Era una tarde fresca en una calle muy transitada de la
ciudad donde se encontraban muchos negocios, estaban paseando un amistoso y
audaz perro pastor alemán llamado Mantequilla, junto con su inseparable y fiel
amigo Pelusa, un gato gris muy gordo y chistoso.
─Pelusa, ya quiero llegar a
casa para jugar con la pelota.
─Yo igual, está muy linda la tarde como para
estar en el jardín.
─Eso sí, aunque tengo un
poco de hambre.
─No te preocupes ya casi
llegamos a casa.
Justo cuando pasaban afuera de una panadería, Pelusa ve
como a una señora que está cruzando la calle se le cae un enorme trozo de pan
quedando en medio de la calle, al verlo no duda en comentárselo a un amigo.
─Mira lo que está en medio
de la calle.
─Vaya es un rico pan, ¿Vamos
por el?
─Ve tú, a mi no me gusta el
pan.
─Pero hay muchos autos no
vayan a atropellarme por querer agarrarlo.
─Yo te ayudo espera,
Mantequilla
Mientras Mantequilla y Pelusa decidían como iban a
cruzarse, al otro lado de la calle se encontraba un enorme perro Dálmata que al
ver el trozo de pan no dudó en querer recogerlo pero, había muchos autos lo
cual evitaba que fuera por el, cuando ve a Mantequilla que está más cerca del
pan decide gritarle para pedirle su ayuda
─ ¡Hey tú! ¿Cómo te llamas?
─Hola me llamo Mantequilla.
─Hola yo me llamo Corino,
que te parece si compartimos el pan, me muero de hambre y tú estás más cerca de
el.
─Claro,
entonces yo voy por el y nos dividimos la mitad.
En ese momento Mantequilla con ayuda de Pelusa cruzaron
por la calle muy rápidamente para evitar ser atropellados y recoger el
alimento, tomaron el pan y llegaron al otro lado de la calle hasta donde se
encontraba Corino.
─Ya llegamos, aquí está en
pan.
─ ¡Qué rico se ve! – Exclamó
Corino.
─Como a mi amigo Pelusa no
le gusta el pan lo vamos a dividir entre los dos.
─Me parece perfecto, pero
déjame dividirlo por favor.
Corino tomó el pan y lo dividió en un pedazo más grande
que el otro, cosa que no le pareció nada a Mantequilla cuando este le da el
pedazo más corto.
─Toma aquí está tu pedazo.
─ ¿¡Qué…!? ¡Ese no fue el
trato! quedamos en que íbamos a dividir
la mitad del pan.
─Lo sé, pero tengo mucha
hambre.
─ ¡Pero yo fui por el!
─Gracias por Habérmelo
traído.
─Si querías el pan para ti
solo hubieras ido por el.
─Pero ya ves, me lo trajiste
y sabes que ya no te pienso dar nada del pan.
Corino en un acto de egoísmo
toma los dos pedazos de pan con su hocico y se va corriendo por toda la calle,
Mantequilla y Pelusa van corriendo tras de él para que
regresara el pan, mientras iban corriendo Pelusa hace que Corino se tropiece
tirando los dos pedazos de pan encima de la alcantarilla.
─ ¡Regrésame mi pedazo del
pan! ─ Exigió Mantequilla.
─No nunca, no te daré nada.
─Si no me das nada yo mismo
tomaré mi parte
Corino y Mantequilla comenzaron a forcejearse para
alcanzar el pan cuando en eso sale de la alcantarilla una enorme rata que se
lleva los pedazos de pan y sale corriendo,
cuando Corino lograr vencer a Mantequilla corre hacía la alcantarilla y
al no ver los pedazos de pan queda sorprendido a lo cual solo Mantequilla logra
levantarse con ayuda de Pelusa y se va
caminando por la calle no sin antes decirle.
─Mira hasta donde te ha
llevado tu egoísmo, por querer robarte un pedazo de pan te quedaste sin nada,
si hubieras compartido el pan conmigo, hubieras comido la mitad, pero como no
quisiste compartir te quedaste sin nada, al final yo soy un perro domestico,
cuando llegue a casa tendré comida, en cambio tú por pelearme la comida te
quedaste sin nada, que pena la verdad.
Mantequilla y Pelusa se
fueron caminando por la calle mientras que Corino decepcionado trataba de
buscar a la rata que se robo su comida.