo el PIB se
duplicaba en tan solo 15 años. Es el caso de España que desde 1997 hasta 2008
se multiplicó el PIB por 2,5, con un crecimiento medio anual cercano al 5%.
Esta verdadera locura se ha extendido como la bondad per se. Hoy mismo, se nos
dice que el problema es la falta de crecimiento económico, que solo cuando se
crezca al, cómo no, 3% crearemos empleo y saldremos de la crisis. Y es
precisamente lo contrario. Al nivel que hemos llegado, un crecimiento del 3%
supone que el nivel de recursos destruidos y la cantidad de residuos producidos
podrían ahogarnos como sociedad y destruir aquello que nos permite vivir en
este planeta.
La única solución a los problemas conjuntos sociales y
medioambientales se cifra en destruir la lógica del capital de reproducción constante
y en poner nuestra sociedad a reproducir, no el capital, sino las condiciones
sociales de supervivencia a largo plazo, buscando únicamente satisfacer las
necesidades humanas reales y ajustadas a las posibilidades de los límites
ecológicos. Pero el gran problema es que el conjunto de la vida social,
colectiva e individual ha sido formateada por la lógica del capital y es
necesario romperla en todos los ámbitos en los que está arraigada. He aquí
donde Harvey puede servir de gran ayuda. Según su propia exposición existen
siete esferas de actividad que serían previas a la lógica del capital, aunque
estén bajo su dominio dentro del sistema capitalista. Estas siete esferas
tienen una dinámica propia en la que se puede intervenir sin necesidad de
afrontar la transformación total del modelo. Podríamos empezar por cualquiera
de ellas y ejercer una fuerza transformadora que cambie la lógica del capital
en ese esfera, de modo que esta transformación pueda ir contagiándose a las
otras esferas. De esta manera, la revolución que es necesaria no tiene porqué
violentar todo el sistema y dando pasos graduales podríamos ir saliendo del
capitalismo y acercarnos poco a poco a otros modos de organización social que
sean compatibles con la vida en este Planeta. Es más, se puede dar el caso de
que cada colectivo humano pueda avanzar hacia un modelo distinto de
organización. El futuro de la humanidad deberá ser policéntrico y flexible en
sus modos de organización.
Las siete esferas de actividad, que ahora están bajo la
lógica del capital son: 1. Tecnología y formas de organización, 2. Relaciones
sociales, 3. Dispositivos institucionales y administrativos, 4. Procesos de
producción y trabajo, 5. Relaciones con la Naturaleza, 6. Reproducción de la
vida cotidiana y 7. Concepciones mentales y del mundo. Podemos empezar por
cualquiera de ellas y cambiaríamos el mundo al final del proceso. En las
revoluciones tradicionales se pretendió cambiar todo de golpe y aquí es donde
se acabó perdiendo la batalla con la lógica del capital. Si vemos el caso de la
Unión Soviética vemos cómo el propio Lenin quiso poner a Rusia al nivel de los
competidores capitalistas para después avanzar hacia comunismo. Pero fue en
vano, una vez que la lógica de la reproducción ampliada se instala, el resto de
esferas de la vida se adapta a ella y acaba sucumbiendo. De ahí que la URSS no
fuera un país comunista sino un capitalismo de Estado donde el Estado es el
garante de la reproducción constante del capital.
Hoy es posible hacer una revolución verdadera, aquella que
afecte tanto a la estructura social como a la mentalidad personal; aquella que
transforma el corazón del ser humano y el de la sociedad en su conjunto. Una
opción es empezar cambiando las concepciones mentales y del mundo (esfera 7) de
modo que estas concepciones modifiquen la reproducción de la vida cotidiana (6)
y las relaciones con la Naturaleza (5). Desde aquí no sería muy complicado una
modificación de las relaciones sociales (2), los dispositivos institucionales
(3) y los procesos de producción (4), que implicaría un cambio en la
organización de los procesos tecnológicos (1). En mi caso es esta la opción
elegida. Desde la docencia y la difusión de conocimiento pretendo cambiar las
concepciones mentales, en términos evangélicos le llamaría metanoia, de modo
que las personas que piensan de otra manera modifiquen sus entornos de vida
cotidiana e influyan en los dispositivos institucionales que fijan las normas
de las relaciones sociales y con la naturaleza.
Hay otras opciones. Pienso que aquellas personas que están
inmersas en procesos de producción podrían intentar modificar esos procesos de
forma que rompan la lógica del capital y empiecen la modificación de todo su
entorno. O bien, desde las instituciones, opciones políticas conscientes
podrían generar nuevas formas de organización social. Sin embargo, creo que
todo pasa por la esfera 7, que esa es la clave de la derrota del capitalismo,
como siempre lo fue de su victoria, de ahí que debamos ganar esa batalla a la
destrucción establecida de las estructuras sociales que permiten la vida de
personas cabales en un mundo limitado.
En mi caso, escribir libros que permiten a las personas
cambiar su mentalidad y su mundo, es un modo de hacer la revolución. Consultar
mi web personal.