27/02/2010, la responsabilidad política y testimonios desde la sociedad civil
.
La fiscal a cargo de establecer
las responsabilidades por la alerta fallida de maremoto el 27 de febrero de
2010, Solange Huerta, solicitó al Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago
formalizar por cuasi delito de homicidio a ocho personas, entre los que se
cuentan el ex subsecretario del Interior, Patricio Rosende, y a la ex directora
de la Onemi, Carmen Fernández, además del ex director del SHOA comandante Mariano
Rojas.
En el blog de periodismo independiente,
a pocas horas de la catástrofe, pedíamos a gritos que la Presidenta nombrara
los Jefes de Plaza, ya que los saqueos eran un segundo tsunami que arrasaba las
poblaciones y la gente se organizaba en piquetes para defender sus barrios. Esa
falta de decisión ha quedado como una irresponsabilidad de las máximas
autoridades constituidas en esos momentos en la ONEMI para tomar las riendas de
la emergencia. Pienso que esas notas ciudadanas, en ese contexto cargado de emotividad,
cobran hoy valor testimonial a la distancia y son elementos que ayudan a
mantener una lectura relativamente certera y objetiva sobre lo que ocurrió esa
madrugada del 27 de febrero y los días siguientes.
La opinión pública conoció el video de Don Jorge
Tapia, quien registró lo ocurrido esa madrugada en ese Gabinete de crisis que
se constituyó en la ONEMI, presidido por la Jefa de Estado, Presidenta de la
República Michelle Bachelet. Como la ex mandataria es la candidata de la
oposición para las próximas elecciones, la objetividad ha pasado a ser la primera víctima del debate, pues el
principio es que la responsabilidad no se delega aunque sí la autoridad y quien
tenía el mando sobre los funcionarios de gobierno como sobre las fuerzas
armadas era la Jefa de Estado. En aras de una verdad histórica es conveniente,
por lo mismo, recrear esos momentos inmediatos a la catástrofe, cuando desde la
ciudadanía, se reclamaba conducción efectiva de la crisis, que las autoridades
tomaran las decisiones que aconsejaba el sentido común y la experiencia en
situaciones similares.
Creo oportuno traer
a la palestra para una lectura masiva, esas notas escritas en las horas
siguientes a la tragedia, para que se perciba la impotencia que sentimos los
ciudadanos ante la ineptitud demostrada por las autoridades. Hoy, dos años
después, el proceso judicial comienza a aclarar los hechos. Quiero aprovechar
esta tribuna para dejarles las notas y comentarios que escribimos y recibimos
como tribuna independiente, en medio de la tragedia.
“Responsabilidades por manejo de crisis, saqueos y
lentitud en ayudaEsta nota a 5 días del megaterremoto.Trancas ideológicas del gobierno y su impericia en el manejo de la crisis, retardaron
36 horas la decisión de sacar a los militares a terreno y fijar el Estado de
Catástrofe, todo lo cual debió firmarse a las pocas horas del terremoto y
tsunami. No dar la alerta y peor que eso , descartar que ocurriría un tsunami, causó la
muerte de decenas o cientos de personas y de eso habrá que
exigir las responsabilidades políticas, penales y civiles que corresponda, lo
cual no se tapa con la necesaria campaña de ayuda a la que todo Chile está
abocado.
Desde el inicio de la crisis, como consta en este artículo, manifesté por los
medios disponibles (twitter – Facebook) , que se debía actuar con mayor
decisión. Observar los saqueos en primer plano embroncó el alma, ya que pasaban
las horas y la actitud irresoluta hacía más terrible la tragedia.
En Facebook abrimos un grupo “Catástrofe en Chile: mano dura con el pillaje y
saqueos”, que ha canalizado la percepción de impotencia que se
ha vivido, por las noticias que recibíamos de nuestros amigos y colegas de la
zona devastada, donde se ha vivido la ley de la selva.
La gente esperaba que se trabajara en forma pareada con los futuros
ministros y subsecretarios del próximo gobierno. Era una medida de
Estado y de sentido común. Pero, nada. La soberbia en ristre hasta el último
minuto.
Ahora, en el quinto día después del
desastre, un gobierno que está por apagar la luz y cerrar la puerta,
pretende una acción mediática de última hora “una Teletón” para juntar
fondos para la emergencia, como si la caridad de los chilenos pudiera suplir lo
que debió haber sido una rápida y eficaz respuesta del Estado. Pero hubo
lentitud en disponer los recursos del Estado para cubrir las necesidades primarias,
de sobrevivencia de la gente, porque no
se puso fuerzas militares a organizar la red que hoy canaliza la demorada
ayuda.Pienso que la gente está cansada de shows y de
acciones mediáticas sensibleras y quiere trabajar en serio, para lo cual
organismos como la Cruz Roja, los Bomberos, jóvenes voluntarios de muchas
universidades, variadas ONG están en terreno, con energías propias y sin
esperar que la farándula y autoridades cuyo ciclo se cerró, quieran hacer de
esto un evento mediático, cuando en lo que les correspondía hacer han sido tan
incompetentes e irresolutos.
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Una mirada libre a nuestro entorno
Publicado por Periodismo Independiente, 4 de
marzo de 2010 Tribuna ciudadana en 11:54”
“7 de marzo de 2010Un cambio moral a partir de la tragedia.Hemos vivido el mayor cataclismo desde 1960. El
manejo de la crisis en esta oportunidad no funcionó con la rapidez debida, hubo
una actitud dubitativa cuando había que actuar de manera corajuda. Toda la
institución de emergencia falló por haber sido mal organizada, por no respetar
los protocolos, por intromisión política en momentos extremos, en que se
jugaban las vidas contra el tiempo.36 horas para organizar la seguridad y la
canalización de ayuda con apoyo de las fuerzas armadas es un hecho que no
admite disculpas. La reacción posterior que ha puesto un sello de unidad hacia
el futuro, no debe limitar las necesarias investigaciones que permitan exigir
responsabilidades y enmendar errores de personas o instituciones. Cientos de
muertos y desaparecidos son un costo que nadie puede minimizar.Ha sido loable que la PDI haya perseguido
a los saqueadores, que la Justicia aplique la ley de la manera más enérgica,
que los militares hayan permitido recuperar el orden y los bolsones de anarquía
de las primeras 36 horas.Un cambio profundo en el alma del chileno
que no se debe farandulizar. Porque una sociedad individualista no funciona en
momentos extremos de sobrevivencia. Porque allí se necesita del vecino, del
prójimo, esa persona a la que quizás antes del sismo ni saludabas, ni
conocías. Es un cambio moral que debe potenciarse para que entremos a
correcciones frente a esta experiencia extrema.La solidaridad es una actitud mucho más de
lo bueno que fue recolectar y donar haciendo uso de ventajas tributarias. Es
mucho más que todo los que nos mostró la campaña de Anatel y Don Francisco,
donde nuestra autoestima como país se potenció indudablemente. Pero, para
avanzar hacia un país más fraterno es necesario un nuevo ánimo que capitalice
los gestos de apoyo mutuo, de ayuda sin retribución, de heroísmo silencioso y
anónimo.Además, exige reponer la credibilidad en
el Estado, para recuperar un sentido de protección, un sentido de pertenencia,
un sentido de nación que está empoderada como sociedad civil, con
desconcentración del poder en los territorios interiores, con un término del
centralismo inoperante que se observó en esta catástrofe.Los piquetes de autoayuda, vecinos que se
organizaron ante la amenaza de pillaje, la ayuda mutua para sobrevivir en medio
de la catástrofe, le cambiarán la mentalidad a mucha gente. Porque el remezón
moral y ético muestra que hay que recuperar el tejido social. Hay que desideologizar el futuro, en términos
de características de fondo del ser nacional, donde Chile se integra de
distintos, de civiles y militares, de funcionarios públicos y de historias y
visiones diversas.El país mediático, donde los políticos viven
con la obsesión de la imagen, donde son capaces de manipular
comunicacionalmente para tapar aquellos hechos urticantes, ha cerrado un ciclo
en este terremoto y maremoto. No quiere Chile un gobierno que venda una imagen
país, Chile quiere dar contenido real a un proyecto país que sea inclusivo,
diverso, humano, real, de carne y hueso, donde la verdad sea una bandera
constante. Que las regiones crezcan, que manejen sus presupuestos de
reconstrucción y que sea la gente organizada por barrios, manzanas, cuadras,
esté construyendo una soberanía popular efectiva, con un estilo de redes
sociales donde saludamos al vecino, mantenemos con ellos planes
antidelincuencia, planes de contingencia frente a catástrofes.Si hemos aprendido o estamos aprendiendo,
el repudio a la delincuencia que saqueaba y asaltaba a los damnificados, el no
justificar su estilo depredador ni aceptar el garantismo que la ha protegido,
el exigir por consenso mano dura, marca también un requerimiento de cambio
ético en la sociedad.Lo cual se extiende a los delincuentes de cuello y
corbata que, corruptelas mediante, estafan criminalmente a las familias, con
malas edificaciones, que ponen en riesgo la vida de personas y deben responder
por ello, a la vez que debe reponerse la fiscalización obligatoria de la
calidad de la construcción en Chile.7 de marzo de 2010.
Una mirada libre a nuestro entorno”
“DOMINGO 7 DE MARZO
DE 2010Una larga experiencia en terremotos.Para el cataclismo de 1960, el 20 de mayo de 1960,
yo tenía 10 años, en el barrio las mujeres lloraban, se juntaba víveres y ropa
de abrigo para enviar al sur devastado por un gran maremoto. Recuerdo estar
junto a mi abuela en la ventana que daba a la bahía y verla llorando
desconsolada mientras escuchaba la radio. No teníamos parientes en la zona de
catástrofe, pero el llanto de doña Blanca Laura era desgarrador.
El terremoto de 1965 fue casi a mediodía,
estaban cocinando y era domingo. Lo viví adolescente en la casa quinta
donde nos habíamos mudado y que estaba llena de árboles, perales,
olivos y eucaliptos. No nos pasó nada y recuerdo el gran tierral que
oscureció a Valparaíso. Al lado de la Catedral, en calle Pedro
Montt, estaba la funeraria Forlivesi. Una cornisa se desplomó sobre las
piernas de un hombre gordo y nadie pudo hacer nada por él y el Vea,
periódico famoso por su sensacionalismo reporteó su agonía y su muerte,
allí en plena calle Pedro Montt.
Era el gobierno de Frei Montalva y todos los
jóvenes concurrimos a la recolección de ayuda para los damnificados. Apareció
por vez primera la mediagua y muchos terrenos fueron tomados para instalar, a
través de la Promoción Popular, campamentos precarios, que con el tiempo
quedaron como definitivos. Los barrios iban cambiando tras cada terremoto, se
alivianaban las murallas y surgían estas poblaciones nuevas, con casas de
madera y media agua. Había casa prefabricadas de mayor precio que tenían dos
aguas y eran como las casitas que uno ilustraba en las tareas de la primaria.
En julio de 1971 viví mi mayor experiencia en
materia sísmica. Tenía 21 años. Era funcionario público y trabajaba en
Santiago. Pasadas las 23 horas yo venía de Santiago en un auto amplio de
la Dirección de Turismo y venía entrando a Valparaíso por calle Yungay.
Estábamos frente al Banco del Estado, cuando se viene el terremoto, algo
más de 7 grados. Recuerdo que iba a bajarme del auto que saltaba y el
chofer me retuvo diciendo que era muy peligroso bajar en la oscuridad.
Providencialmente, a instantes casi del sismo, pude llegar a casa de mis
suegros y mis padres que estaban preocupados por mí que estaba en la
capital. Un gran alivio y providencial llegada a la ciudad. Luego de
saludar y tranquilizar, comprobando que no había daños ni desgracias que
lamentar, a las 01 AM me había presentado a la Intendencia para ponerme a
disposición de la emergencia como Administrador Público. Me asignaron a la
cuestión logística, a cargo del transporte para rescate de
damnificados y transporte de ayuda. Trabajábamos en la antigua
Intendencia, que desde Septiembre de 1973 pasó a la Armada.
La reacción fue inmediata. Llegaban los camiones a
ponerse a disposición. Había muchos en el área portuaria que pasaban a trabajar
en la emergencia y les entregábamos vales de combustible y a cada vehículo le
asignábamos un grupo de voluntarios, que eran scouts, voluntarios de secundaria
o de las federaciones universitarias.A las 3 de la madrugada habíamos abierto cuatro
albergues y comenzábamos a evacuar a pobladores de los cerros más dañados. 15
días duró la emergencia hasta reubicar a la gente en campamentos que se
convertirían en zonas residenciales en las zonas altas de Viña y Valparaíso. No
hubo indecisión alguna. El Gobierno de Salvador Allende ordenó la emergencia
con la Armada de Chile en Valparaíso y Viña y con Carabineros y el Ejército en
Aconcagua, La Ligua y Petorca. Los universitarios desde el primer minuto se
sumaron como voluntarios a través de las Federaciones y en la Intendencia, esa
unidad de transporte, dirigía y daba ruta a las brigadas de rescate, , para
evacuar familias en peligro y llevar la ayuda a los pueblos del interior.Al igual que ahora, ese sismo dio un respiro de
unidad al gobierno y todos trabajábamos con gran mística. Todo el norte chico
hasta Chincolco estaba por el suelo y allí los jóvenes se instalaron a levantar
mediaguas con los pobladores, trabajando con ellos, haciéndolos protagonistas
de la reconstrucción de viviendas y limpieza de escombros. Para septiembre de
1971 ya había un sistema ordenado con viviendas de madera reemplazando el viejo
adobe de los pueblos del norte chico.
En marzo de 1985, gobierno militar, vivimos
el terremoto de San Antonio y Valparaíso. Teníamos nuestros tres hijos y
yo trabajaba en la Universidad. A nuestra casa del cerro Polanco,
construida en 1980 no le pasó nada y comprobó su calidad hasta el día de
hoy. En esa época la organización de los vecinos en comités de deudores
habitacionales permitió repactar y reprogramas los dividendos en el marco
de los planes de reconstrucción.
En los barrios se potenció la vecindad, se
compartía el agua que llegaba en camiones aljibes, se compartía, se cuidaba a
los niños para que no corrieran peligro en las sucesivas réplicas, la gente se
unía frente a la desgracia.
El terremoto de 2008 en Tocopilla me
sorprendió en una reunión de Zicosur en Antofagasta. Recorrí Tocopilla y
la destrucción fue mayúscula. Y en la campaña inmediata de emergencia y
reconstrucción se apreció la existencia de problemas políticos, pues en
vez de canalizar la ayuda por la Intendenta, se la sacó del cargo para que
otros actores vinieran a la zona a organizar la recuperación de la ciudad
de Tocopilla.
Una mirada libre a nuestro entorno
Publicado por Periodismo Independiente, Tribuna
ciudadana en 23:083 comentarios:
1.
AnónimoMar 8, 2010 06:46 AM
Hernán:
Este año para mi ha sido terrible, como te conté justo el día de la publicación
de tu libro estábamos enterrando a mi viejito, falleció a los 91 años. En su
vida pasaron muchos terremotos, el de Chillán, el de Valdivia, cuando le tocó
ir para allá como marino a ayudar y sacar cadáveres, él nos contaba que tenía
que sacar a las personas, y a mi justo me tocó el terremoto en Quirihue su
pueblo natal que el tanto quería y todos los años en verano nos preparábamos
para ir, ahora varias piezas desaparecieron, pero donde el dormía ni una teja
se corrió.
Las tres casas de alrededor se cayeron. Yo estaba con las nietas, nuera e hijo,
ya que el sábado regresábamos a Santiago, fin de nuestras vacaciones.
En el mejor y profundo de nuestros sueños, llegó aquel inesperado terremoto
grado 8,8, en el primer remezón, estuvimos rescatando a los 4 niños, cuando
Alvaro mi hijo abre la puerta y grita salgaaaaaan¡¡¡¡
Pero había uno que es Daniel con su sueño profundo no salía, todos lo
gritábamos hasta que salió y se empiezan a caer los adobes todos encima de las
camas, gracias a Dios nos salvamos, estaba oscuro, el vecino más próximo estaba
lejos, tú sabes como están las casas en los campos de Chile, pero con gritos
nos comunicamos y un alivio tremendo que estaban a salvo, las niñas y niños
durmieron en el auto y yo esperando que amaneciera para emprender el regreso,
no sabíamos qué camino tomar si por Chillán o Quirihue, decidimos Chillán,
llegamos al pueblo mas cercano Quirihue y estaba todo en el suelo, todas casas
de adobe era penoso, la gente llorando, avanzamos hacia Santiago y era
deplorable ver las carreteras y puentes destruidos, pero siempre está la ayuda
solidaria, seguimos un chofer de camión que sabia otros caminos, pasamos por
todos los pueblos, todos destruidos.
Llegamos a las 11 de la noche a Santiago y todos los hijos que estaban en
Santiago preocupados, no había comunicación, estaban desesperados. Carlos, mi
esposo, en Lima Perú, no sabia nada de nosotros y decían que el epicentro era
en la 8º región, se imagino lo peor. Pero, llegue sana y salva, así que mi
ayuda va a ser al pueblo de Quirihue donde nació mi papá.
Un abrazo
Mónica Barrera Godoy
Profesora Matemáticas y Física.
Responder
2.
Anónimo Mar 11, 2010 06:56 AM
Sandra Tamara Forno
Sariego, Villa Alemana, V Región Valparaíso.
Con mis hijos pasé una historia terrible, la película Lost quedo chica. Fuí con
mis hijos acampar a Puertecillo, es parte de Matanza, Pichilemu, fuimos a
surfiar, por una semana, acampamos el lunes 21,ese día 27 fuimos a Topocalma,
playa continua, la ola estaba genial, pero presentí muchas cosas, algo no me
dejó serfiar, las jaibas estaban en la orilla, encontré machas grandes que son
de fondo sueltas y dos rocas gigantes que están en la orilla, las sentí bramar,
les comuniqué a mis hijos..bueno, era la última fogata de la noche, mientras
estábamos en eso les dije a mis hijos ¿que pasa si viene un tsunami, no me
gusta la luna está naranja...conclusión subir el cerro, mi ser estaba inquieto
y deje preparada mi ropa, mi cartera..
Nos fuimos a dormir y empezó el terremoto, les grité a mis hijos que salieran
,que el pino que estaba allí podría caerse, salieron, me vestí con la ropa que
deje preparada ,no nos sosteníamos, mi hijo Andro cuando miró el mar empezamos
a ver que se formaba una gigante ola, tocó la bocina del jeep y comenzó a
gritar la OLAAA Y UN MAMA CORREEE fue horrible correr por tu vida cerro arriba,
el cual era de arena subías un metro y descendías y casi quedabas donde mismo,
cubierto de matorrales y pinos ,no podías correr en línea recta y ese RUIDO del
mar rompiendo todo a su paso pinos campamentos, era correr y correr. Fue
horrible, gracias a DIOS que quedamos con vida, el mar se llevó todo carpas
vehículos vi mi jeep como el mar se lo tragaba. Una pareja que partió en su
jeep se murió la ola lo atrapó. otros dos quedaron mirando la ola uno falleció
el otro joven aún no aparece...macabro amigos....
Eramos 30 surfistas en ese cerro una quebrada se desplomaba y al otro lado más
surfistas ,promedio de edad 30 años, era la vieja del grupo, me preguntaban
como logré subir..uchaaaaaa...aún duele. Perdimos todo pero la vida amigos vale
lo demás es yapa.
El dueño de la hacienda continua fue nuestro ángel, después de sacar la gente
del pueblo sus inquilinos ,fue a nuestro rescate, llegó un tractor con un
coloso y subió a la mitad de las personas, subí en el último turno con mis
hijos, en la mitad del camino cuesta arriba, había un camión de esos del
ejército y nos llevó a su hacienda, de allí a un pueblo para dar aviso a nuestros
familiares, después a la hacienda y al pueblo en dos turnos, en el cual no
había luz ni agua, la gente del pueblo sabían que fuimos sobrevivientes y nos
llevó té,café, sandwich de queso,se portaron un 7,mi viejo viajó 780 km y
estábamos a 280km.todos lo puentes cortados. Llegó a la una y media de la
mañana y a mi casa a las 7 horas. Sus palabras fueron están vivos hija y lo
demás no es nada..Pero amigos....aún duele, aún siento ese ruido del mar.
el miércoles viajé al lugar a buscar mi jeep perdida total, pero el lugar era
una obra de Dalí. Pinos parados con las raíces arriba y la copa enterrada ,ver
las dunas llenas de jaibas jureles, pejerreyes etc..un olor horrible, el dueño
de la hacienda me prestó un super tractor de 6 ruedas, llevé un camión grúa el
cual trajo mi jeep, tengo seguro menos mal.
Cuando bajamos de ese cerro, empezamos a recolectar cosas y hacer un lugar
común, mientras esperábamos si alguien venía a rescatarnos, mi hijo me encontró
mi cartera ,sobre un pino, con todos mis documentos los de mis hijos, mi
celular bajo la arena aún sigue funcionando. Mi linterna prendida,que nos
sirvió para la noche en esa plaza, el agua pasó sobre nuestro lugar a dos
metros 40 lo medimos por las docas y huiros que quedaron en el medio
pino este se partió en dos, quedo todo plano, no quedaron dunas etc..etc...Que
más puedo decir. agradecer a Dios que estamos juntos los tres .
Hay mucho que contar, pero amigos los quiero y la vida me dio otra oportunidad,
cuídense mucho y no se cansen de decir a sus cercanos cuanto los quieren.
Familia, amigas, amigos, compañeras y compañeros
de lucha, Programa DD.HH:
Todavía no me repongo de la experiencia
vivida, me encontraba en Pelluhue en casa de una amiga, ya casi de regreso
de vacaciones cuando nos pilló el terremoto, por su magnitud de
inmediato supe que el epicentro había sido en la costa y por lo tanto
precedía al maremoto
Rápidamente nos vestimos y tomamos ropa de
abrigo para partir y en eso escuchamos un ruido difícil de distinguir, era
como una maquinaria pesada que estremecía la tierra acompañada de crujidos
que no podía identificar, miro por la ventana y ante mis ojos veo un muro
de agua en cuya cima iban ramas, troncos, tablas etc.
La luna llena me permitió verlo
claramente en cosas de segundos se empezó a inundar la casa ya con el agua
mas arriba de las rodillas llamé a mi amiga para abrazarnos porque ya era
tarde consciente que al abrazarnos sería más terrible nuestra muerte ya que
empezaríamos a hundirnos en la desesperación una a la otra, pero en ese
momento sentí la imperiosa necesidad de abrazar y ser abrazada. Mi
amiga de repente se suelta y abre la puerta" para que salga
el agua" y miro y efectivamente afuera el agua se retiraba, salimos
patinando en lodo sacándole el quite a los palos y ramas y otros, corrimos
a la calle principal sin saber por donde subir a los cerros se
nos unieron otras personas algunas casi desnudas, sin zapatos, les
estilaba el agua desde el pelo a los pies y empezamos a subir y subir
resbalando en las piedras sueltas, en partes ayudándonos con las manos
ya casi no se veía nada por la sombra de los árboles y arbustos, nadie hablaba
y los pasábamos a dejar y no aflojé nunca,
en trechos tirando a mi amiga(de 75 años) que sufría de asma
y cuidándola a ella y yo de no herirme o caerme ya que eso
era el fin. Lo logramos y nos calentamos quemando palos. Al otro día nadie
sabía nada, pasaban de la PDI, Bomberos, Carabineros ambulancia,
pero nadie se detenía.
Como al mediodía decidimos bajar a buscar la
comida de la casa y ver si mi auto funcionaba ya que el último
recuerdo fue verlo en el patio trasero navegando como un bote. Cuando
llegamos al lugar la casa no existía y mi auto había desaparecido.
Nos volvimos sin agua y sin comida .Alguien nos contó que esa noche a los
pocos minutos sobrevinieron dos olas gigantes que se llevó todo. Muy
atemorizadas volvimos a subir. Esa tarde empecé a desmoronarme dos de
mis hijos estaban en nuestra cabaña en Costa Blanca cerca de Constitución
con mi yerno y Raulito mi nieto de año y medio. Mis hijos sabían
perfectamente que debían arrancar pero me angustiaba no saber si lo habían
logrado. Los teléfonos nunca funcionaron. Finalmente llegaron a buscarnos
la hija de mi amiga y me cuenta que mis hijos estaban bien y por falta de
bencina no habían viajado.”