Una vez más, el colectivo de inmigrantes vuelve a ser el foco de
atención de cara a unas elecciones. Está claro que es algo que funciona.
Al PP en Cataluña la jugada le salió redonda la última vez ganando
cinco escaños más que en las anteriores elecciones. Porque todos lo
sabemos: los inmigrantes han venido claramente a invadirnos. Diría más aún: los inmigrantes han venido a quitarnos nuestro trabajo. Y encima no contentos con ello saturan nuestros servicios públicos, sobretodo la sanidad y la educación. Y además lo que faltaba, que luego vienen aquí para delinquir, háyase visto tanto morro. Estas personas son poco menos que despreciables, y en especial los moros que se creen que pueden venir aquí a construir mezquitas y imponer el burka.
Da igual que no exista ningún estudio que confirme alguna de las afirmaciones que dictan una y otra vez desde los sectores más conservadores. De hecho da igual que los estudios indiquen precisamente lo contrario (el último de ellos, un estudio elaborado por la Caixa
que examina entre otras cosas la utilización de los servicios por parte
del colectivo de inmigrantes, con los siguientes datos: a pesar de suponer el 12% de la población actual tan solo un 5,6% son responsables de la utilización de servicios públicos)
porque en el juego político los datos son lo de menos, o si se usa
alguno, que sea por el bien del mensaje, independientemente de si se
tiene una información sesgada de la situación. Por conseguir un escaño,
o dos, o los que sean, toda demagogia al respecto es poca. Y lo peor de
todo: los mismos argumentos se repiten a lo largo de los años, situando
la amenaza siempre en el colectivo más débil, el que, precisamente,
tiene menos mecanismos de poder para defenderse. Es triste que funcione,
pero funciona, y muy bien, en tiempos de crisis.
PxC superó una
vez más con su vídeo por la candidatura de Igualada (o Igu-Al-Ada como
creen ellos que será en el futuro si no se hace un cambio radical en
dicha región) las cotas de lo que está permitido en política: todo. Creo
que pocas veces había visto un mensaje electoral que incitara de forma
tan descarada a la discriminación racial, y solo se puede calificar de maquiavélica la perversa mente que elaboró tan brillante guión.
No
puedo ocultar que cuando vi el spot electoral se me escapó una
exclamación no apta para estas líneas. Schopenhauer decía respecto al
arte de la discusión que de vez en cuando no quedaba fuera de
lugar recurrir al insulto, la descalificación y la ironía para desmontar
los argumentos del contrario. No lo haré, aunque no me falten ganas. Es una batalla casi perdida.
Es
desalentador pensar que por mucho que se elaboren múltiples estudios
sociales estos difícilmente puedan servir de nada cuando el contrario
juega con armas diferentes. La ciencia importa poco en la batalla
política. Pero desde el ámbito criminológico no se renunciará
nunca a expresar de la forma más objetiva posible cual es la situación
de la criminalidad. Es algo que ya nos viene de serie, nos
concebimos incapaces de faltar a la verdad. Y con un poco de suerte, y
mucha pedagogía, quizá nuestras conclusiones calen en el campo de la
política criminal.
Sebastián Betanzo, Ingeniería Industrial en busca de nuevos proyectos
Comparto la opinión de ustedes, y basta revisar la historia de Estados Unidos, donde gracias a una flexible política de inmigración (del siglo XIX al XX) ingresaron más de 40 millones de personas y que ha sido destacada como el factor determinante en el progreso que este país ha alcanzado.
Esperemos que en algún minuto las decisiones políticas tengan una mirada de largo plazo y no busquen la inmediatez y la simple permanencia en el poder.
Jose Manuel Servera Rodriguez, Políticas y Sociología
Gracias por tus comentarios Francisca. Como bien dices,a veces no deja de sorprender que la inmigración sea percibida como una amenaza, cuando en realidad una y otra vez se ha comprobado que generan más de lo que reciben en realidad. Esto no solo pasa en España sino en todos los países y desde tiempos casi inmemoriales. Es una lástima que el ciudadano no sea consciente de ello, pero lo que ya es más grave es ese juego político de ciertos sectores que, aún sabiendo de sus mentiras, continúen manipulando a parte de la masa social con demagogia que no solo roza sino que supera la pura propaganda. Es una irresponsabilidad por su parte, pero albergo la esperanza de que tarde o temprano la gente deje de creerse estos cuentos chinos.
Francisca Almeida, Artes
Me impresiona que la clase política y gran parte de la ciudadanía afronte la inmigración con un gran problema en vez de verlo como una gran oportunidad.
Una posición abierta y de control hacia la inmigración de extranjeros generaría un aumento en la población laboral activa (ayudando a solventar la estructura del sistema de pensiones), diversificación de industria, importación de conocimientos y una visión pluralista.
Pero como dices José, resulta más fácil cohesionar a la población en pos de un problema.