. No podía ser
más oportuna porque hoy Egipto no solo es teatro del segundo turno de las
primeras (y más largas) elecciones legislativas tras el derrocamiento del ex
presidente Hosni Mubarak; sino también de la invención, por parte de ciertos
exponentes políticos salafistas, del concepto de “turismo halal” (halal
= legítimo según el Islam). En los últimos días varios medios egipcios e
internacionales se han hecho eco de sus escalofriantes declaraciones a este
respecto. Y tras los
resultados sorprendentemente buenos obtenidos por el partido
salafista Al Nour en la primera vuelta (un 25% de los votos) tengo
mucha curiosidad por saber si estas declaraciones habrán influido en los votantes
de este segundo turno de las elecciones.
Para dar una idea de la insensatez del proyecto “turismo halal” en un
momento en el cual Egipto ansía recuperar los niveles de visitantes que
representaban el 10% de su PIB antes de la revolución, se trataría de aplicar
medidas como la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas en los hoteles,
la separación entre hombres y mujeres en las playas, así como la prohibición
del bikini. Porque ver a mujeres extranjeras en bikini “corrompería la juventud
egipcia”. Sobra decir que si proponen este tratamiento hacia las extranjeras es
fácil imaginar que según estos misóginos, una egipcia musulmana no podría ni
pisar una playa sin llevar hasta guantes.
Pero lo que más me ha asustado han sido
las primeras declaraciones de los mismos exponentes políticos sobre la futura
gestión del patrimonio de la civilización egipcia, que según ellos presenta
demasiados “símbolos idólatras” así como celebraciones visuales de la
fertilidad que pueden “ofender la sensibilidad musulmana”. Un ejemplo lo
constituirían las representaciones del dios Min, cuyo miembro en erección
difícilmente pasa desapercibido. La verdad es me entra el pánico solo
imaginando el patrimonio del antiguo Egipto cubierto con trapos o escondido en
unos sótanos, como se ha sugerido.
Sin embargo, sabiendo que a muchísimos/as egipcios/as ocurre lo mismo que a
mi, confío sinceramente en que a partir de este turno electoral los salafistas
empiecen a tener peores resultados. También confío en que los líderes del
partido islamista Justicia y Libertad, que por ahora es el más
votado, sabrán frenar y contener la deriva medieval de
los salafistas. De hecho ya se han declarado contrarios a este proyecto de
“turismo halal”. Si de algo podemos estar seguros es de que el instinto
empresarial que tienen los líderes de los Hermanos Musulmanes (movimiento
del que ha surgido Justicia y Libertad) cuyos miembros pertenecen en su
mayoría a la clase media, es que velarán por el patrimonio del antiguo Egipto,
fundamental para ese turismo que nadie como todas las personas que de él viven
en ese país, espera ver volver a sus niveles de siempre. Por lo que
concierne el tratamiento de las mujeres sin embargo, a pesar de que los
Hermanos son mayoritariamente mucho más moderados que los salafistas, habrá que
estar atentos.. Aunque, una vez más, aquel mismo pueblo egipcio que ha
derrocado a Mubarak es la mayor garantía frente a cualquier tipo de pretensión
autoritaria.