.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title="">[1], se dio como una muestra
clara de combate a la delincuencia organizada que tanto ha caracterizado a
México en los últimos veinte años.
El objeto de la Guardia
Nacional, se puede encontrar claramente en el Artículo 4° de la Ley de GN, que
estipula lo consiguiente; Artículo 4.- La Guardia Nacional es una institución de seguridad pública, de
carácter civil, disciplinada y profesional, adscrita como órgano administrativo
desconcentrado de la Secretaría.[2]
Ante la creación de la ya
expuesta Guardia Nacional, surgieron debates y pensamientos diversos en la
materia, principalmente salió a la luz la inconformidad y miedo de la
ciudadanía por la clara militarización que se llevó acabo en las calles de todo
México. Si bien se buscaba disminuir con la inseguridad y combatir de frente al
crimen organizado, se llegó al daño colateral de la desconfianza de los
ciudadanos para con los cuerpos de la Guardia Nacional.
La reforma de seguridad así
entonces debió apuntar a la configuración de una policía más civil, democrática
y eficiente, con un amplio reconocimiento ciudadano, lo cual claramente no
sucedió de tal forma.
Dejando en claro la
necesidad de implementar un nuevo Sistema Policial Mexicano partiendo desde las
libertades conferidas por el artículo 21 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos en su párrafo noveno, que expone lo siguiente;
“La
seguridad pública es una función del Estado a cargo de la Federación, las
entidades federativas y los Municipios, cuyos fines son salvaguardar la vida,
las libertades, la integridad y el patrimonio de las personas, así como
contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social, de
conformidad con lo previsto en esta Constitución y las leyes en la materia…”[3]
En base a ello, la mejor
forma para construir políticas públicas en materia de seguridad ciudadana es el
municipio, que es el punto a partir del cual se deben enfocar los esfuerzos de
reconstrucción policial para trascender posteriormente a las esferas estatales
y federales.
Buscando siempre una
institucionalización de los cuerpos de policías dentro del propio municipio,
siendo necesario de esta manera contar con elementos claves para comenzar con
la reforma policial desde abajo. Un elemento primordial es la
profesionalización policial la cual atiende a que un policía profesional es un
agente bien formado y altamente capacitado, que lleva a cabo un trabajo
orientado por las reglas. No solo es importante dejar por sentado claramente
qué hace la policía sino cómo lo hace.
Cabe mencionar entonces uno
de los principios policiales peeleanos, creados por Sir Robert Peel, ministro
interior británico en 1829; La policía,
en todo momento, debe mantener una relación con el público que demuestre que la
policía es la ciudadanía y el ciudadano es el policía. Los policías simplemente
son miembros de la ciudadanía a los que se les paga para que presten plena dedicación
a los deberes que incumben a todos en aras del bienestar y la coexistencia.
Por ello se requiere y es
bien tomar de ejemplos algunos de los Sistemas Policiales aplicados en diversos
países de América Latina y el Caribe, que si bien parten desde la esfera
municipal han demostrado tener éxito, tal es el caso de Brasil, donde los
gobiernos estatales y municipales de Belo Horizonte y Río de Janeiro combinaron
estrategias innovadoras de intervención policial –para promover mayor
efectividad en el cumplimiento de ley– con programas de atención social –para transformar
la relación entre las comunidades afectadas y el gobierno–. En otras palabras,
se implementó una política integral combinando medidas de control y prevención
con la participación de los distintos niveles territoriales, que a su vez
promovió la creación de nuevas instituciones/unidades con mandatos específicos
–entre ellos, la Integración de Gestión en Seguridad Pública, el Grupo
Especializado de Policía para Áreas de Alto Riesgo y las Unidades de Policía
Pacificadora– y la implementación de reconocidos programas como Fica Vivo.[4]
Otro caso también son el “Cuadrante”
de Chile y Colombia—el objetivo central ha sido apoyarse en la comunidad para
desarrollar estrategias de combate a la delincuencia fuertemente localizadas.[5]
Otra forma policial
implementada y conocida en América Latina es la llamada Policía Comunitaria,
siendo esta un cambio organizacional, cultura policial y en el proceso de toma
de decisiones sobre la prestación misma del servicio de vigilancia y la
cercanía con la comunidad, donde las prioridades y los medios para alcanzarlas
son definidos por la comunidad y la policía asignada a dicha área. Es decir, es
un proceso y no un producto, que se organiza alrededor de tres elementos: participación
ciudadana, resolución de problemas y descentralización.
Habiendo mencionado todo lo
anterior queda expuesto entonces que la militarización de las calles no
funciona como factor de cambio social en la percepción de seguridad con la
ciudadanía en América Latina. Mostrando así que la policía es un actor
fundamental para que el Estado cumpla con sus obligaciones para con todas y
todos. Sin embargo, es fundamental que cuenten con las facultades legales y el
respaldo presupuestal necesario para hacer su tarea adecuadamente así como la
aprobación de la población en general.
Partiendo también desde la
premisa de salarios dignos y competitivos para los cuerpos policiales así como
exhaustivas capacitaciones para la óptima realización de sus labores en todo
momento, siendo indispensable y urgente la creación de una Universidad Policial
Mexicana, encargada exclusivamente de capacitar y educar a los futuros cuerpos
de policía que patrullen las calles de México, teniendo requisitos especiales
para la selección de los estudiantes policiales así como apoyo para aquellas
personas que deseen ser policías y cumplan con todos los requerimientos pero no
el sustento económico.
Concluimos pues mencionando
la urgencia de la creación de un nuevo sistema policial en México, sin
desaparecer a la recién creada e importante Guardia Nacional pero atribuyéndole
únicamente la enmienda de trabajar en contra del crimen organizado en nuestro
país y dejando las tareas policiales con los civiles a cargo de los nuevos
cuerpos policiales. Es hora de que la ciudadanía mexicana se sienta y esté segura
en las calles, no se quiere más abuso policial, mas acoso hacia las damas y
mucho menos corrupción de las instituciones que se encargan de protegernos.
.
[1]
Decreto por el que se expide la Ley de la Guardia Nacional, Diario Oficial de la Federación, Ciudad de México, 27 de Mayo de
2019; dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5561285&fecha=27/05/2019
[2]
Ley de la Guardia Nacional, Diario
Oficial de la Federación, Ciudad de México, 27 de Mayo de 2019
[3]
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Diario Oficial de la Federación, 5 de Febrero de 1917
[4]
Chinchilla L. y Vorndran D., Seguridad
Ciudadana en América Latina y el Caribe; Desafíos e innovación en gestión de
políticas publicas en los últimos 10 años, Banco Interamericano de
Desarrollo, Noviembre 2018
[5]
Casas, K., Gonzalez, P. y Mesías L., La
transformación policial para el 2030 en América Latina, Banco
Interamericano de Desarrollo, Noviembre 2018