Desmontando al coronel Baños

Hasta hace poco más de cuatro años, muy poca gente sabía quién era el coronel Pedro Baños, a pesar de que había ostentado puestos relevantes a propuesta de gobiernos del PSOE, como la Jefatura de Contrainteligencia y Seguridad del Ejército Europeo entre 1999 y 2001, o la Jefatura del Área de Análisis Geopolítico en la Secretaría General de Política de Defensa, entre 2010 y 2012.

 

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Hasta aquí todo normal… al menos en apariencia. Y digo en apariencia porque por debajo ocurrían cosas “no tan normales”. En 2008 Pedro Baños realiza un viaje oficial a Rusia y Ucrania, durante el cual el propio coronel manifiesta haber sentido “cierta fascinación por la carismática figura de Putin, quien había devuelto el orgullo al pueblo ruso tras llegar a la presidencia del país en el año 2000”. Toda una declaración. Esta admiración llevó al militar español a hacerse eco en Twitter de una encuesta que daba a Putin un 74% de popularidad doméstica, y afirmar que “ya nos gustaría tener en la Unión Europea un líder político con la mitad de su popularidad”.

Y su simpatía por el régimen de Putin no se quedaba ahí, también decía “comprender los requerimientos de Rusia en lo que respecta a la ampliación de la OTAN y a la necesidad de garantizar su seguridad territorial”. ¿Les suena?

Volvamos a 2012. En ese año el coronel Baños pasa a la situación de reserva, y empieza a promover su perfil como analista y conferenciante autónomo, o sea, tertuliano. A partir de entonces empieza a prodigarse en medios como TVE, La Sexta, Telecinco o TRECE TV, pero también en el canal del gobierno ruso en español Rusia Today, y en su agencia hermana Sputnik.

Aunque sin duda su popularidad en los medios de comunicación se asocia a su aparición en el programa Cuarto Milenio, de Iker Jiménez. En mayo de 2017, los contactos del coronel Baños consiguen franquear a Cuarto Milenio las puertas de la Academia de Infantería de Toledo para la realización de su programa número 500. Si hay que poner una fecha a la total abducción del hábil comunicador del “misterio” por el coronel Baños, es la del rodaje de aquel programa 500.

Apenas un año después se produce en España la moción de censura que lleva a Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno. No hace falta recordar el papel decisivo de Pablo Iglesias en la urdimbre de aquella moción, ni la estrecha relación entre el líder de Podemos e Iván Redondo, por entonces factótum del recién proclamado presidente. Pues bien, a poco de su llegada al poder, Iván Redondo llama al coronel Baños para ofrecerle la Dirección General de Seguridad Nacional.

La cosa estaba tan madura que tras una entrevista en Moncloa con Iván Redondo, Baños se dejaba querer incluso en público, diciendo a quien quisiera oírle que como servidor de la patria estaba dispuesto a aceptar el puesto que se le ofrecía. Eso sí, sólo por sentimiento del deber.

Pero no todo el mundo estaba tan entusiasmado con el nombramiento. De hecho, en muchos departamentos del Estado saltaron todas las alarmas. Desde cabeceras tan dispares ideológicamente como El País, El Confidencial o Libertad Digital, se promovió una cacería contra el coronel para boicotear su nombramiento. Josep Borrell, Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, mostró una “profunda preocupación” por tener a Baños, que había mostrado posiciones cercanas a Rusia en conflictos como los de Siria o Crimea, dentro de los órganos de decisión de la OTAN.

Las objeciones de Borrell no eran en absoluto baladíes, en primer lugar por venir de un alto responsable de la seguridad europea, y en segundo porque implican una acusación muy seria: que Baños habría hecho lobby proRusia desde los puestos de responsabilidad que ostentó en el Ejército de Tierra.

Sea como fuere, la oposición al nombramiento de Baños concitó un raro consenso a izquierda (PSOE) y derecha (PP), y en buena parte de los medios de comunicación. Y finalmente el gobierno de Pedro Sánchez optó por el general Miguel Ángel Ballesteros para el cargo, relegando al coronel Baños a su condición de tertuliano, Y en muchos despachos del poder, mucha gente respiró aliviada. 

Y se preguntarán “Si ni PSOE ni PP parecían entusiasmados con la idea de Pedro Baños como Director General de Seguridad Nacional, ¿quién patrocinaba su nombramiento?” Les doy una pista: piensen en un partido con estrechas relaciones con regímenes proPutin, como Irán o Venezuela, y luego saquen sus propias conclusiones.

Así las cosas, Pedro Baños se volcó en su faceta de analista “independiente” y escritor. En 2017 ya había publicado “Así se domina el mundo”, y en 2018 publicó “El dominio mundial”, ambos con buenas cifras de ventas, y con el objetivo de divulgar los secretos de la geostrategia de una forma amena entre el gran público. Que nadie espere encontrar en los ensayos del coronel un análisis sesudo y detallado de los mecanismos que explican las relaciones internacionales. En su lugar encontrará una colección de lugares comunes, y un nivel de información similar al de cualquier foro conspiranoico al uso. Sin embargo, hay un elemento en común en todas sus publicaciones: el fomento del descrédito y la desconfianza hacia los regímenes occidentales. La conclusión evidente de estos libros es que en realidad no podemos creer en nada de lo que nos dicen nuestros gobernantes; las democracias manipulan, engañan y utilizan a sus ciudadanos como cualquier régimen autocrático. Y esto no es ni mucho menos inocente, ya que sobre campañas de descrédito similares se sustentó el Brexit o la victoria electoral de Trump, ambos procesos con fundadas sospechas de injerencia rusa.

Y no sólo el mundo editorial sonreía a Pedro Baños. En verano de 2019 la productora de Iker Jiménez y Carmen Porter, Alma Productora Audiovisual SL, le prepara un programa de televisión a su medida: La mesa del coronel. El programa se emitiría en Cuatro en “prime time”, algo de lo que nunca había disfrutado Cuarto Milenio. Sin embargo, y a pesar de la difusión que le dieron tanto Iker Jiménez en su programa, como la cadena Cuatro, La mesa del coronel no pudo pasar de cinco episodios, debido a sus muy discretos datos de audiencia. 

Este pequeño revés no arredró al coronel, que siguió protagonizando polémicas, siempre con Rusia como trasfondo. La más sonada sin duda fue la que protagonizó en 2021 junto a los colaboradores de El País Ignacio Torreblanca, y Nicolás de Pedro, a cuenta de la posible injerencia rusa en los sucesos que precedieron y siguieron a la celebración del “referéndum” del primero de octubre de 2017 en Cataluña. El coronel Baños empezó burlándose de las informaciones publicadas por ambos analistas, que apuntaban a que Rusia habría jugado un papel activo en la promoción de la insurrección:

“Una pareja de espías del Kremlin, una sospechosa misión a Moscú y agitación en Cataluña”.

“Informes de inteligencia”, jeje. 

"Vamos, que nos lo tenemos que creer porque a los periodistas se lo hayan “filtrado” la CIA, el MI6 y los adláteres de George Soros"

Pero está descalificación no le debió parecer suficiente y se siguió calentando:

"La secta de los Sorosianos, estrechamente relacionada con ciertos servicios de inteligencia, despliega todos sus recursos mediáticos para convencernos de la injerencia de #Rusia en #Cataluña.

"Tienen tanto poder, que lo conseguirán con muchos."

Para rematar, se refirió a Torreblanca y de Pedro en los siguientes términos:

"Lo peor son los españoles, traidores a su patria, que, consciente o inconscientemente, hacen el juego a los servicios de inteligencia anglosajones.

Son bien conocidos.

Ya les llegará el momento de rendir cuentas."

Lo primero que llama la atención es que todo un coronel del Ejército de Tierra responda como una groupie ofendida, ante unas informaciones que no se refieren a él personalmente, sino a una potencia extranjera a la que ya se había acusado repetidas veces de este tipo de injerencias con anterioridad.

Lo segundo que resulta llamativo es que alguien que dice ser especialista en este tipo de cuestiones, no tenga mejor argumento para rebatir estas informaciones que recurrir a Soros, el comodín del conspiranoico. Sinceramente uno espera más nivel en los razonamientos de alguien que dice dominar la geoestrategia.

Pero es que además las informaciones que han ido apareciendo posteriormente no han hecho sino confirmar las tesis de Torreblanca y de Pedro, y dejar en no muy buen lugar las descalificaciones de Baños.

Pero vayamos a su última polémica: la protagonizada con motivo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Poco antes del inicio de la salvaje agresión de las tropas de Putin a la nación ucraniana, cuando el Departamento de Estado de USA llevaba varios días advirtiendo de una invasión inminente por parte de Rusia, el fino analista Baños se burlaba diciendo: Estados Unidos sigue con su “invasión inminente”. El mismo 19 de febrero (cinco días antes de la invasión), Baños acusaba a los americanos poco menos que de estarse inventando una guerra: 

“#Rusia y #Ucrania: los rebeldes ucranianos ponen en alerta su ejército a medida que se intensifican los enfrentamientos en la frontera”.

“Ponga usted las fotos que yo pondré la guerra”. William Randolph Hearst (Cuba, 1898)."

Y un día después se burlaba:

"Domingo 20: ¿ultimátum a #Ucrania?"

#Putin, como es tan cruel y desalmando, igual hasta NO invade hoy #Ucrania para dejar en evidencia a #EEUU, #OTAN, #UK, y demás adláteres y palmeros

Si no ataca hoy, es muy posible que #Biden nos dé la siguiente posible fecha: el ¡29 de febrero!"

Por supuesto, la realidad se encargó de dejarle en el más absoluto de los ridículos geoestratégicos, y de dar la razón a los servicios de inteligencia americanos, que fueron los únicos en predecir no sólo la invasión, si no que ésta no se iba a limitar al sureste de Ucrania.

Pero a Baños no parece importarle mucho que la realidad le desmienta con tal de defender a la Rusia de Putin contra viento y marea. El mismo día que Rusia decidía violar la soberanía de su vecina Ucrania, el coronel insinuaba que si Putin llegara a penetrar en profundidad en el territorio ucraniano, muchos de los ucranianos le aclamarían. Creo que, a la luz de los acontecimientos, no es necesario entrar a analizar este vaticinio del ilustre “geoestratega”.

Su intervención en el programa Horizonte, de su amigo y patrocinador Iker Jiménez, intentando desacreditar las informaciones que se están ofreciendo en todo el mundo occidental, y llegando a decir que para informarse de la guerra había que acudir a medios pakistanís o de la India, volvió a levantar una buena polvareda. En ese mismo programa, en el que participaba junto a una joven rusa, defensora de Putin como él, se llegó a acusar a algunas de las víctimas de bombardeos que aparecían en las imágenes de los telediarios, de ser modelos, y en definitiva víctimas fingidas.

El circo que se desató después de ese programa fue digno de cualquier show tipo Sálvame. Primero el coronel denunció en redes que dejaba de participar en el programa por haber sufrido amenazas, sin aclarar en ningún momento quién y con qué le amenazaba. Después su patrocinador, Iker Jiménez, haciéndose eco de las declaraciones del coronel al que parecía querer convertir en una especie de nuevo Julian Assange. Y todo ello para volver dos programas después. 

Desde mi punto de vista, este numerito rebaja sustancialmente el nivel de Jiménez como periodista, y del coronel como persona medianamente seria. Si uno denuncia algo tan grave en un sistema democrático como la amenaza o coacción para impedir la libertad de expresión de alguien, está obligado a decir quién el es responsable de las amenazas. Con estas cosas no se juega, y mucho menos para cebar la audiencia del programa vendiendo primero la huida y dos semanas después el retorno del coronel.

Pero como decimos, el efecto de las presuntas amenazas duró apenas dos semanas, tras las cuales el coronel volvió a la carga. Y cuando todo el mundo era testigo de las atrocidades cometidas por el ejército de Putin, intentaba diluir y repartir responsabilidades, formulando preguntas como ¿La invasión la realizó con la complicidad de otra u otras potencias?, o culpando de todo a la industria armamentística, olvidando que para que los fabricantes vendan armas, necesitan que personas como su admirado Putin decidan empezar una guerra de vez en cuando.

En resumen, parece que la falta de objetividad del “fino analista” Baños, al menos en lo que respecta a cualquier asunto que tenga que ver con Rusia, es más que evidente. Y lo es tanto que, con tal de defender a Rusia a capa y espada, es capaz de conductas impropias de un militar con su carrera, e incluso de hacer el ridículo en lo que se supone que es su especialidad.

Sin embargo esto no impide que el coronel goce de cierto predicamento en ambientes prorrusos, por supuesto, y entre el infantilizado y paranoico mundo conspiranoico, donde Soros, o los extraterrestres, son argumento para explicar cualquier cosa.

Viendo su trayectoria de los últimos años, cuando uno le ve acusar a otros analistas de trabajar para servicios secretos extranjeros, no puede dejar de pensar en aquello de “se cree el ladrón…”

UNETE



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