Los dos puentes. Sobre la construcción del puente Chacao en Chile y la situación de jóvenes en riesgo social.

Una carta a un medio nacional del director de Maria Ayuda Chile me dió que pensar y motivos para esta columna. El P.Francisco Pereira hace mención de dos noticias con mucho en común: la potencial construcción de un puente sobre el canal de Chacao y un informe de la Contraloría que habla de más de seis mil menores esperando atención en el Sename, por falta de recursos económicos.

 

. El P.Francisco Pereira hace mención de dos noticias con mucho en común: la potencial construcción de un puente sobre el canal de Chacao y un informe de la Contraloría que habla de más de seis mil menores esperando atención en el Sename, por falta de recursos económicos.
La primera es una buena noticia; la segunda no. Apoyo la construcción del puente. Caminos son progreso. Ahora quizá no lo notemos, pero con el tiempo, aumentará el flujo vehicular – producto de su existencia – y nos arrepentiremos de no haberlo hecho más grande. Así somos. El puente del Chacao traerá muchos beneficios. Pero también como país debemos tomar conciencia del drama de menores que se encuentran en el más absoluto de los desamparos. En efecto, señala el P.Pereira: “El costo anual de atender a estos niños, no superaría el 5% del costo del anunciado puente. La rentabilidad social, en este caso la dignidad, será infinitamente mayor que la del puente”. Sacar niños de la pobreza es un bien que repercute positivamente en toda la sociedad. No es caridad; es inteligencia. No es “un asunto de fe”: es apostar por una sociedad inclusiva, ahorrarnos problemas sociales y ser todos más felices. Mirelo así: quienes somos ahora felices, ¡lo seremos aún más! Niños integrados son un aporte; no un problema.

Señala el Director de Maria Ayuda: “A todos los que trabajamos en esta causa, nos produce un inmenso dolor saber que miles de niños en riesgo psicosocial queden fuera del sistema de protección. También preocupa que otros miles dentro de él vivan en condiciones y atención profesional precarias, precisamente por la falta de financiamiento. Se requiere una decisión de Estado respecto de los adecuados programas como los que María ayuda y otras tienen a su cargo”.

En efecto, debemos tomar “el toro por las astas” y abordar este drama con responsabilidad. No basta la caridad. Es un asunto de justicia y sentido común. Hoy no hay mejor inversión social para prevenir la drogadicción, el alcoholismo y la delincuencia juvenil, que invertir en programas de prevención y reparación psicosocial; hogares que permitan acoger a estos niños y darles una oportunidad de inserción social, laboral y familiar.

Los puentes como el del Chacao ayudan a una mejor conectividad. Son necesarios. Pero los puentes de humanidad y dignidad crean vínculos entre nuestros mundos: el de esos 6 mil menores en riesgo social y nosotros. Esto hará que nuestro país segregado se encuentre de verdad.

UNETE



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