. A propósito, entre dichas situaciones se encontrarían los efectos
de la pandemia actual y de la inteligencia artificial (IA) en algunos de los
ámbitos de la vida cotidiana, sobre todo en los últimos años.
De modo que algunas de las maneras que
permiten ganar dinero, son: el empleo, el ahorro, y las inversiones
especulativas, rentistas y productivas [1]. Así, por ejemplo, un empleo se
puede obtener siguiendo la siguiente receta: primero, se debe ir a la escuela.
Segundo, se debe ir al colegio (secundaria), Tercero se debe ir a la
universidad y así se obtendrá un título profesional. Entonces, con ese título
se podría conseguir un empleo y, por ende, ganar una cantidad de dinero, la
cual, dicho sea de paso, a veces, es importante.
Hoy, sin embrago, y aunque parecería que
nunca se habría requerido poseer un título universitario para conseguir un
trabajo, al menos el no calificado y con poca paga, existen empresas,
vinculadas más que todo al desarrollo informático y al de la IA, como Google y
Tesla, que han empezado a reclutar personal calificado sin que este disponga de
títulos de educación superior [2].
De tal forma que un individuo buscando un
empleo a fin de conseguir algo de dinero, se podría hacer la siguiente pregunta:
¿Se requiere realmente un título universitario para obtener un trabajo en las
empresas de mi localidad en las que me gustaría desempeñarme?
El ahorro, igualmente, ayudaría a lograr
el cometido en cuestión, aunque esto sería de un modo indirecto y
complementario. Es decir, si ya se tiene una fuente de ingreso, el ahorro apoyaría,
por lo menos, a acumular dinero a través del tiempo. Pero, ¿Se puede ahorrar en
la situación actual en la que vive la humanidad a causa de los estragos de la
pandemia, por ejemplo?
Parecería, hoy más que nunca, que la
austeridad, o el ahorro obligado, ayudarían a sobrellevar, al menos en cierto
grado, la desgracia en cuestión. Dicha austeridad, a todo esto, podría ser
fomentada por la compra y/o consumo solamente de productos vitales, al menos
hasta que se reduzca de un modo importante la actual crisis sanitaria mundial,
por ejemplo. Aunque esto a su vez podría contribuir al reforzamiento de la
actual recesión económica que existiría en todo el mundo, o al menos en cierta parte
de él. Sí, en efecto, es complejo sortear las condiciones actuales en las que
vive la humanidad.
Las inversiones especulativas, en este mismo
sentido, también permitirían conseguir más dinero. Supóngase, por ejemplo, que un
inversor tiene una cantidad X de pesos ociosos, y la quiere invertir en algo,
con el fin de obtener más dinero. Entonces, él decide invertir en moneda
extranjera [3], como en el dólar americano, y, a través del respectivo
diferencial cambiario conforme transcurre el tiempo, si es posible igualmente ganar
algo de dinero. Pero, como en toda inversión hay un cierto nivel de riesgo al que
el inversionista tendrá que sujetarse.
En este sentido, por ejemplo, si la moneda
nacional del inversor, en este caso pesos, recuperara su poder adquisitivo, al
menos en cierta medida, frente al dólar americano (sobre este tema, remítase a
mi artículo: “Lectura económica: precios que no me dejan vivir”, publicado
también en reeditor.com) los precios de venta y compra de aquel dólar disminuirían.
Esto a su vez no solo que no le permitiría ganar dinero al inversor, sino que este
podría llegar a perder, al menos, una parte de su dinero invertido.
Por cierto, en el caso particular de los dólares
americanos, si se está pensando en realizar una inversión como la antes
mencionada, hay que recordar que en los Estados Unidos el patrón oro desde el
siglo pasado ya no respalda la emisión de dichos dólares [4]. Por tanto, es
válido que se indague sobre cuestiones, como ¿qué estaría hoy respaldando la
emisión de dólares americanos? ¿Los dólares que circulan en el mundo podrían
ser de naturaleza inorgánica?
Junto a esas inquietudes, además, por la
situación que el mundo está atravesando debido a la COVID-19, otras igualmente
serían validas, como ¿Estarían los Estado Unidos fabricando más dólares a fin
de favorecer a la atenuación de la situación económica desfavorable actual de
sus habitantes? ¿Cómo afectaría la actual emisión en cuestión a los países que
se encuentran dolarizados? ¿Qué consecuencias le podría acarrear a un inversor si
quiere invertir en esa moneda?
Una forma, en este sentido, de protegerse
de la devaluación anteriormente citada, y de paso tener la posibilidad de ganar
algo de dinero, si se cuenta con una cierta cantidad de capital ahorrado es,
por ejemplo, la adquisición de oro. Puesto que este metal no sufre devaluación.
No obstante, sus precios de compra y venta pueden variar en el transcurso del
tiempo, ya que ellos están sujetos a la dinamización de la oferta y la demanda que
ocurre en el mercado mundial. Imagínese amable lector, por tanto, qué sucedería
si en más naciones ocurriría lo que pasó en los Estados Unidos respecto a que
el oro ya no respalda la emisión de su moneda nacional. Así como también si
otro elemento, como el grafeno [5], podría llegar a desplazar al oro de su estatus
de valor privilegiado del que goza en el mundo.
Mientras que las inversiones rentistas
tienen que ver, por ejemplo, con inversiones que se llegan a hacer en entidades
financieras. Un caso, así, es poner dinero en una póliza de acumulación a una cierta
tasa de interés que dichas entidades ofrecen a sus clientes. Para esto, se debe
tener en cuenta que existe en general poco riesgo en este tipo de inversiones.
Pero, ¿en tiempos de pandemia sería lo mismo? Igualmente, hay que conocer
acerca de las tasas de interés pasiva, activa, nominal y anual. Y también,
determinar en qué moneda se realizará la inversión en cuestión. Se puede, efectivamente,
en ciertos casos hacer una mezcla de tipos de inversiones.
Ahora bien, si hay disposición por parte
de un inversor para asumir un riesgo alto, él podría invertir una cierta
cantidad de dinero, a fin de incrementarla, comprando títulos valores [6], como
son las acciones de una empresa. Así, el inversor debería adquirir acciones de
empresas grandes, de preferencia transnacionales, como las que se encuentran
sobre todo vinculadas a las tecnologías de la información y comunicación
digitales. Pero, para esto hay que saber, entre otras cuestiones, qué son
acciones comunes y preferentes. No vaya a suceder que después de haber comprado
un tipo de acciones en particular el inversionista se vaya a encontrar con una
sorpresa para nada favorable.
Como ya se dijo antes, además, el riesgo
de invertir en títulos valores es más alto que en otros tipos de inversiones,
pues existen diversos factores que están fuera del control de un inversor. Pero,
¿Cuánto más alto sería ese riesgo en tiempos de pandemia? Algunos eventos, así,
que están ocurriendo hoy en el mundo podrían darle una idea a usted afable
lector relativa a dicha cuestión, como que la compañía Coca-Cola, una
transnacional grande, acaba de despedir a un número importante de sus
trabajadores a nivel mundial, lo que, a su vez, estaría en función de la
COVID-19 [7].
Las inversiones productivas, en cambio,
tienen que ver con la puesta en práctica de empresas y negocios. Una de sus
características principales, así, es la que está relacionada con que un inversionista
en este tipo de inversiones puede ofrecer empleos a otras personas. Asimismo, en
tiempos de pandemia sus operaciones se podrían realizar de una manera híbrida,
esto es, en parte física y en parte online. E inclusive solamente de un modo online
(sobre este tema, véase mi artículo “Tips para hacer negocios efectivos en tiempos de pandemia: ¿Es suficiente
aprender a realizar ventas online? Publicado igualmente en reeditor.com”).
Ahora bien, una de las cuestiones clave
que hay que considerar en la realización del tipo de inversiones arriba citado,
es indagar sobre el negocio en el que se desea invertir. De tal forma que hacer
esto contribuye al éxito de las inversiones productivas.
Su importancia, así, podría ser aclarada gracias
al siguiente ejemplo: en la década de 1990 llevé a cabo una investigación
operativa sobre el costo del pasajero transportado. En ese entonces, por
cierto, circulaban en el país vehículos conocidos como buses, busetas y/o
combis que brindaban el servicio particular de transporte urbano con diversas
categorías, como ejecutivo, selectivo o popular [8].
Recuerdo, así, que ese estudio lo realicé
en la ciudad de Guayaquil. Mientras que para su desarrollo, entre otras tareas,
determiné el costo del pasajero transportado para cada uno de los vehículos arriba
citados. Y, de igual forma, efectué algunas entrevistas a dueños y choferes de aquellos
vehículos. Así como también a los secretarios de ciertas cooperativas relativos
al servicio de transporte en cuestión.
Para no alargar el asunto, en este
sentido, un par de sus resultados fueron los siguientes: una de las busetas que
hacía, en ese entonces, un recorrido del centro al norte de la ciudad cobraba
al pasajero por transportarlo (S/.) 500 sucres. Mientras que el costo que
determiné para este caso fue de (S/.) 800 sucres. Sí, en efecto, era como que
el dueño del transporte le obsequiaba (S/.) 300 sucres al pasajero para que se transportara
en su buseta.
Otra información también que se originó
del estudio en cuestión, pero esta vez como producto de las entrevistas, fue
que algunos noveles inversores en el negocio del trasporte urbano consideraban
que mientras más largo era el recorrido que tenía que hacer su vehículo
(buseta, bus o combi), más dinero ganaban.
No obstante, en el negocio del transporte, y en particular urbano, un
circuito de recorrido corto al dueño del transporte le permite ganar más dinero
que un circuito largo. Puesto que mientras más rápido los pasajeros se suben y
se bajan de un transporte, más ingresos se producirían para el dueño del
transporte.
Cuestiones, por tanto, que parecerían
hasta intuitivas para los conocedores de un negocio específico, como en el caso
del transporte en cuestión, pero para quienes no saben de este negocio esos
temas podrían llegar a pasar simplemente desapercibidos.
Es importante, así, mencionar al menos dos
asuntos más relativos al período y el negocio en cuestión. A partir de 1992, existió
lo que se conoció como compras de renuncias obligatorias en el sector público [9].
Es decir, instituciones públicas que para deshacerse de un cierto número de empleados,
les pedían a estos que renunciaran, y a cambio les daban una cierta suma de
dinero.
Podría ser, así, que algunos de esos
servidores públicos al encontrase sin trabajo habrían decidido invertir en el
negocio del servicio de transporte urbano y, por ende, habrían adquirido un
vehículo (bus, buseta o combi), bajo ciertas condiciones de pago, a fin de ponerlo
a trabajar. Decisión que a su vez podría haber sido inspirada solamente en la
creencia de que los transportistas, o al menos una gran parte de ellos, que ya
llevaban un buen tiempo en ese negocio, habrían logrado hacer una gran fortuna.
Creencia que a su vez se podría haber fundado en la mera observación de las
propiedades que esos transportistas poseían fruto supuestamente del negocio en
cuestión.
Ahora bien, una crisis financiera y
económica en el país se había venido gestando durante la década anteriormente
citada [10], la cual terminaría de estallar con el feriado bancario en 1999 [11].
La población, ecuatoriana, así, se vio afectada de distintos modos y en
diversos grados.
Los transportistas del sector urbano, en
efecto, no podrían haberse quedado al margen de las consecuencias de dicha
crisis. Existirían, así, inversores que habrían fracasado en el servicio del
transporte urbano. Y aunque la crisis en cuestión obviamente estaría conectada
a ese fracaso, los resultados de mi estudio previamente referido me darían
pistas para pensar que el desconocimiento del negocio, por lo menos en algunos
de esos inversionistas, podría estar también vinculado al fracaso en cuestión. Así,
se podría decir que en el mejor de los escenarios unos transportistas se podrían
haber quedado con sus vehículos. Mientras que en el peor de los casos, otros podrían
haber perdido sus vehículos en manos de los bancos y las financieras y, además,
se habrían quedado con deudas que habrían contraído por las operaciones del
negocio en cuestión.
En definitiva, se pueden realizar los
tipos de inversiones, o al menos algunos de ellos, revisados en el presente
escrito, en tanto y cuanto los acontecimientos actuales que están sucediendo en
el mundo, como las consecuencias de la pandemia, lo permitan.
[1]Para más información,
remítase a OBS Business School (s. f.). Tipos de inversiones: el beneficio de
conocer dónde se pone el dinero. Disponible en: https://obsbusiness.school/es/blog-investigacion/finanzas/tipos-de-inversiones-el-beneficio-de-conocer-donde-se-pone-el-dinero
[2]Para más
información, remítase a El Periódico (2018). Apple, Google y otras grandes
empresas empiezan a contratar a personas sin estudios universitarios.
Disponible en: https://www.elperiodico.com/es/economia/20180822/apple-google-empresas-contratar-sin-carrera-6998911
[3]Para más
información, remítase a Cazar Efraín (2001). El mercado internacional de
divisas. Principios básicos. Disponible en: https://digitalrepository.unm.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1315&context=abya_yala
[4]Para más información, remítase a
Mitchell, Cory (2014). Everything You Ever Wanted To Know About The Gold
Standard. Disponible en
https://www.forbes.com/sites/investopedia/2014/04/21/everything-you-ever-wanted-to-know-about-the-gold-standard/#65675f162716
[5]Para más información, remítase a
Selbach, Elmar (2013). The Millionaire Investor Better than gold, diamonds
or real-estate: Graphene: How a new disruptive technology is changing the
world, and we can become rich with it. US: Edition Esam.
[6]Para más información, remítase a Bolsa
de Valores de Guayaquil (1998). Guía didáctica del mercado de valores.
Guayaquil: Corporación Civil Bolsa de Valores de Guayaquil-Área de
Divulgación.
[7]Sección Internacional (2020). Coca Cola anuncia reestructuración mundial, con despidos y miles de
retiros voluntarios. El Universo. Disponible en: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/09/01/nota/7962541/coca-cola-anuncia-reestructuracion
[8]Para
más información, remítase a Sección Actualidad (2014). La evolución de las tarifas de
transporte urbano desde 1930 hasta el 2006. El Comercio. Disponible en https://www.elcomercio.com/actualidad/evolucion-tarifas-transporte-urbano-1930.html
[9]Para
más información, remítase a Endara, Ximena (1999). Modernización del Estado y
reforma jurídica, Ecuador 1992-1996. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar.
Sede Ecuador.
[10]Para
más información, remítase a Salgado, Wilma (1999). Desencadenantes y
beneficiarios de la crisis económica en el Ecuador. ECUADORDebate, 48, 5-23. [11]Para más información, remítase a Acosta,
Alberto (2000). Ecuador: del ajuste tortuoso al ajuste dolarizado… (Qué hecho
yo para merecer esto). ECUADORDebate, 50, 67-103.