Los ramos de Francisco. Sobre Domingo de Ramos e inicio de Semana Santa

El martes pasado el Papa Francisco dio inicio a su pontificado. Ya en su primera homilía resaltó la importancia del servicio como signo distintivo de la Iglesia y de todo hombre. “Quien no vive para servir, no sirve para vivir” reza un sabio dicho. Solo tenemos esta vida para hacer el bien; la próxima, será para dar cuenta de lo que hemos hecho bien o mal en ésta.Quien detenta poder está llamado a servir. Y quizo comenzar colocándose él como el primero en servir. “El poder del Papa es el servicio a los otros, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños, el hambriento, el sediento, el forastero, el desnudo, el enfermo y el encarcelado”, recalcó. Lo que vale para él, vale para todos.Invitó también a una renovada preocupación por la naturaleza y la vida humana, desde su nacimiento hasta su ocaso natural. “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente”. Tenemos solo este pequeño mundo para vivir y no lo hemos tratado bien. Quizá en algunos decenios sea posible la vida humana en otro planeta pero, por ahora, solo tenemos este rincón del universo. De hecho, el planeta nos está pasando la cuenta. Las calamidades en la naturaleza están a la vista. Y la gran víctima de ello seremos finalmente nosotros mismos.Leí en la prensa que ha crecido la consciencia ecológica entre los chilenos. Se recicla más y se es algo más consciente al momento de comprar productos no desechables. Puede ser. Pero la realidad nos muestra que el entorno deja mucho que desear. Nos estamos desertificando. Zonas tradicionalmente verdes, son ya estepas baldías y secas.El cuidado de la naturaleza no es un antojo romántico sino una necesidad imperiosa de la humanidad. Y esto comienza con el hombre mismo: los niños, los no nacidos, los ancianos, los minusválidos. Todo quien es débil e indefenso merece nuestra mayor consideración.Este domingo celebramos Domingo de Ramos, la fiesta de la entrada de Jesús a Jerusalén. Fiesta de ramos, fe y alegría. Miles de personas irán a templos, capillas e iglesias a celebrar a Jesús. Llevarán ramos. Curiosamente, es la fiesta litúrgica más querida del año, incluso más que Navidad. Se ve gente allí como en pocas otras. Quizá porque instintivamente notamos que la fe se celebra, es alegría, fuente de esperanza, de vida nueva y buena. Es lo que nos trajo el Papa Francisco. Una renovación que debe comenzar en cada uno, en la familia, barrio y país. Con alegría y esperanza. Le hará bien preparar su ramo.

 

. Ya en su primera homilía resaltó la importancia del servicio como signo distintivo de la Iglesia y de todo hombre. “Quien no vive para servir, no sirve para vivir” reza un sabio dicho. Solo tenemos esta vida para hacer el bien; la próxima, será para dar cuenta de lo que hemos hecho bien o mal en ésta.Quien detenta poder está llamado a servir. Y quizo comenzar colocándose él como el primero en servir. “El poder del Papa es el servicio a los otros, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños, el hambriento, el sediento, el forastero, el desnudo, el enfermo y el encarcelado”, recalcó. Lo que vale para él, vale para todos.Invitó también a una renovada preocupación por la naturaleza y la vida humana, desde su nacimiento hasta su ocaso natural. “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente”. Tenemos solo este pequeño mundo para vivir y no lo hemos tratado bien. Quizá en algunos decenios sea posible la vida humana en otro planeta pero, por ahora, solo tenemos este rincón del universo. De hecho, el planeta nos está pasando la cuenta. Las calamidades en la naturaleza están a la vista. Y la gran víctima de ello seremos finalmente nosotros mismos.Leí en la prensa que ha crecido la consciencia ecológica entre los chilenos. Se recicla más y se es algo más consciente al momento de comprar productos no desechables. Puede ser. Pero la realidad nos muestra que el entorno deja mucho que desear. Nos estamos desertificando. Zonas tradicionalmente verdes, son ya estepas baldías y secas.El cuidado de la naturaleza no es un antojo romántico sino una necesidad imperiosa de la humanidad. Y esto comienza con el hombre mismo: los niños, los no nacidos, los ancianos, los minusválidos. Todo quien es débil e indefenso merece nuestra mayor consideración.Este domingo celebramos Domingo de Ramos, la fiesta de la entrada de Jesús a Jerusalén. Fiesta de ramos, fe y alegría. Miles de personas irán a templos, capillas e iglesias a celebrar a Jesús. Llevarán ramos. Curiosamente, es la fiesta litúrgica más querida del año, incluso más que Navidad. Se ve gente allí como en pocas otras. Quizá porque instintivamente notamos que la fe se celebra, es alegría, fuente de esperanza, de vida nueva y buena. Es lo que nos trajo el Papa Francisco. Una renovación que debe comenzar en cada uno, en la familia, barrio y país. Con alegría y esperanza. Le hará bien preparar su ramo.
Hugo Tagle M.twitter: @hugotagle

UNETE



Compartir
Tu nombre:

E-mail amigo:
Enviar
PDF

  • linkedin facebook twitter
  • ©reeditor.com
  • Todos los derechos reservados
  • Avisos Legales