¿Su formación académica lo preparó para tomar decisiones
financieras? ¿Cómo está la salud de sus finanzas personales? ¿Sabe si gana o
pierde todos los días?
1. El planteamiento:
¿Qué
tan importante es el dinero? Si usted realiza esta pregunta a sus familiares y
amigos, creo que muchos le contestarán que no es lo más importante, que el
dinero no lo es todo, que tienen prioridad otros aspectos no materiales, que la
felicidad no depende de lo monetario. Coincido, considero que lo más importante
es lo que dicta la escala de valores de cada persona. No obstante, también opino
que el dinero sí es importante, y que lo es por una razón sencilla: porque no
podemos vivir sin el, lo necesitamos para subsistir.
¿Trabaja
usted por dinero? Bueno, yo diría que nos han educado para contestar que no.
Creo que en nuestra cultura esto se sataniza. Si nos atrevemos a contestar
afirmativamente, se nos etiquetará de materialistas. Por ello solemos afirmar
que hay gente tan pobre que sólo tiene dinero. También coincido en esto último.
¿Está
usted dispuesto a trabajar gratis? Me parece que aquí ya cambia la cosa. Y si
usted no está dispuesto a hacerlo, pues ello sólo puede significar una cosa
¡Qué usted trabaja por dinero! Así es, es algo pragmático, si usted quiere
hasta indeseable, pero al final del día, como se trata de algo que todos necesitamos
para vivir, pues usted y yo ¡Trabajamos por dinero! No hay vuelta de hoja, no
hay escape.
Aquí
el punto es el siguiente, si ya nos tocó la suerte de tener que trabajar por
dinero, ¿Por qué no lo cuidamos? ¿Por qué no hacemos un buen uso de él? ¿Por
qué no sacarle el máximo provecho posible?
Más
importante aún, ¿Estamos preparados para tomar decisiones relacionadas con
dinero? ¿Somos competentes para decidir sobre nuestro dinero? Afirmo que no, digo
que no estamos capacitados para gestionar dinero, ni siquiera el nuestro.
Pero,
¿Por qué habríamos de estar preparados? ¿Por qué habríamos de ser competentes
para manejar dinero? ¿Por qué deberíamos ser eficientes en el manejo de las
finanzas personales?
El
sistema educativo mexicano no prepara a sus alumnos para tomar decisiones
financieras. Desde el preescolar y hasta el posgrado o doctorado, no encontrara
usted algún programa de estudios que contemple al menos una materia de finanzas
personales. En casa tampoco nos van a educar al respecto, pues nuestros padres
tampoco recibieron dicha instrucción. Se trata de un vacío educativo.
Incluso
tenemos un paradigma como sociedad, pensamos que una persona con educación
académica posee un mayor criterio para tomar decisiones financieras. Esto es
tan falso como las mangas de un chaleco.
Un
Doctor en Derecho, un Maestro en Ciencias, un Ingeniero Mecánico e incluso un
Contador Público o un Administrador Financiero, poseen la misma educación en
finanzas personales que un soldador, un carpintero o un electricista, es decir,
ninguna. ¿Por qué? Pues porque el sistema educativo mexicano no la contempla.
¿Y
cuál es la consecuencia de ello? Pues que como sociedad tenemos un desastre en nuestras
finanzas personales. Un desastre que nos afecta en lo individual, porque se
trata de nuestra vida; pero también en lo colectivo, porque ningún país saldrá
adelante si sus ciudadanos deben hasta la camisa.
Entonces,
¿Cómo estamos tomando nuestras decisiones financieras? Pues guiados por la costumbre,
por el instinto, por lo que vemos o escuchamos hacer a los demás, o pero aún, por
lo que nos dicta la publicidad, por lo que dice el mercado.
¿En
verdad es para tanto? Bueno, sabe usted a cuántos meses de ingreso equivale su
seguro de vida, sabe a cuántos debe equivaler. Sabe usted qué porcentaje de
poder adquisitivo pierde su patrimonio cada año. Ya planeó cómo va a vivir su
retiro. Ya contempló cómo va a pagar la educación de sus hijos. Sabe usted si
tiene el seguro de gastos médicos más adecuado a su realidad familiar. Sabe qué
tasa de interés le cobra su tarjeta de crédito, sabe si es la tarjeta que usted
necesita, está seguro de que no tiene un problema de endeudamiento. Sabía que
usted puede ser inversionista sin importar a cuánto ascienden sus ingresos.
Si
para alguna o varias de estas preguntas, usted considera que aún no es el
momento de su vida en que debe responderlas, o que el simple trabajo duro le
ayudará a encontrar una solución para ellas, con mucho respeto le digo que usted
tiene o tendrá problemas financieros.
¿De
qué se trata entonces? Le digo primero de qué no se trata. No se trata de que
nos volvamos avaros ni de que abandonemos nuestra escala de valores. Tampoco de
que nos convirtamos en especialistas financieros. Mucho menos de que
renunciemos a nuestro estilo de vida y a las cosas que nos gustan.
¿Y
de qué si se trata? Se trata de establecer prioridades, de dibujar un proyecto
de vida, de fijarnos metas. Se trata de que saquemos el mayor provecho del
fruto de nuestro trabajo, de que maximicemos nuestros recursos, de que
fortalezcamos nuestro patrimonio. Se trata de que ese trabajo que realizamos a
diario con gran empeño, sirva para alcanzar nuestras metas y prioridades, para volver
realidad nuestro plan de vida.
¿Qué
se necesita para lograrlo? Una sola cosa. No es nada sencilla, pero lo bueno es
que radica en cada uno de nosotros. Se necesita disciplina. El hábito hace al
monje. Le aseguro que nada más.
¿Cómo
le hago, por dónde empiezo? El primer paso es el diagnóstico, revisar cuál es
la salud que guarda su situación financiera actual. En función de ello y de los
objetivos que usted determine, se deberá diseñar una planeación financiera a su
medida.
¿Y eso con qué se come?
Este espacio ya se agotó, pero en próximos artículos abordaré diversos temas
que le ayudarán a realizar el diagnóstico y la planeación anteriores. A manera
de adelanto, le comparto los temas pilares que habré de tratar:
Nohemí,
Muchas gracias! Bien escuche también por palabras del autor, "la diversidad enriquece", grato enriquecerse de los conocimientos de un experto en la materia.
Finanzas personales, una propuesta interesante a nuestro sistema educativo!