¿Qué hago? Me pregunto. ¿De qué me sirve? Si es que no gano nada. Pero me aburría un día
de la cuarentena y me dio por escribir. Llevo ya un año escaso pensando sobre un tema al cual
se me ocurrió llamarle la jerarquía de las artes. Y allí me lancé yo a ver que había en Internet
sobre esto y prácticamente no encontré nada. Tan sólo un único artículo breve y bastante
pobre en una web llamada “Piénsalo”. Esto de la jerarquía de las artes es un tema que se nos
queda fuera de la ventana de Overton por lo que parece. Resulta que con las artes ocurre algo
similar con los deportes en cuanto a cual requiere más inteligencia.
Yo estaba leyendo un amplio análisis sobre una de las novelas a estudiar. En los últimos años
he leído un montón sobre videojuegos y aprendí que podían tener una faceta artística y fui
capaz de crear mis propios análisis tan profundos como se quiera sobre ellos. Fue ahí cuando
me pregunté qué tenía la literatura para dar mejor imagen de un escritor que de un director de
cine, ser sinónimo de sabiduría, para ser materia obligatoria a estudiar, para que un premio
Nobel sea más prestigioso que un Oscar o un Grammy, para que se celebre el día del libro por
todo lo alto cuando el día del cine o música no sé ni si existe. De alguna manera, entendemos
la literatura como un arte superior a los demás.
Buena parte de culpa la tienen los medios de comunicación que nos venden su buena imagen.
Eso de que los libros te llevan a mundos increíbles donde todo es posible cuando otras formas
de arte pueden conseguirlo en igual medida. Que si pueden enseñar lecciones de vida, como si
fuesen los únicos capaces de hacerlo. Se nos crea un estereotipo del perfil de escritor,
apareciendo estos con cara de interesantes, con la mano en la barbilla, mirando por la ventana
de donde les llega la luz que los ilumina y ellos como pensando en movidas existenciales. Hay
que admitir que los escritores por lo general, al menos por lo que se ve en los medios,
practican el postureo intelectual.
Es más, nos decían que la literatura era la base del resto de artes. Por el guion de las películas,
la poesía de la música. Pero sin ser experto en ninguna de estas dos, afirmo que la música no
solo necesita letra para emocionar y ser arte, y que el cine es el arte de la imagen y sonido
plasmada en el plano. Aunque la letra de la música y el guion del cine tienen su importancia,
no son el único elemento que les da cualidades artísticas ni mucho menos. Entonces, ¿qué hay
de la fotografía, la escultura, la pintura u otros? ¿También se nutren de la literatura?
Y cabe lugar a pensar por qué motivo pensamos de esta manera. Pues bien, le propongo un
experimento práctico, ¿se acuerda de lo que decía sobre la inteligencia en los deportes,
verdad? Tan fácil como preguntarle a un entrenador de baloncesto cuál es el deporte que
requiere más inteligencia. Predecible, ¿no? ¿Y a uno de fútbol? ¿Y al de ajedrez? Pues seguro
que alguien lo considerará inferior, pongamos por tener mucho tiempo para tomar una
decisión en comparación a otros deportes.
La conclusión de todo esto es que el más complejo siempre será del que más sepamos. Yo he
jugado a tres deportes distintos en mi vida y no había entrenador que se librara de decir que el
suyo era el más de usar el coco. Y es normal, pues el que conocemos es el único del que
tenemos consciencia de su complejidad. En términos de arte, ¿cuál es el arte que todos
conocemos por ser estudiado en la educación pública? ¡Bingo! La literatura.
Por otro lado, la literatura es el arte que más ha influido en la historia y en el pensamiento
humano, cierto. Pero no me parece suficiente para justificar su aprendizaje en vez del de las
otras artes, que aún tienen mucho que madurar, y la única forma de contribuir a su evolución
es dando a conocer sus posibilidades a más población para así generar una cultura que
abarque el conocimiento de todas las ellas. Además, que quede claro que las otras artes tienen
tanto potencial como la literatura para mover los hilos del mundo.
Lo que sí es importante sin duda, y esto está totalmente extendido, es la lectura. Esta ha de ser
por ello obligatoria mediante esos libros que hay que leer cada trimestre en la mayoría de los
casos, pero ello no implica consigo conocerse todas las obras de Juan Ramón Jiménez.
A raíz de esto, yo creo que literatura debería ser una asignatura optativa. Después de todo,
¿de qué te sirve saberte 500 obras con sus características y ubicarlas en cada una en su etapa
literaria de la historia? La única aplicación que le veo es por curiosidad propia como hice yo
con el videojuego, o por cultura general. Pero yo creo firmemente que nos deben dejar a
escoger sobre qué arte especializarnos. Porque ser culto en literatura no vale más que ser
culto en fotografía, sino que vale exactamente lo mismo. Esta variedad de conocimientos, dará
lugar así a un nivel de cultural más diverso y por lo tanto un país más rico culturalmente. Nos
permitirá dejar de ser un país culturalmente mediocre donde no estamos todos ceñidos a
saber de lo mismo, donde el que sabe de una cosa se la enseña a otro y ese otro le enseña de
lo que sabe a su vez a los demás.
Y también sé que alguno me pudo haber tomado por un chalado por haber dicho que los
videojuegos pueden ser arte, pero estoy seguro de que una persona que sepa sobre música u
otro arte cualquiera puede llegar a la misma conclusión.
El bombardeo de los medios, junto a la relación entre conocimiento y conciencia de
complejidad sitúan a la literatura en la cima de la pirámide jerárquica de las artes, la cual ha de
ser destruida para evolucionar a un mundo con más riqueza y variedad cultural.
Definitivamente, me declaro defensor de lo que he decidido llamar igualdad artística.