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La carta es una
invitación a reflexionar sobre los grandes temas que atañen a todos los
chilenos en vistas a construir un país más fraterno, justo y en paz. Se envía “"no
desde una actitud impositiva o normativa, ni desde el poder, sino que desde la
sencillez y la humildad”, como lo señaló Mons. Ezzati en la presentación. Es
así como la misma carta lo primero que hace es pedir perdón por los errores
cometidos.
Me quiero
detener en algunos aspectos. El común denominador y la óptica con que se debe
leer un documento eclesial es desde la perspectiva de la preocupación por todos
los hombres, todos los chilenos, en particular los más postergados, que no son
pocos. En efecto, si bien hay mucho que agradecer en estos lustros de progreso
y a una convivencia que lo ha hecho posible, también se debe atender a los errores
o falencias. Y es ese el objetivo de una carta como ésta. No se trata solo de
alabar o subrayar lo que ya sabemos sino llamar la atención sobre lo que falta.
De ahí a que se nos llame a todos a “trabajar en una profunda conversión de
nosotros mismos y de la Iglesia".
Chile se
encuentra, como lo subraya positivamente la carta, en "un momento muy
privilegiado" de su historia. “Estamos refundando el país y esto es muy
apasionante. De aquí a diez o quince años, es posible que hayamos dado un salto
cualitativo, que nos permita estar entre los países desarrollados y así poder
resolver los problemas mayores de justicia, trabajo, salud y una educación de
calidad para todos. La buena educación no consistirá sólo en acumular saberes,
sino también tener una moral sólida que haga posible la participación y
convivencia ciudadana. Tenemos que humanizar ese desarrollo y compartirlo entre
todos”, señala.
Y aquí se
encuentran algunos puntos para la reflexión. Nos alegramos del progreso y
desarrollo, pero se debe atender también a la mayor participación de todos en
la torta. Las claves son mejor educación y oportunidades. Como dice la carta
“no es comprensible que, con el nivel económico que hemos alcanzado, un
trabajador que tiene un empleo estable, esté por debajo del umbral de la
pobreza”. Hacer participar más a todos en este progreso, redundará en un bien
para todos. Todos ganamos con un país más integrador, donde las relaciones
económicas no sean fuente constante de conflicto, sino de complementación y
mejor participación. Una carta para la reflexión. Dese el tiempo para leerla.
Le hará bien.Hugo Tagletwitter: @hugotagletexto carta: http://www.iglesia.cl/cartapastoral2012/texto.php