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“La literatura llevada al cine” por Iván Montero.
Cierta mañana del mes de febrero del 1938, el estadounidense Philip Van Doren Stern se despertó con una idea en mente: The Greatest Gift (El Mayor Regalo); una idea que vendría a engrosar el mágico sentimiento que A Christmas Carol (Canción de Navidad) de Charles Dickens parece despertar en todo el mundo en las épocas navideñas, prácticamente desde su aparición. No obstante, el bueno de Philip logró algo que, gracias al cine, ha conseguido escapar de la larga sombra de la obra del autor inglés. Y es que, si en lugar de decir The Greatest Gift, decimos It’s a Wonderful Life (¡Qué bello es vivir!), entenderemos de qué estoy hablando, ¿verdad? Para empezar, debemos tener muy claro que ambos autores tuvieron dificultades para encontrar un editor que publicara sus respectivas obras. Mientras que Dickens hubo de financiar la edición completa de Canción de Navidad —incluyendo los grabados originales y su portada—, llegando incluso a poner en riesgo el futuro financiero de su familia, el autor americano, tras haber dedicado cuatro años a su elaboración —1939-1943—, decidió sufragar el coste de 200 ejemplares autoeditados que regaló a amigos y conocidos junto con una tarjeta navideña. Así, no fue hasta la primavera de 1945 cuando la obra de Philip fue publicada y editada de manera tradicional. Y esto dio paso a su adaptación cinematográfica en 1946 de la mano del magnífico Frank Capra. Si comparamos la adaptación cinematográfica —más que adaptación, podríamos decir que es una obra inspirada en el relato de Philip, pues este contiene poco más de 4000 palabras— con la obra original, encontramos algunas diferencias. La primera y principal es la extensión de la obra; y es que la película dura nada más y nada menos que 130 minutos; algo realmente interesante al observar la brevedad del relato. Este metraje extra se debe principalmente al protagonismo que adquiere George Bailey en todo el film, un protagonismo que no existe en la novela, pues en ella solo se vislumbran sucesos acaecidos en una realidad hipotética en la que no existe dicho personaje, y como consecuencia, se entiende la importancia de que George exista. De hecho, la recreación que Capra hace en las virtudes y defectos de George Bailey es la que logra que todos amemos de un modo incondicional al filántropo personaje, interpretado de un modo magistral por el bueno de James Stewart. Curiosamente, fue Capra quien se empeñó en que fuera este actor, y no otro, el que lo encarnara; y es que, antes de su llegada, todos pensaban en el maravilloso Clark Gable para el papel. Como si los astros se hubieran conjurado contra la película, la recaudación en taquilla apenas si logró duplicar el coste de producción; algo realmente decepcionante para quienes esperaban ganar muchísimo más tras su estreno. Para más inri, el hecho de que solo fuera galardonada con uno de los seis Oscar a los que aspiraba —Oscar a los mejores efectos especiales, por haber sabido simular la nieve de un modo que hasta entonces no se hacía, mezclando agua con espuma de extintor—, entre los que se encontraban mejor película, mejor director o mejor actor, la convirtió en un fracaso.Sin embargo, el paso del tiempo ha logrado ubicarla donde se merece. Y hoy es considerada una auténtica obra maestra —entrando en la lista ‘100 años, 100 películas’ del American Film Institute, en la posición 11; muy por encima de la vencedora de los Oscar de aquel año: ‘Los mejores años de nuestra vida’, de William Wyler, la cual ocupa la posición 37—. De hecho, casi todos los países —especialmente aquellos más vinculados con el cristianismo, aunque el autor del relato opinara que su trasfondo no debía quedar vinculado con religión alguna— la consideran como una fenomenal oferta a ofrecer en su parrilla televisiva en las fechas navideñas.Así que, si esta Nochebuena —ahora que debemos estar encerrados y sin mantener casi el contacto con nuestros seres queridos— pasáis de famosos pintados y cantando, o del especial del tamborilero, ya sabéis qué podéis hacer; especialmente para los más jóvenes que no saben de lo que hablo… ¡Un consejo! Haceos con un paquetito de pañuelos desechables para verla.¡Buenas fiestas y que el próximo 2021 nos permita vivir más y mejor!