Buena
parte de los votantes de Estados Unidos debieron de vivir en cierta manera una
catarsis tras el ansiado regreso de la cordura a su país, pese a que se vayan a
perder una buena dosis de apelaciones caricaturescas cada vez que amanezcan
cada lunes por la mañana.
Cierta
cordura que poco a poco ha ido perdiendo el discurso de buena parte de los
políticos de tantos países, y que sin duda los grandes políticos de la tan
usada transición pondrían en cuarentena.
De todos
son ya conocidos los discursos aprendidos del congreso, siendo sólo unos pocos,
que cualquiera a estas alturas diría que han sido tocados por la varita del
creador, los que se atreven de manera inusitada a contestar improvisando unas
cuantas frases bien usadas.
Y en medio
de todo esto nos acaricia una segunda ola, que ha inundado los hogares
despiadadamente y sin dejar una muesca de pan sobre la mesa.
La carente
sensibilidad no menos despiadada por sacar unos escaños de más, un rédito
electoral que el futuro dará buena cuenta si son merecedores de tal cosa,
arrasa cada mañana o tarde parlamentaria en el congreso de los diputados.
Evidentemente
el lector sabrá, como cualquiera se podría imaginar, que ese es el último fin
de cualquier parlamentario, pero sus discursos en buena medida son carentes de
toda lógica, y la sinrazón les ha arrebatado el don de embaucar a los
ciudadanos.
Por lo
menos a mí, que pese que con gran interés todas las mañanas, a las 13:00 pongo
al rojo vivo, ya poco o nada me sorprende. Buena parte de lo que escucho son
palabras llevadas por el aire y sinsentidos que se contradicen al cabo de pocas
horas con la famosa hemeroteca de cada casa de los medios de comunicación.
Y esto que
dejo entrever en estas líneas, encontrar discursos vacíos, y que se dejan
llevar por la flema parlamentaria, no es otra cosa que la decadencia que
encontramos en nuestro día a día.
Evidentemente
el parlamento es el reflejo de la sociedad, y en ellos depositamos nuestras
ilusiones sobre que nos gustaría encontrarnos en un futuro en esta tan querida
España, y ver la incapacidad de hacer una propuesta común, llegar a acuerdos,
que es en definitiva por lo que están allí, hace perder toda esperanza que
podía llegar a tener cualquiera.
Esperanza
que han perdido en buena medida media España, y ya no sólo porque no se vean
reflejados en los discursos de los políticos, que al final es meramente
anecdótico, sino porque sus negocios, empresas, restaurantes, se han ido por la
borda sin tan siquiera mirar atrás.
Hemos
pasado de que algunos partidos utilizasen la palabra Venezuela cada dos
segundos a denostar la actuación del gobierno, pese que reconozco que
seguramente algunos hicieron tripas para dentro por no mal hablar de los
ministros y del presidente del gobierno.
El
oportunismo de VOX se ha topado con la contradicción más absoluta de intentar
batallar en una guerra en la que ganase quien ganase iba a salir humillado por
haber medido tan mal los tiempos y no haber dado un tiempo de cortesía, que
hubiese servido a toda España para aceptar la nueva normalidad y dar luto a los
muertos, y a los que quedan por venir.
Esperemos
que a poco tiempo las orquestas copen los auditorios, y las salas de cine sean
el espectáculo de parajes que nos hagan olvidar de este tan aciago sentimiento
de impotencia.
Seguro que
al final nos acaba sorprendiendo alguna otra cosa más antes de que acabe todo
esto, pero lo que no me gustaría que me sorprendiera sería otro inesperado giro
parlamentario en el que denostasen a cualquiera que se ponga por delante, al
final las palabras es lo único que perdura, y que otras generaciones vean lo
que hemos construido y no puedan mirar atrás con orgullo y satisfacción creo
que debería ser una cosa que nos preocupase a todos.
Pese que
algunos se creen que viven en películas de grandes directores de cine emulando
grandes actuaciones, aunque puedan parecer bien fundadas no parecen que tengan
el decoro parlamentario que debería consolarnos a todos.
Aún queda
mucho por recorrer, pero ansío ese día en el que todos nos podamos sentar a escuchar
las grandes y no menos tristes historias que han vivido nuestros vecinos y como
han podido superarlas.