Cuando más se acerca un proceso electoral y el día de la toma de decisiones
en las urnas, incrementa el que se desvirtúe el contexto real de una elección; la
clase política suele comportarse como unos desordenados que sólo defienden sus
propias ideas, sus cargos y sus deseos de mandar.
Actos que los conducen a ser incapaces de tomar decisiones para el bien
común del pueblo, pero que venden y atraen la mirada y distan mucho de lo que predican
en su ideología política, que ayudan a encontrar salidas ligeras en beneficio
del pueblo para el que dicen que trabajan.
Campaña tras campaña, se dedican a la crítica feroz unos a los otros y
entre sí, pero sin que se aporten ideas que pongan remedio a lo que aqueja y
demanda la ciudadanía, a este desastre económico de décadas en el que nos ha metido esta misma
clase política por intereses de partidos o personales, así cambien de color y
siglas.
Y como año tras año es el pueblo, sobre todo las clases media y baja
quienes sufren los inconvenientes de la nefasta actuación de esos bocones
candidatos política que presumieron ser los que más daban y ofrecían, los que
más van a cumplir, siendo una vez más los verdaderos responsables las brechas y
catástrofes.
En estos tiempos tan
difíciles, los electores en sí no están interesados en procesos electorales,
mucho menos en escuchar descalificaciones de unos a otros. Futuros candidatos, más
interés para el pueblo y menos para sus personas y partidos, y renuncien en la
misma proporción que los ciudadanos renuncian a los muchos beneficios que se
han adjudicado. A los mexicanos los beneficios y perjuicios ya nos vienen
impuestos. Tengan ustedes, los políticos, un gesto como mínimo de humildad.
Menos críticas que no resuelven los auténticos problemas y más trabajar para
los verdaderos perjudicados.
EN EL OJO DEL HURACAN.
Como un acto
irresponsable y falta de empatía ciudadana fue el urgido ingreso de decenas de
ciudadanos que se empeñaron en acudir a la apertura de la Zona Libre este
inicio de mes.
La ausencia de sensatez y
previsión se hizo ausente, disfrazada de asistir en vehículo creyendo que con
eso se vuelve un pared de inmunidad ante el Covid-19. Si bien la zona comercial
del país vecino ya arañaba las paredes por abrir al público en general y los
negocios bajo el compromiso de tomar todas las medidas necesarias de higiene y
restricciones pertinentes pudieron concretarlo, los asistentes cayeron en la
tabla de lo innecesario.
Hasta el momento no se
lee una explicación definida y justificada para asistir, hacer horas y metros
de fila automovilística y pelar por lugares para ingresar a la zona comercial
del país vecino, que no puedan realizarse cualquier otro día.
Somos muchos ciudadanos
que no nos rendimos ni lo haremos en seguirle dando la vuelta a la enfermedad,
y esa modalidad nos da el derecho de no pedir sino exigir más mano dura,
sanciones legales como prisión, multas cuantiosas y dar en donde más duela (que
no es precisamente la muerte de seres humanos) a quienes infrinjan, abusen y
relajen las medidas sanitarias, bajo la justificación que la economía no
aguanta y necesita la gente recuperarse, cuando no se dan cuenta que actos como
las aglomeraciones la frenan aun más.
LO
QUE LAS COPETUDAS CUENTAN.
Participativa y vistosa
se le ve a la senadora panista Mayuli Martínez Simón. Además de estar muy
activa en redes sociales explicando a detalle el porque de lo que se legisla en
la cámara alta y los oportunos señalamientos a tropiezos del gobierno federal,
también se le ve de manera más continua en actos públicos de la zona norte y
sur de Quintana Roo.
¿Será esté preparando
camino hacía el 2022? Lo que si es que no hay que perderle la pista, ante el
jaloneo morenista cualquier hecho puede suceder. Como diría la tía Jovita “la
suerte es una flecha lanzada que hace blanco en el que menos la espera”.
CONDOLENCIAS.
Y desde estas líneas
enviamos nuestras más sinceras y conmovidas condolencias a todos los
integrantes de la familia Ortiz Yeladaqui por el sensible fallecimiento del señor
Julio Ortiz Yeladaqui.
En especial con todo el
corazón, abrazo desde estas palabras a Rosario a quien le reitero mi cariño, a
Guadalupe, Irma y Cecilia sabiendo no hay palabras y en general a toda la
apreciada familia, esperando el consuelo llegue a sus corazones.