Noticias de la burocratización de la investigación

Nunca pensé escribir contra la investigación porque, de todas las actividades, me parecía la que se aproximaba un poco al pensamiento, al raciocinio y a la creatividad, en el sentido del desenvolvimiento libre de una idea.

 

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Pero lamento escribir que esta idea la veo cada vez más alejada. Nunca he visto a una actividad sometida a tantos parámetros, casi burocráticos. Han dividido a la investigación en dos aspectos, por el falaz argumento de que cada uno tiene su propio desenvolvimiento. Me refiero al aspecto cuantitativo y al cualitativo de la investigación.

Supuestamente cada uno de ellos tiene su propio desarrollo, que es como decir que del crisol en fundición no podrá obtenerse otro metal que no sea el hierro o el acero.

Lo que es un verdadero obstáculo es el hecho de que los supuestos detentores y guías de la investigación se han convertido en verdaderos burócratas de esta actividad. La prefieren llena de formalismos, llena de citas, las prefieren con una argumentación aparentemente teórica basada en citas de aquel autor en contraposición con este otro autor para ver si así nace una idea vívida del investigador.

Lamentablemente, las investigaciones que tienen este formato se han universalizado.

Si por naturaleza el ser humano está predispuesto a plantearse interrogantes, a cuestionar ciertos asuntos, a comparar un fenómeno con otro y ver si ellos corresponden con lo que en su sistema mundo estaba previamente planteado, entonces ese hombre tiene derecho a lanzarse a la carrera investigadora. Pero en las universidades tenemos verdaderos burócratas de la investigación que impiden este tipo de planteamientos.

Estas personas han convertido a esta actividad en una cuestión meramente formal, y se olvidan del contenido del producto de ella que es lo más valioso en cualquier actividad investigadora. 

Los burócratas de la investigación aprenden un poco de Hernández Sampieri para enseñar a investigar, olvidan que cualquier actividad investigadora surge del asombro , y si no es por esto, de la duda, de la crítica, del cuestionamiento. Pero la ciencia que estos señores dicen defender se fundamenta en meras cuestiones formales sacadas de algún libro de metodología de la investigación.

A veces llegan al colmo de no aceptar una propuesta por el hecho de que el investigador tiene la mala fortuna de no ser un escritor de fuste, y cuestionan formalismos sintácticos pues ellos aducen ser auténticos filólogos y filósofos de la escritura, por lo cual pueden rechazar cualquier propuesta.

Cuántos investigadores habrán sido echados a la deriva por estos detentores de la investigación de la Universidad, cuántos brillantes investigadores habrán sido enmarcados en los formatos y reglamentos solicitados por los burócratas de la investigación.

Sapere aude era la sentencia kantiana para aquellas personas que querían atreverse a saber, a investigar por su propia voluntad , y, como en un claro del bosque, las luces de la razón y del saber iluminarían al investigador en el páramo tenebroso del mundo de la ignorancia.

Los burócratas de la investigación olvidan esta sentencia kantiana y han tomado la Universidad junto con las áreas de investigación. Lo absurdo de estos burócratas es que tienen poca actividad investigadora y aún así se dedican a detentar los cursos de investigación.

Tal vez esto constituye uno de los factores por los cuales la producción investigadora de la Universidad peruana sea baja, comparándola con Argentina o Chile.

Tal vez deberíamos dejar a los burócratas de la investigación a que se dediquen a investigar mientras enseñan las técnicas de investigación a los futuros investigadores. Eso sería más productivo en lugar de imponer un formato absurdo de investigación que no garantiza un resultado de calidad.

UNETE



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