La
globalización no es un fenómeno solamente económico y tecnológico, como
consecuencia de los cambios que las NT’s introdujeron en los mercados y los
procedimientos y nuevas formas de hacer negocios. El político, es también un
factor importantísimo, del cual nunca se hace referencia como uno de los elementos
fundamentales que marca el paso al que los países se van integrando en aquella
internacionalización de los mercados.
Las
decisiones políticas de los líderes que tienen las responsabilidades de
gestionar la economía mundial, porque los países que gobiernan representan el
mayor volumen de actividad comercial del mundo –caso del G-20-, no se toman en
solitario. Se observa y analiza con sumo cuidado qué es lo que hace el BCE
desde la Reserva Federal de los Estados Unidos, y a contrario sensu, se siguen
los pasos que el responsable de política monetaria norteamericana hace y qué
consecuencias tiene para la UE y el resto del mundo.
Por
ello, no debe llamar la atención, cuando un candidato republicano como Mitt
Romney, que está jugando un gran papel en las internas de su partido, porque
pretende arrebatarle el puesto en la Casa Blanca al presidente Obama, utiliza a
Europa en sus discursos como un ejemplo de lo que no se debe hacer, del camino
equivocado por el que no se debe transitar, definiéndose como más americano que
ninguno.
Basa
su campaña en criticarle a Obama que ha querido copiar el modelo europeo para
aplicarlo en los EEUU, intentando garantizar a sus ciudadanos un Estado de
Bienestar imposible de sustentar económicamente. Dice además, que en caso de
que funcionara, sus resultados serían negativos para el conjunto de la sociedad
americana, ya que los estadounidenses están acostumbrados a los retos y
desafíos y no a esperar al “papá” Estado.
Sostiene
Romney que el Estado del Bienestar impone una cultura de la dependencia que
destruye el espíritu del riesgo de los ciudadanos, que de llevarse a adelante,
ocurriría lo que ocurre actualmente en Europa: “la ambición sería sustituida
por la envidia”, lo que a nuestro parecer, entendemos que se refiere a los
enfrentamientos entre sectores que quieren repartirse la gran tarta pública
cuando la filosofía imperante es la del subsidio.
¿Es
que la globalización política dentro de un bloque como la UE no tiene fisuras?
Claro
que sí. Se ha verificado en la última Cumbre con el comportamiento de Cameron
en nombre del Reino Unido. Pero más aún, existen otras fisuras que pasan por la
desconfianza en la propia soberanía que debe representar pertenecer a la
eurozona, como el caso de Polonia y Hungría. Veamos cuál es la situación de
estos dos casos que son estados miembros de la UE, pero tienen dudas sobre su
definitiva pertenencia al club del euro.
Hungría
versus Polonia: muchas más diferencias que similitudes
Si
otras fueran las circunstancias, probablemente no nos detendríamos a
analizarlas. Pero la delicada situación del presente europeo, requiere observar
los fenómenos que se suceden a diario dentro del proceso convulso que está
siendo la búsqueda de una salida a la crisis.
Hay
17 naciones que han adoptado el Euro como su signo monetario de curso legal y
otras 10 Naciones que aún dilatan su incorporación. En realidad, ya no se sabe
si algunas de ellas desistirán definitivamente de ingresar en el euro.
¿Sería
una solución para alguna de las 17 Naciones de la Eurozona salirse del Euro o
para el caso de los restantes 10 Estados, con moneda propia, no adherir al
Euro?
Veamos
el caso de Polonia:
Cuando
la crisis financiera internacional azotó al mundo hace tres años, el zloty -la
moneda polaca- cayó frente a las monedas consideradas más fuertes, como el
euro. Eso abarató las exportaciones polacas y ayudó a mantener la economía a
flote.
Polonia
ha sido el único estado miembro de la Unión Europea cuya economía no ha entrado
en recesión.
¿Ingresará
al selecto club del Euro? El ministro de Finanzas, Jan Vincent-Rostowski, ha
asegurado que debido a los "problemas estructurales muy arraigados"
en la Unión Monetaria, "van a pasar varios años antes de que sepamos si la
zona euro tiene sólidos cimientos y es seguro integrarse a ella".
Tanto
Polonia como la República Checa, son la clase de economías que la zona euro
precisamente quiere incorporar: competitivas, con bajos niveles de
endeudamiento y sólidas perspectivas de crecimiento.
Polonia
se puede financiar a una tasa de 5,89% para sus bonos soberanos a 10 años, por
debajo de lo que actualmente tienen que pagar Portugal e Irlanda.
Polonia
se beneficia por estar en la Unión Europea, pero no en la eurozona, pudiendo
contabilizarse entre estos beneficios: la capacidad de devaluar la moneda; no
contribuir a los rescates; el acceso sin aranceles a los mercados europeos y
fondos de la UE para iniciativas de desarrollo.
¿Cómo
es el caso de HUNGRÍA?
Como
el caso polaco, es un país que forma parte de la UE y tiene moneda propia, el
florín húngaro, pero a diferencia de Polonia, la devaluación de su moneda
respecto del dólar y del euro, no le han reportado beneficios.
Esto
es concluyente: la idea de tener soberanía en materia de política monetaria,
puede servir transitoriamente para que un estado (en nuestro análisis, el estado
Húngaro), gane “cierta” competitividad a expensas de debilitar la paridad
cambiaria de su signo monetario. Pero no hay que engañarse: este procedimiento
no corrige las falencias estructurales de su sistema productivo y de sus
anquilosados programas de desarrollo y expansión.
Téngase
en cuenta que su mercado exportador apunta casi con exclusividad a la eurozona
-muy castigada por la crisis de deudas soberanas- y a ello se le debe adicionar
las condiciones de financiación interna del país que son cada vez más duras.
Esta
circunstancia ha hecho que el Ministro de Economía de Hungría Gyorgy Matolcsy
haya expresado "Si uno es fuerte, es positivo ser parte de la eurozona. Si
uno es débil, su vida corre peligro".
La
agencia de calificación Fitch rebajó el 6 de enero de 2012 la calificación de
solvencia de Hungría al nivel BB+ para su deuda a largo plazo en moneda
extranjera. Esa nota queda por debajo de los niveles de inversión más seguros y
se sitúa en el terreno de los considerados bonos basura. Además, la perspectiva
para su futuro es negativa.
La
rebaja refleja el deterioro adicional en la posición fiscal del país, en sus
condiciones de financiación externa y en sus perspectivas de crecimiento,
"provocadas en parte por políticas económicas poco ortodoxas que están
minando la confianza de los inversores y complicando un nuevo acuerdo con la UE
y el FMI.
El
país llega a esta instancia, luego de que en abril de 2010 se hiciera cargo del
gobierno una fuerza política nacionalista, populista de corte neofascista, cuyo
partido político lleva por nombre Fidesz, acrónimo de Alianza de Jóvenes
Demócratas, quien prometió enderezar el rumbo de Hungría y hacerla menos
dependiente del crédito internacional.
Aprovechando
su mayoría parlamentaria, 263 escaños de los 386 posibles, y podríamos decir
que abusando de su poder circunstancial, el nuevo premier Viktor Orban modificó
la Constitución y aprobó leyes que avanzaron sobre las instituciones, y sobre
los derechos y garantías de los ciudadanos.
Muchas
de las promesas de campaña no han podido cumplirse y por ende esta Nación tiene
un futuro incierto, depende de otro salvataje del FMI y/o de la Unión Europea,
si calificara para un nuevo tramo de ayuda.
Ahora
bien, Viktor Orban, en sus discursos de corte nacionalista, rompió con el FMI,
como hacen todos los gobiernos populistas (echándole la culpa de todos sus
males) y lanzó un programa que recortó la autonomía del Banco Central, degradó
la Corte Suprema a un estatus inferior, sometió a la prensa independiente y
nacionalizó el sistema de jubilaciones privadas en busca de una “caja” para
pagar parte de la deuda del país; ¿cómo harán ahora para pedir auxilio
financiero a la entidad que demonizó y que hizo responsable del sufrimiento de
su pueblo?
Observando
este tipo actuaciones en un estado miembro de la UE, puede entenderse la razón
de las prisas del Reino Unido en asegurar su posición, garantizando sus
intereses nacionales –según el criterio seguido por Cameron-, dejando la puerta
bastante abierta como para una salida anunciada a medias.
Es
que muchas de estos países, como Hungría, deberían ser auxiliadas con recursos
de los 27 socios, mientras no se está vislumbrando en el horizonte un punto de
inflexión que haga presagiar un futuro mejor, ya sea en el corto o mediano
plazo. El socio Reino Unido no quiere arriesgar y entonces “patea el tablero
del armado jurídico”, con planteos diríamos que lógicos, pero fuera de toda
oportunidad.
El
14 de julio de 2008 con 144 florines
húngaros se podía comprar 1 dólar. El 2 de marzo de 2009 se necesitaban
247 florines para adquirir el mismo dólar.
Hoy,
en enero de 2012 se requieren nuevamente 247 florines para comprar un dólar
USA. La moneda se depreció 71 % por ahora; cuando llegue a 288 se habrá
depreciado un 100 % (le falta poco).
Nos
venimos anticipando a los hechos
En
nuestros artículos anteriores en los que venimos analizando la situación de la
crisis económica de la UE, decíamos que los recortes del sector público que se
sucederán a partir de ahora, no solucionan el tema del crecimiento económico y
el desempleo, por lo que si no se atiende este flanco, la austeridad impuesta
acabará por aniquilar lo poco que queda aún de credibilidad en el sistema.
El
1 de enero de 2012 la canciller alemana Angela Merkel afirmaba que Europa “deberá
cooperar más de lo que ha hecho si quiere salvar el euro”, mientras que el
presidente Sarkozy prometía que su país llevará a cabo reformas estructurales
para salir de la crisis, asegurando que no habrá más recortes en el gasto
público.
Si
bien la austeridad es el primer paso para combatir la crisis de deuda soberana,
ya que sin ese esfuerzo sería imposible financiar a futuro los déficit
públicos, hasta alcanzar niveles tolerables en los desequilibrios
presupuestarios del orden de 0,5 %, aún no le encuentran solución al tema
central que es el crecimiento económico y la recuperación del empleo, que
expusimos como punto 2 del artículo “Unión Europea en 2011: el año que vivimos
peligrosamente”.
Sarkozy
instó a la población a ser ahorradora, y aunque esa solicitud es entendible
porque vienen tiempos peores, sólo consumiendo más se moverá la maquinaria
productiva y comercial. Veremos quién da el primer paso para alejarse de la
recesión que se avecina.
También
dijimos refiriéndonos a la deuda soberana de países con más de 120% de deuda,
con relación a su PIB que: si estas opciones no pudieran concretarse (nos
referíamos a reestructuración, financiamiento y/o crecimiento), no quedaba otro
remedio que producir un recorte de gastos del presupuesto público que para el
ejemplo estaba en el entorno del 8,4 % para poder enfrentar los pagos de
intereses con recursos propios, objetivo harto difícil de concretar, porque los
países que han llegado a esa instancia, arrastran déficits estructurales y no
están en condiciones de hacer un ajuste tan severo hacia adentro.
El
meollo de la cuestión de fondo son los
déficits estructurales que cada país deberá resolver por su cuenta y a eso se
refería SARKOZY.
UE
en 2012: siguen las incertidumbres
La
peor región del mundo para pronosticar su desenvolvimiento económico en 2012,
es sin lugar a dudas, la Unión Europea. Hay indicios de recesión y primas de
riesgo de deudas soberanas en un nivel peligroso para algunos estados miembros,
que comprometen seriamente su financiamiento a futuro.
Países
como Italia, Portugal, España, Irlanda y Grecia, están asumiendo altas partidas
de gasto en concepto de intereses por la renovación de sus préstamos, a pesar
de que son conscientes de que tal proceder es lesivo para sus intereses
nacionales. Pero es un hecho irreversible que a mayor nivel de riesgo de
impago, se solicite mayor retorno, incluso por el encarecimiento de los pólizas
de seguros de impagos o CDS (Credit Default Swaps).
Dichos
estados hoy no tienen ingresos fiscales para neutralizar los mayores gastos
corrientes como consecuencia de esos nuevos endeudamientos, así que mientras el
tiempo transcurre, es imperativo encontrar una salida antes que el problema se
agrave y no tenga retorno.
Ocurre
también que las economías con problemas, arrastran situaciones estructurales
que la hacen poco eficientes, con lo cual asumir mayor coste de financiación
para mantener un aparato productivo ineficaz, es una salida sin solución de
continuidad.
Los
líderes políticos europeos deben introducir cambios profundos en sus economías
para hacerlas nuevamente creíbles, sostenibles y capaces de solventarse por si
mismas, sin comprometer apoyos o recursos fiscales, a tasas subsidiadas, o
beneficios de ningún tipo, que no estén gozando el resto de los agentes
económicos.
De
nada serviría impulsar actividades, inyectando recursos por los cuales se
abonan sobretasas muy importantes, si el aparato productivo no es capaz de
generar bienes y servicios que compensen ese gasto; proceder así implicaría
incentivar actividades con retornos negativos macro-económicamente hablando, lo
que profundizaría la situación de insolvencia.
Los
ataques especulativos y los que no lo son tanto, que ha venido sufriendo el
euro, sumados a la crisis de las deudas soberanas de los países más endeudados,
tampoco permiten activar los préstamos internos y atraer flujos internacionales
de capital; en contraposición, observamos que la UE está apoyando a su sistema
bancario para que tenga liquidez, así como recapitalizar las instituciones
financieras y abordar con decisión el problema de los activos afectados, pero
aún falta mucho por hacer.
El
14 de octubre de 2011 se conocía la información de que Bruselas podía emitir
eurobonos para financiar grandes obras de infraestructura. Esta iniciativa ya
tiene el visto bueno de la UE y pretende promover inversiones por valor de
700.000 millones en transporte y energía y 330.000 millones en tecnología, en
plena sequía del crédito a las empresas.
La
Comisión Europea tiene todo encaminado para lanzar un proyecto piloto de
creación de “eurobonos” para la financiación de infraestructuras de
telecomunicaciones, transportes y energía, a desarrollar en dos años, 2012 y
2013. La iniciativa “proyecto eurobonos Europa 2020”, serviría para facilitar
la financiación de las redes transeuropeas, a la vez que daría un nuevo impulso
a la economía europea en plena crisis, la falta de afluencia del crédito a las
empresas y la precariedad financiera de los países, que impide destinar grandes
recursos a nuevas inversiones.
Según
sus estimaciones más recientes, el desarrollo de la agenda digital de banda
ancha y ultrarrápida requiere inversiones entre 180.000 y 273.000 millones de
euros, y las inversiones en infraestructuras de transporte y energía que se
estiman en unos 700.000 millones de euros.
Estos
proyectos tienen una perspectiva de rentabilidad a largo plazo y por ello
requieren una fuente de financiamiento de la UE, pero constituirán una
operación de endeudamiento privado, a través de un mecanismo entre la Comisión
Europea y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), Connecting Europe Facility,
para la emisión de bonos, Europe 2020 Project Bond.
La
Comisión Europea tiene hoy la potestad de encarar estos mega-emprendimientos
para mejorar las redes transeuropeas de telecomunicaciones, energía y
transporte, lanzando eurobonos para su financiamiento y la oportunidad actual
de dar inicio a los mismos, es inmejorable, habida cuenta de la necesidad de
impulsar actividades movilizadoras de mano de obra y de consumo de innumerables
insumos que tienen una acción multiplicadora en la cadena de agregación de
valor.
Es
una salida de urgencia para tratar de reanimar a la maltrecha economía europea,
que por otro lado no agravaría el endeudamiento masivo que padece. Además,
sería una alternativa que estaría en sintonía con las recomendaciones del
departamento de Estado de los EEUU y del Banco Mundial, que sostienen que de no
procederse así, solamente con la austeridad presupuestaria se acabarán
malogrando los tenues resultados obtenidos hasta ahora, en detrimento de la
economía europea en su conjunto.
Cuando
el mercado es el que corrige al BCE
Siendo
que el BCE recordó que sus Estatutos no le permiten prestar dinero a los
países; que Merkel aclaró que no es partidaria de los Eurobonos hasta que no se
firme el Pacto Fiscal Unificado, nos queda un único camino despejado para
equilibrar las dudas con las certezas, que pasa por abaratar el euro
(depreciarlo) y eso es lo que está ocurriendo. El único camino libre sin
complicaciones es la flotación de la divisa europea y por ello el BCE no actúa
cuando se deprecia.
Este
año 2012 los países de la UE pagarán 1 billón de euros de intereses de su deuda
de más de 10 billones de euros. Así como el BCE compra bonos en el mercado
secundario de países con dificultades en cuanto a su solvencia, absorbiendo a
continuación sumas equivalentes de masa monetaria remunerándolos con una tasa
bajísima, pero remunerándolo al fin, podríamos concluir que un buen negocio
para el año 2012 sería, a la vez que pagar el billón de euros, lanzar eurobonos
por una suma equivalente y destinarlos al programa de infraestructura
2012/2013, de la iniciativa “proyecto eurobonos Europa 2020”.
En
el caso de que el billón de euros por concepto de intereses fueran a parar a
manos de acreedores extra-zona (es decir saliesen de la U.E.), captar un billón
de euros por la venta de Eurobonos para la iniciativa “proyecto eurobonos
Europa 2020” sería una medida acertada porque el balance sería neutro y si los
acreedores fueran intra-zona, se sumaría su efecto multiplicador y se
dinamizaría aún más la economía. Por
ambos lados el resultado seria apropiado y movilizador de recursos (bienes,
servicios y mano de obra).
Un
ex consejero del BCE critica las
crecientes actuaciones de este organismo
Nout
Wellink está en desacuerdo con que el BCE haya prestado dinero a los bancos a
tres años, porque según él, además de ser un plazo demasiado largo, se trata de
una medida de apoyo a la solvencia, y no sólo a la liquidez.
Si
un enfermo está sufriendo dolores intensos, y el médico antes de conocer el mal
que lo aqueja y proceder a una terapia de cura, le da calmantes, podría ser que
viniera otro colega y le dijera, por qué le calmamos los dolores que son la
fuente del problema; corremos el riesgo luego de errar el tiro (medicina
apropiada) si por dicha causa no podemos alcanzar el diagnóstico correcto.
El
médico (BCE) seda de todas maneras al enfermo por razones humanitarias y
prácticas, porque de nada vale hacerlo sufrir inhumanamente mientras dure todo
el proceso de pruebas; (de nada vale que sufra todo el andamiaje comercial e
industrial que se apoya en el sistema bancario, mientras buscan extirpar el
déficit estructural que aqueja a la enferma UE)
El
dinero no encuentra un lugar seguro donde producir una renta
También
dijimos en un artículo anterior, que el dinero no encuentra un lugar seguro
donde producir una renta y se queda “atrapado” en las letras alemanas, que
aunque tienen tasa negativa, son seguras; el dinero estará bien cuidado durante
6 meses (tiempo en el cual el panorama de la crisis Europea, a tenor de los
inversionistas desembocará en algo, aunque a ciencia cierta no se sabe qué:
ruptura, nuevo pacto, etc.).
¿Dinero
sin intereses?
Otra
de las peculiaridades de la crisis financiera: Alemania recaudó hace pocos días
3.900 millones de euros en letras a seis meses que pagaron una rentabilidad
negativa en la subasta por primera vez desde que se recogen los datos –lo que
implica que los inversores pagaron al gobierno por el privilegio de prestarle
dinero.
Esto
pone de relieve lo inciertas que son las perspectivas a corto plazo para muchos
inversores. A diferencia de la mayoría de los bonos a más largo plazo, las
letras no pagan cupón, pero generalmente se emiten con un descuento y luego se
pagan al valor nominal. A través de la subasta, los inversores pagaron
100,00616 euros ahora para recibir 100 euros dentro de seis meses, lo que
arroja una rentabilidad negativa de 0,0122%. Esto sigue la línea del mercado
secundario, donde la deuda del Gobierno alemán con un vencimiento de hasta un
año opera con rendimientos negativos. La demanda fue de 1,8 veces el papel
vendido, menor que las 3,8 veces de diciembre, donde rentó un espléndido
0,0005%.
Por
lo general, existe una demanda constante de letras por parte de los bancos por
motivos de balance, ya que estas son instrumentos muy líquidos. Pero para
algunos inversores, el retorno de su capital sigue siendo claramente mucho más
importante.
Alemania
seguramente salga beneficiado, dado que la oferta de deuda de mejor calidad a
corto plazo se ha reducido drásticamente a medida que la crisis de la eurozona
iba agravándose y se producían rebajas en las calificaciones. Eso a pesar de
que las letras deberían ser excluidas de la re-estructuraciones: de cometerse
impago sobre ellas, se produciría la quiebra de los sistemas bancarios, lo que
equivaldría a incumplir el pago de la deuda bancaria. Sin embargo, se vuelve a
poner de manifiesto que países como Alemania registran una buena evolución.