Los países de industrialización reciente han basado su progreso en la
capacidad para desarrollar nuevas líneas de producción y nuevas
especializaciones. En definitiva, las naciones más eficientes en el
logro de su desarrollo económico son las que han pensado y diseñado
estratégicamente sus ventajas comparativas y han logrado su cometido.
Si
las ventajas comparativas pueden ser creadas socialmente, ¿Cómo podemos
lograrlo? De diversas maneras: mejorando los niveles y la calidad de la
inversión, apostando a la tecnología y a la educación para forjar un
capital humano más eficiente, desarrollando economías a escala vía la
estrategia de integración regional, apostando a la consolidación de un
mercado interno fuerte, basado en altos salarios, promoviendo un sistema
financiero al servicio de la producción y no de la especulación,
mejorando la infraestructura pública (redes hídricas, ferroviarias,
energía, carreteras, puertos, entre otras). Es decir, continuar
profundizando el camino iniciado en el año 2003, donde la Argentina
configuró su macroeconomía para alentar a la producción nacional, en
detrimento de la especulación financiera.
Entre los
principales objetivos del modelo de industrialización por sustitución de
importaciones se trata de asignar a los agentes internos;
estado-nación, mercado interno, empresariado, burguesía nacional entre
otros, un papel más decisivo en la creación de una base endógena que sea
capaz de promover el crecimiento económico y la industrialización
dejando que las fuerzas externas ocupasen un papel complementario. El
modelo también se centra en la expansión del empleo y en la distribución
equitativa del ingreso como modo de elevar la demanda solvente de los
consumidores y reducir la heterogeneidad estructural, elementos
importantes del mercado interno.
El estado debe intervenir para frenar la
monopolización de la economía y para controlar a los capitales
extranjeros.
Además creemos en la necesaria acción
del Estado como co-generador (junto con el sector privado) de las nuevas
ventajas comparativas para que Argentina se desarrolle. Entendemos al
Estado, no como un Estado empresario, sino como el co-creador, a través
de inversiones en ciencia, tecnología e infraestructura, de las
posibilidades de creación de nuevas ventajas comparativas. La
planificación estratégica de dichas inversiones, empero, no corresponde
sólo al Estado y al sector privado individualmente, sino a planes
estratégicos conjuntos y consensuados con los empresarios y con los
trabajadores argentinos asociados en las diferentes instituciones que
los representarían bajo la conformación de un Consejo Económico Social.