. Es el día del nacimiento del Padre Alberto Hurtado y ese fue el lema para la celebración de su día. En efecto, gracias a este grande de Chile, hemos aprendido que la caridad cristiana no es la limosna cariñosa, las moneditas que sobran en la chauchera o el gesto de buena crianza de personas educadas. “La caridad comienza donde termina la justicia” solía repetir este hombre de Dios. “Predicar sólo la resignación y la caridad frente a los grandes dolores humanos sería cubrir la injusticia. Resignación y caridad hemos de predicarlas siempre, pero simultáneamente el deber de luchar, con todos los medios justos, para obtener la justicia” dice en uno de sus discursos a universitarios.A partir del padre Hurtado, la ayuda a otro no es mera generosidad ni la oportunidad de ser “buena persona”. Se transforma en un imperativo urgente, un deber ineludible, una tarea cotidiana. No se trata de hacer solo el bien. Dejar de hacerlo es lo injusto y escandaloso.“El que no ama a su hermano no ha nacido de Dios», dice San Juan. “Si pretende amar a Dios y no ama a su hermano, miente. ¿Cómo puede estar en él el amor de Dios, si rico en los bienes de este mundo y viendo a su hermano en necesidad le cierra el corazón?” (1Jn 4,8) Abundan las citas bíblicas que nos recuerdan la esencial unión entre la justicia debida al prójimo y la fe. El padre Hurtado le recuerda a Chile que estamos aún en deuda con el mensaje evangélico al cual dice adherir una mayoría entre nosotros.Él pudo haberse contentado con dar buenos retiros y resultar “políticamente correcto” para su época. Un curita simpático, entrador, de buenas maneras, bonachón, solo piadoso. Se codeó con lo más granado del Santiago de su época y pudo quedarse ahí. Hasta que resultó incómodo. No se amoldó a lo que esperaban otros. Puso el dedo en la llaga. El mensaje cristiano siempre incomoda. Cuando nos resulta simpático, acogedor, relajante, dejó de ser cristiano.La fe es aliciente a darse más. Dice el Padre Hurtado “La fe es una luz que invade. Mientras más se vive, mayor es su luz. Ella todo lo penetra y hace que todo lo veamos en función de lo esencial. El que la sigue, jamás marcha en tinieblas. La fe nos hace ver que cada gota cuenta, que el bien es contagioso, que la verdad y justicia triunfan”. La fe es alegría. Por eso se le veía siempre con una sonrisa. “Contento, Señor, Contento”. Quien hace el bien, lleva a Dios en el corazón, sortea las mayores dificultades con esperanza y alegría.Hugo Tagletw @hugotagle