Cecy Valerio
EL GOZO DE PERDONAR.
“¿ Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la
vida? Perdona.” Henri Lacordaire F. D.
Dos de mis alumnos de primero de secundaria se me acercaron peleando el
uno con el otro y dándome la queja de las ofensas que según ellos se habían
intercambiado. Ambos coincidieron en una frase : “Esto no se lo voy a
perdonar”. Los miré y les dije: “No puedo
pedirles que se den un abrazo y que lo olviden. Los dos están muy enojados.
Pero yo sí les puedo dar un abrazo a los dos”. Como si hubiera sido un bálsamo,
uno de ellos sonrió y al otro se la razaron sus ojos. Luego se fueron en santa
paz. Esperaban de mí una justicia punitiva, no una justicia reconstructiva. Cuando
se calmaron, estuvimos en posibilidades
de solucionar el problema.
No sólo las religiones consideran
al perdón como una herramienta para
sanar nuestro interior, sino que la
psicología sostiene que es una oportunidad de crecimiento, apuntando desde el
reconocimiento de nuestras heridas, hasta la liberación del dolor que éstas
produjeron. Perdonar no es olvidar, es liberarnos del dolor. Tal liberación
abre las puertas para seguir adelante.
Aunque perdonar es un don y un regalo que nos hacemos a nosotros mismos, no es algo
instantáneo ni fácil. Es difícil aceptar y trabajar los sentimientos que se
esconden después de la ofensa, tales como la ira, el dolor, el odio o la vergüenza. Negarlos, es seguir en el mismo círculo
vicioso y no llegar a ninguna
parte. Por eso nos resulta difícil
cuando alguien nos dice: “Tienes que perdonar en este instante”.
No se trata de enjuiciar los sentimientos ni moralizarlos, recordemos
que no son buenos ni malos, sino de buscar
la manera más sana para manejarlos y no salir perjudicados ni perjudicar
a nadie. A partir de ahí, podemos empezar el proceso del perdón y de ser
posible, de la reconciliación. Si en ese momento hubiera castigado a uno de los
chicos, le brecha del resentimiento se abría ensanchado.
¿Y qué es el perdón? Luis Valdez Castellanos s.j. , es su libro “El gozo
de perdonar” explica que es importante definir lo que NO es el perdón, ya que
existen ideas equivocadas que lo obstaculizan y lo impiden. Para iniciar, dice
que el perdón no significa olvidar: El olvido de una ofensa o herida no depende
de tu voluntad. El olvido puede venir o no, pero cuando ya perdonaste ese
recuerdo no te afecta gravemente. Liberaste el dolor.
El perdón no significa renunciar a que se haga justicia: La justicia se
tiene que vivir para que exista sana convivencia en la sociedad; No es tolerar
a que te lastimen: No por perdonar a alguien tienes que tolerar que te siga
lastimando; Perdonar no es hacer como que todo va bien cuando sientes que no es
así: Una frase recurrente “lo dejo así para llevar la fiesta en paz”, al final
de cuentas ,ni hay fiesta, ni hay paz( sobretodo, paz interior); No es adoptar
una actitud de superioridad: Juzgar a
los demás( ellos los malos, yo el bueno). El perdón no es arrogancia.
Lo que sí es el perdón.
El perdón es, en primer lugar, hacerse el favor a uno mismo. Mientras no
perdonamos, llevamos tremenda carga de sentimientos negativos como la ira y
rabia. Esta guerra interna provoca mal estar y hasta enfermedad. La otra
persona, el ofensor, a lo mejor ni se acuerda de su falta, o bien, no lo hizo
intencionalmente o ya se perdonó y se arrepintió.
El perdón es una decisión, un proceso. No es algo espontáneo, sino
querido con anticipación; También es ver más allá de los límites de la
personalidad de la otra persona. Verla
en su conjunto como un ser que se equivocó pero que tiene cosas positivas.
Vivimos en una sociedad excluyente, hostil e intolerante. Eso nos arrastra y
vemos sólo lo negativo de las personas.
Perdonar es un camino, un proceso que nos pide cambiar constantemente y
es mirar de frente al mal, reconocerlo y enfrentarlo con amor. Seguro que no es
nada fácil. Hay heridas muy hondas que impiden iniciar el procesos en sus
diferentes etapas, como la negación,
el dolor, la rabia, la aceptación, el perdón y el aprendizaje.
Perdonar es liberarte del pasado, es crecer y es una manera de amar.
Como personas decidimos, con soberana libertad, perdonar la vida, a los demás y
a nosotros mismo; Perdonar es conseguir la paz: Qué mundo tan diferente sería
éste sin tanta hostilidad, guerras y violencia. Sólo recordemos que la paz
global comienza con la paz en los corazones de cada uno de nosotros.
Señala Luis Valdez que dar y recibir perdón posibilita la
construcción de familias y una sociedad
realmente fraternas, a la manera del Reino de Dios. Sin perdón mutuo no
podremos llegar muy lejos como humanidad y eso lo estamos viendo en nuestra
historia cotidiana. Perdonar es ir transformando la realidad que vamos pisando
(S. Ignacio de Loyola). Perdonar es un
regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Por tu BIEN SER Y BIEN ESTAR, bien
vale la pena. Les mando un abrazo fraterno, como el que se dieron estos alumnos
míos cuando decidieron perdonarse.