Esta investigación
es el producto de la curiosidad y del interés sobre un tema que ha surgido en
las reuniones continuas entre compañeros sobre “la filosofía y su rentabilidad”.
He logrado encontrar pensamientos sobre filosofía empresarial, filosofía del
trabajo y filosofía como orientación empresarial, especialidades que buscan
satisfacer metas concretas de un empresario, de un trabajador o promocionar el
trabajo como forma de vida. ¿Qué tipo de problemas resolverían estos nuevos
enfoques de la filosofía?
El 23 de mayo de
2007 el director del departamento de la filosofía de la Universidad Católica de
Asunción, Darío Sarah, filósofo argentino, había problematizado la carrera en
una reunión con los estudiantes llevada a cabo en la Universidad. Problemas de
tipo laboral o de rentabilidad de la carrera y de tipo existencial: ¿Qué
quieren ser, filósofos o profesores? Sosteniendo que la universidad no busca
formar docentes sino, filósofos. Algunos estudiantes quieren ser docentes de
igual modo, y éstos deben estudiar en un instituto de formación docente expresó
Sarah.
Fernando
Tellechea, filósofo paraguayo, postula que la universidad busca del estudiante
de filosofía: “Capacidad de analizar críticamente la realidad, la historia
contemporánea y la realidad social que le toca vivir. Capacidad de desarrollar
la investigación filosófica desde la lectura de las fuentes primarias, obras de
los grandes autores, co ayudando a una visión interdisciplinaria en el marco de
las ciencias sociales y humanas.
Obtener un saber
que le posibilite desenvolverse idóneamente en el campo educativo y político,
en tareas concernientes a la investigación en el ámbito de la diplomacia. La
carrera de filosofía actualmente es semejante a las demás y además: creemos en
los nombres, pero son vacíos”.
José Brun,
filósofo paraguayo, piensa que es de suma importancia el hecho de conjugar la
teoría con la práctica en la carrera de filosofía y de pensar un perfil de
salida del egresado, ya que no existe un norte claro. “todo es teoría ahora, no
existe una conexión con la realidad, pero se verá con el tiempo en nuestras
vidas. Lo que la universidad busca del estudiante no es medible, por un lado
busca formar filósofos capaces de orientar, coordinar e investigar alguna
institución y por otro lado no actualiza su currículo.
Desde la cátedra
de metodología de la investigación con el filósofo alemán, Friedhelm Guttandin,
he concluido que la filosofía en Paraguay, por lo general, es una profesión como
docente; para algunas personas, es una profesión de hambre. Sin embargo,
buscando e investigando más a fondo con Guttandin y los compañeros hemos
logrado sinónimos que asociándolos en una lógica se puede observar una vista
compleja de los que significa ser filósofo.
Me Pegunto: ¿no es lo mismo decir
filosofía como trabajo que filosofía como carrera? Responsabilidad del pensador
y compromiso del intelectual son conceptos más cercanos a la realidad de la
filosofía como profesión. Por otra parte, la filosofía es una necesidad, pero
no básica para muchos y ello condiciona a muchas personas a optar una profesión
técnica.
El problema central consiste en
la delimitación. ¿Cómo delimitar filósofo de filosofía, trabajo del filósofo de
trabajo de la filosofía? Logro ver un problema ontológico, dos dimensiones del
problema. Si la filosofía es considerada como profesión, tal vez, pierda su
esencia porque la filosofía no sirve; a la filosofía se le sirve. Es decir, la
filosofía no trabaja, no se define por utilidad. Por eso a primera vista se choca
con una realidad que solo piensa en lo rentable ya que el oficio del filósofo
no es muy valorada por Latinoamérica.
La filosofía no puede ser considerada
como profesión. La filosofía es un estilo de vida, una forma de vida y de ser.
Benno Glauser, antropólogo suizo
con residencia en Paraguay y catedrático del Instituto Superior de Estudios
Humanísticos y Filosóficos en el 2005, ha desarrollado un estudio de tres años
donde tomé parte activa. “Hay la posibilidad -en Paraguay- de que haya dos
filosofías: una que habla y se expresa de manera sistemática, según un canon o
código de expresión y un método determinado y otra, que es la que todos
tenemos, vivimos, aún sin saberlo, sin expresarlo, pero la tenemos. La
expresamos al vivir, colectivamente e incluso individualmente.”
Así concluimos que la filosofía
como profesión toma vuelo en dos modelos o categorías de filósofos en Paraguay
y Latinoamérica: una socrática y otra aristotélica.
Fuente
(1) BOTELLA,
Jorge. “Papeles para el progreso” 2005. Pág. 3