.
Sin embargo otra es la realidad hasta ahora, ya que esta también presente el
cambio climático.
El Cambio Climático Global, es una modificación que le es atribuida directa
o indirectamente a las actividades humanas que alteran la composición global
atmosférica, agregada a la variabilidad climática natural observada en periodos
comparables de tiempo (GCCIP, 1997). Actualmente, existe un fuerte consenso
científico que el clima global se verá alterado significativamente en el siglo
XXI, como resultado del aumento de concentraciones de gases invernadero tales
como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos
(Houghton et al., 1990, 1992 ). Estos gases están atrapando una porción
creciente de radiación infrarroja terrestre y se espera que harán aumentar la
temperatura planetaria entre 1,4 y 5,8 °C para el año 2100, lo que
representa un cambio rápido y profundo (UNFCCC, 2008 ). Aún cuando el aumento
real sea el mínimo previsto, será mayor que en cualquier siglo de los últimos
10.000 años (UNFCCC, 2008). La razón principal del incremento de la temperatura
del planeta se encuentra atribuido al ser humano y su desarrollo industrial; en
particular, la combustión de cantidades cada vez mayores de petróleo, gasolina
y carbón, la tala de bosques y algunos métodos de explotación agrícola (UNFCCC,
2008). Además de los cambios en la temperatura, se han proyectado cambios en
los patrones de precipitación, aumento del nivel del mar (entre 8 y 88 cm)
e intensificación de eventos climáticos extremos, tales como fuertes
precipitaciones, inundaciones, olas de calor, sequías, entre otros. Lo anterior
se estima que traerá como consecuencia la erosión de bordes costeros, aparición
explosiva de plagas, daños en cultivos y en la biodiversidad, déficit del
recurso hídrico y búsqueda de nuevas alternativas energéticas (CONAMA, 2006).
En América Latina, la variabilidad climática y los fenómenos extremos están
afectando gravemente la economía de los países desde hace algunos años. Se han
informado fenómenos meteorológicos altamente inusuales, como la intensa lluvia
en Venezuela (1999, 2005), las inundaciones en la Pampa Argentina (2000-2002),
la sequía del Amazonas (2005), las tormentas de granizo en Bolivia (2002) y en
la zona del Gran Buenos Aires (2006), el huracán Katrina, sin precedentes en el
Atlántico Sur (2004).
El incremento en las precipitaciones en el sudeste de Brasil, Paraguay,
Uruguay, las Pampas Argentinas y algunas partes de Bolivia han tenido impactos
sobre el uso del suelo y el rendimiento de las cosechas, y han aumentado la
frecuencia e intensidad de inundaciones. Contrariamente, se ha observado una
baja en las precipitaciones al sur de Chile, al sur-oeste de Argentina, el sur
de Perú y el oeste de América Central. Se observan aumentos de aproximadamente 1°C en
la temperatura de Mesoamérica y América del Sur, y de 0,5 ° C en Brasil. Como
consecuencia de los aumentos de temperatura, la tendencia de retroceso glaciar
se ha vuelto crítica en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador, donde la
disponibilidad de agua ya ha quedado comprometida, ya sea para consumo humano,
usos agrícolas o para la generación de energía hidroeléctrica.
Los efectos combinados de la acción humana y el cambio climático han dado
lugar a una continua disminución de la cubierta vegetal natural a tasas muy
altas. En particular, las tasas de deforestación de los bosques tropicales han
aumentado durante los últimos 5 años. Hay pruebas de que la quema de biomasa
puede cambiar las temperaturas regionales y las precipitaciones en la parte sur
de la Amazonía y afectar la calidad del aire con consecuencias para
la salud humana.
Una buena oportunidad de generar resultados útiles y generalizables para
las comunidades dentro de las cuencas son aquellas que se relacionan con el
manejo del recurso agua (respecto de su cantidad y calidad), su accesibilidad
por parte de los usuarios; también se toma en cuenta la diversificación de la
agricultura, el uso sostenible de los recursos forestales y los procesos
organizacionales y de aprendizaje, el reto de caminar hacia una Gestión
Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) con enfoque de cambio climático, se
plantea como el marco referencial, que parte de los aspectos biofísicos y los
socioculturales para terminar en la identificación de oportunidades y opciones
para los factores: agua, agricultura, energía, ecosistemas y gente que se basan
en las siguientes alternativas: (1) Manejo del recurso agua: disponibilidad de
agua en el contexto de variabilidad de la distribución de precipitación; (2)
Adaptación y manejo sostenible del agua en todos sus usos; (3) Ecosistemas
Altoandinos: el grado de influencia de su influencia en el balance hídrico; y
(4) Procesos de Gobernanza del Agua – (organizacionales y de aprendizaje de
grupos humanos): Como la escasez de agua puede influir en las decisiones
políticas de la región y como tomar decisiones concertadas para satisfacer las
necesidades del recurso para todos los usos.
Entonces hay que poner manos a la obra, pero en pos de resultados
concretos, no solamente en base a discursos y acuerdos banales que no protegen
nuestro ambiente del peor enemigo del hombre: el mismo hombre.