. Lo anterior se puede evidenciar en nuestras
propias vivencias, cuando niños somos inmersos en los ideales de “Lo que debe ser un buen mundo” y las
personas que están a nuestro alrededor procuran inculcar en nosotros valores y
elementos que nos hagan personas de bien,
osea nos vemos entorno a unas ideas relacionadas con “El ser” y el “Deber ser”,
es decir, cae sobre nosotros un idealismo. Es entonces cuando se introducen
aspectos sobre cómo ser un buen niño, como ser un buen hijo, un buen estudiante
o un buen ciudadano, en fin, la orientación que se dirige como formación va
encaminada a “consolidar una persona que contribuya
y aporte a la sociedad”. Nótese por ejemplo la cantidad de civismo los
programas dirigidos al público prescolar, inclusive la forma en que se expresan
es de destacar.
Entonces es por ello que vamos germinando con un ideal establecido en
nuestro ser, lo que hemos visto y captado de nuestro alrededor busca ser
aplicado y eso es lo que hace que el niño sea inocente, no conoce a plenitud la
maldad y desvalorización del mundo real con el cual tendrá que convivir a
diario durante el resto de su existencia, por ello los chicos son sinceros,
poco dados a mentir, expresan lo que sienten, son cariñosos y demás. Bajo ese
entendido podemos asegurar que en los primeros años de la vida humana las
personas llevan incorporado un buen sistema de principios, valores e ideas.
Todo cambia cuando es momento de “madurar”,
allí es donde conocemos la faceta real y definitiva de este mundo, debido a que
tenemos incrustado en nuestra mente, gracias a los diversos aparatos
ideológicos, un mal concepto de lo que es madurar y lo concebimos más allá de
cambios que experimentan nuestros cuerpos sino que también es momento de hacer “evolucionar” la mente del joven, es
entonces donde la formación que en principio se le mostró al niño como ideal,
ahora es puesta en ridículo por los formadores y es por ello que debes hacer
todo lo contrario a lo que inicialmente te dijeron que hicieras para demostrar
que maduraste.
Ahora llegó el momento de ser vivo, buscar cómo aprovecharse del otro,
obtener gran cantidad de cosas con el menor esfuerzo posible, recurrir a todos
los medios lícitos o ilícitos para alcanzar un consumismo desenfrenado y
abrirte de par en par a los excesos del placer para así “disfrutar la vida”.
Tenga en cuenta como los programas y cosas que se veían de chicos cambian
abrumadoramente a las que consumimos cuando somos mayores, por lo tanto todas
esas bases iniciales son totalmente destruidas por el nuevo contenido que vamos
a disfrutar y al cual tenemos que acogernos si queremos sobrevivir, pues de lo
contrario, si decidimos mantenernos aferrados a nuestras ideas no tenemos más
destino que morir, pero para consuelo nuestro, desaparecer de este mundo pero
haciendo parte del reducido y selecto grupo de los idealistas muertos.Jose Alexander Masco Avendaño R.C.C. Abogado