Vaya por delante mi respeto a tu persona y a tu cargo en Castilla y León, pero no hacia tus políticas ni hacia los destrozos de tu partido en nuestra comunidad. Obedecer ciegamente políticas impuestas desde Madrid no es gobernar y sí desconocer puntualmente las necesidades y exigencias de la tierra que te mantiene y a la que debes tus orígenes.