No,
el título no es de mi cosecha propia, es el título de una novela
futurista de Philip K.Dick en la que está inspirada algo sui
géneris
la película “Blade
Runner”.
Habla la novela de un mundo en 1992 (La novela fue escrita en 1968)
en el que unos esclavos cibernéticos son sometidos por los humanos.
Estos androides huyen de una estación espacial debido a las
condiciones de vida que se dan en la misma y llegan a una Tierra
donde no existen animales ni vida vegetal debida a la “Guerra
Mundial Terminal” que derivó en un planeta post-apocalíptico en
el que impera un fuerte instinto de supervivencia. Las ciudades de
esta novela están marcadas por un fuerte caos y las enfermedades
provocadas por el exceso de radiación nuclear y la lluvia
radiactiva. La gente se ve obligada a emigrar para sobrevivir y las
autoridades están fundamentadas en una serie de cazarrecompensas que
capturan a los androides fugitivos.
Extrapolando
situaciones, pasando por alto el ambiente tremendista de la novela y
mutatis
mutandis
en las circunstancias propias de la ciencia ficción, se podría
establecer un paralelismo con la situación actual en la que se ven
fotos en las que la gente, llegando a un nivel de desesperación
impensable hasta hace poco, rebuscando en los cubos de basura algo
que llevarse a la boca o escudriñando entre las partidas desechadas
de los supermercados. El gobierno actual, haciendo un ejercicio de
imposición ideológica, acaba poco a poco con los derechos sociales
que tanto costó instaurar dejando constancia de lo que algunos ya
sospechábamos, que es su enemistad con todo lo que huela a público,
todo lo que no reporte algún margen financiero. Esto no es una
característica exclusiva del PP, no hay más que ver lo que ocurre
en Cataluña con el señor Mas donde los recortes son aun más
salvajes, creando un clima que favorece el deseo independentista que
ha copado los medios en las últimas fechas. Sólo hay que estar
atentos a si se lleva a efecto finalmente o se curará la pataleta en
cuanto la comunidad reciba los cinco mil millones de la ayuda
solicitada.
Por
supuesto no se puede culpar al PP de la situación económica actual
así como no se puede culpar al anterior gobierno, pero sí de los
acontecimientos sociales que se están sucediendo y que aparecen en
las aperturas de los informativos. Máxime teniendo en cuenta que en
los meses previos al 20N se vendieron a sí mismos como la solución
definitiva a la situación aludiendo a lo bien que sentaría el
cambio a la imagen de España, esa España que había que dejar que
se hundir para que los salvapatrias la hicieran resurgir, dando otra
muestra de ese patriotismo basado exclusivamente en la vexilología.
Todo
está derivando en una situación que se prevé insostenible, la
gente está cada vez más desesperada y la brecha social se hace cada
vez más ancha, lo que se está aprovechando para enviar mensajes
demagógicos sobre la conveniencia del recorte de los ingresos de los
políticos llegando a insinuar la multiasalariada señora Cospedal
que los representantes públicos trabajen por amor al arte, es decir,
gratis (sí estoy de acuerdo en que habría que revisar algunas
prebendas que se les concede). Usted al leer esto puede pensar “claro
que sí, que no ganen un duro haciendo política”, lo que no habrá
pensado usted es que si no se gana un salario al hacer política,
¿quién se dedicará a hacer política?; exacto, los que no
necesitan de la política para ganarse la vida, o sea, los ricos.
Seguramente
alguien querrá hacer paralelismo de esta situación con algún alto
cargo del Partido Socialista y seguramente será comparable en el
plano personal, pero como muestra un botón: el partido a suspendido
de militancia al alcalde de Ourense por estar imputado en causa
judicial, otras formaciones presentan a sus imputados a los
ayuntamientos y administraciones locales a gestionar el dinero
público.
Hugo
Roig Montesdeoca, escritor y miembro del PSOE de Telde.