Algunas reflexiones sobre el descubrimiento de la partícula de Dios. Bosón de Higgs

 

. En efecto, esa es una de las primeras lecciones relevantes. Al margen de los aciertos científicos, surge como lección ejemplar el mancomunado esfuerzo invertido en esta aventura: la unidad del hombre, a pesar de las diferencias, puede lo imposible. En este estudio participan más de 10 mil científicos de decenas de naciones: distintos idiomas, idiosincrasias, intereses. Todos embarcados en una tarea de altísima complejidad. Se han comprometido en este sueño una serie de pueblos que, hasta hace unos decenios, estaban peleados a muerte. Una buena lección para el resto del mundo. Se aprecia aquí que la búsqueda de la verdad, del crecimiento científico puede más que las diferencias mezquinas.Lo segundo que se puede colegir de este experimento que éste, como tantos otros, nos desnudan en nuestra pequeñez y dependencia de un ser absoluto. La búsqueda de la ciencia confirma una lógica escondida: que todo tiene como centro un solo ser creado: el hombre. Entre más escudriñamos el espacio infinito, tanto hacia fuera de nosotros como en su misterio infinitesimal; entre más tratamos de hurgar en sus pliegues, tanto más pequeños nos sentimos pero, a su vez, tanto más se revela que todo apuntaba a la creación de un ser inteligente, único e irrepetible, cada uno de nosotros. Fuimos queridos desde toda la eternidad, para buscar a Dios y amar a los hombres. No somos producto del acaso. “Dios no juega a los dados” diría Einstein. La intuición, iluminada por la fe, nos indica que todo se pensó desde siempre para que surgiera aquí, un rincón de vida.Opiniones de grandes físicos como Newton o, más contemporáneo a nosotros, Einstein, llevan  reflexiones semejatens. De Einstein es la famosa frase “Dios no juega a los dados con el hombre” ni, por ende, con el Universo. Detrás de la creación sí habría un principio rector, voluntario y consciente, que dio inicio a ese proceso irreversible con el cual comenzó “todo”.Newton, siglos antes, sostuvo que el Universo debió haber sido diseñado por “Alguien” pues no pudo haberse creado a partir del caos. La ciencia ha dado un gran paso en descubrir la así llamada “partícula de Dios”, pero seguimos ante la pregunta del “inicio” del todo, la que quizá no se desvele nunca.Es la ¿última? pieza de un rompecabezas hasta ahora incompleto de la física de las partículas. Hay que recordar aquí que este experimento buscó recrear las condiciones que prevalecieron en el universo en las milésimas de segundo luego del “Big Bang”, la explosión misteriosa que dio inicio a todo lo existente, no lo que ocurrió segundos antes. De eso, no lo sabremos nunca.Por último, entre más nos adentramos en su urdimbre y trama, tanto más misteriosa y fascinante se presenta la posible respuesta por el comienzo de todo. Cabe aquí una afirmación del mismo Einstein: “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”.Benedicto XVI señaló en su discurso en Ratisbona: “Las cuentas sobre el hombre, sin Dios, no cuadran; y las cuentas sobre el mundo, sobre todo el universo, sin Él no cuadran. Quedan dos alternativas: ¿Qué hay en el origen? La Razón creadora, el Espíritu creador que obra todo y suscita el desarrollo, o la Irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente un cosmos ordenado de modo matemático, así como el hombre y su razón. Esta, sin embargo, no sería más que un resultado casual de la evolución y, por tanto, en el fondo, también algo irracional”. Entre más hurgamos en la creación, todo pareciera indicar misteriosamente que “en el origen está el Verbo eterno, la Razón y no la Irracionalidad”. No somos ni podemos ser producto del acaso. La célebre frase de Einstein, “Dios no juega a los dados”, parece justamente confirmarse tras cada tentativa de dejarlo de lado, tras cada avance científico, confirmación que todo se pensó desde siempre para que surgiera aquí una vida única.La afirmación de un simple “azar” para explicar la creación, solo dejar abierta la pregunta que sigue inquietando al hombre desde siempre: ¿Por qué la creación y no la nada? ¿Por qué “ese” azar y no otro? Todo lo existente “pudo no haber sido” y, aún más, pudo no mantenerse en la existencia. De hecho, si se atiende a lo que la ciencia dice hoy sobre el frágil y misterioso equilibrio del Universo, resulta tanto más fascinante que existamos. Es más, que exista vida y vida inteligente, es un hecho “extraordinario”. La probabilidad de que confluyeran tantos variadísimas componentes para permitirla eran escasísimas. Y se dieron. Y, contrario sensu, son muchísimas las variables que podrían confluir para que todo desaparezca y, sin embargo, la creación se mantiene – como un fino reloj – en movimiento y en la existencia. Afirmar que “Alguien” estuvo y está detrás de su creación y continúa presente en su conservación resulta entonces del todo legítimo. En fin, incluso la posibilidad de un azar supone ya “elementos”, condiciones, prediseñadas que no se pueden desconocer. Solo queda seguir asombrándose ante la evidencia de que, detrás de ese “ordenado y fascinante caos” que es el Universo conocido, hay una voluntad escondida. Una afirmación y respuesta más que plausible y lógica ante el misterio inconmensurable en que existimos.Hugo TagleProfesor UCTeología y LetrasTwitter: @hugotagle

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