Quien ha leído la Biblia pedagógica de Comenio, siempre estará
dispuesto a sonreírnos. Sus ideales han inspirado una educación solidaria. Colosal
apóstol y resiliente, profesó la paz entre los hombres y centró a la persona,
como epicentro del cosmos pedagógico, capaz de perfeccionarse y encontrar la
felicidad a través de la educación.
Juan Amós Comenio, proclamado por la Unesco, padre de la
pedagogía, arribó al mundo, un marzo 28 de 1592 en la actual República Checa. Célebre
pedagogo y teólogo, educado en la Universidad de Heidelberg, lideró el primer
salto cualitativo de la educación. A los 78 años, murió en Ámsterdam.
Huérfano desde los 12 años. Vivió en una época
sangrienta, perdiendo a su esposa e hijos. Como protestante y enfrentado a la inquisición,
sobrevivió oculto en su patria, viendo acabar a sus obras en la hoguera. Había
leído a Copérnico y emulándolo, comparó magistralmente al estudiante como centro
del universo pedagógico.
Comparable a
Cervantes en el campo educativo, escribió para la humanidad de todos los
tiempos y catapultó a la pedagogía a la categoría de arte y ciencia con “Didáctica Magna", orientado a hacernos mejores personas.
Publicó el primer libro ilustrado para niños, Orbis pictus y El Camino de luz, entre
otras obras.
Asimismo,
este extraordinario reformador de la educación renacentista, propuso el primer
sistema educativo articulado con planes de estudios, vigentes hasta hoy: la
escuela maternal parecido a nuestras guarderías, la escuela común obligatoria,
equivalente a la primaria y, la escuela latina o gimnasio, similar a la
secundaria de hoy.
Cuatro siglos después, su inmenso aporte a la humanidad
cada vez cobra mayor impacto mundial. Su idea pedagógica del amor, como único
camino hacia la paz, ha inspirado a la Unesco, el famoso logo “Construir la paz
en la mente de los hombres y de las mujeres”. También planteaba, construir una
comunidad duradera, haciéndose realidad con la ONU.
Adelantándose a su época, este genio, universaliza a la
educación, planteando la idea Pansófica, enseñar de todo a todas las personas,
sin importar su condición social, género o limitación física, para el logro de
la plenitud humana y del estado, coincidiendo con el discurso actual, “educación
de calidad para todos y todas”.
Percibía a
la escuela, como un grato espacio recreativo, adornado de jardines y abierto al
público. Proponía escuelas gratuitas a cargo del estado y edificarlos en cada
pueblo para todos los niños y niñas; sin embargo, la hemos privatizado, dejando
a más de 263 millones de personas sin escuela, según la Unesco, 2016.
Además, consideró al maestro,
la profesión más noble y modelo social, capaz de enseñar menos y aprender más. Apertrechado
de estrategias didácticas mutables, está obligado a atraer al estudiante y
conocer su materia. Su labor debe forjar autosatisfacción, gozar de un
respetable estipendio y cordial trato como en la actualidad lo hace Finlandia.
Revolucionando
su época, plantea el Paidocentrismo,
centrando al estudiante como núcleo del proceso educativo. Con Comenio, cada estudiante es único y nadie
puede ser menospreciado. Está obligado a ser protagonista de su aprendizaje y capaz de superar al maestro,
aprende de acuerdo a su edad y debe viajar por otros países para ampliar su
bagaje cultural, como el programa Erasmus de la Eurozona.
El acto pedagógico para Comenio es aprender haciendo:
comprender, retener y practicar, anclado en tiempo, objeto y método usando
imágenes. ¿Acaso no es constructivismo? Aprendizaje gradual y articulado, de lo
sencillo a lo complejo, priorizando la comprensión sobre el memorismo, de preferencia
en la lengua original del aprendiz. Los ejemplos y amorosos tratos, alejan azotes,
y generan una experiencia placentera para docentes y estudiantes, sostenía.
Comprometió a la familia, como genuina aliada de la
educación. El rol protagónico de los padres en la formación y aprendizaje de
sus hijos es clave, para lograr
su desarrollo personal en la sociedad, coincidiendo así, con nuestra narrativa
actual.
Como herederos de esta noble labor educadora, renovemos
nuestra fe en la humanidad y ejerzamos el neomagisterio comeniano, para lograr,
los sueños de paz y desarrollo sostenible para todos, a través de la educación
solidaria, visionado en la madrugada del renacimiento.