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El demonio de los negocios en el fútbol

Cómo niño con potencial que es ignorado, la liga de ascenso en el fútbol mexicano es y será una lamentable patología para los dueños del balompié monetario. No es de sorprenderse la forma de hacer a un lado (con la bota del desprecio) a los integrantes de la segunda división. Es el ejemplo perfecto de eliminación de gastos innecesarios para invertir en el producto más consumido. Así hasta explotar los recursos seguros provenientes de la pasión masiva. El individuo de saco con corbata nacido en el círculo de la visión capitalista le cuesta trabajo observar el romance del balón con todos.

 

. No es de sorprenderse la forma de hacer a un lado (con la bota del desprecio) a los integrantes de la segunda división. Es el ejemplo perfecto de eliminación de gastos innecesarios para invertir en el producto más consumido. Así hasta explotar los recursos seguros provenientes de la pasión masiva. El individuo de saco con corbata nacido en el círculo de la visión capitalista le cuesta trabajo observar el romance del balón con todos.
Hablar de ascenso es fomentar talento (el que aún existe a pesar de los actos de corrupción). Además, se trata de iniciar al infante en el mundo del césped desde una región sin equipo de primera. Es armonizar y balancear la producción concreta de entendimiento colectivo con proyección hacia una liga retadora ¡Por favor! ¿A caso estos “dueños” (que no lo son en el sentido emotivo) no ven la afectación brutal sin el ascenso MX?

El deseo de competir en un marco más amplio es el combustible nato de cualquier escuadra de segunda división. Todos los aficionados y jugadores de dicho torneo añoran con arribar al máximo circuito mexicano. Es agregarle un valor distante de lo económico. 

Si se elimina esa esperanza no tiene motivo alguno seguir el sendero del juego melancólico. Es cierto, para los que “bajan” de la tabla de “arriba” es un castigo doloroso, pues provoca ardor sin quemaduras. Sin embargo, todo equipo de primera división debe jugar bien sus cartas sin abusar del orgullo en las jornadas.

Por otro lado, el incumplimiento de los requisitos para conseguir la aprobación o el visto bueno de los empresarios es evidente. No sé puede negar el precario panorama del ascenso con sus respectivos entes futbolísticos. Aunque dicho fenómeno también es resultado de la concentración de ganancias en otros elementos sin importancia deportiva ¿Quién va a obligar a los dueños o instituciones de clubes a administrar su dinero? Absolutamente nadie porque es nadar a contracorriente en métodos capitalistas. 

Lo único que hace el gremio del dinero es aprovechar el salario de las hinchadas a partir de mercancía, boletos, productos, etc. De ahí procede el pago a los respectivos empleados (incluidos los futbolistas) ¡Al diablo con las metas que no son sinónimo de plata!

Para estar a favor de cierta reestructuración con base en otras ligas de fútbol, se necesita comprobar el éxito indiscutible. Sin embargo, solo se mencionan ejemplos que no cumplen con la confirmación absoluta. Todas las ligas exitosas comprenden ciertos conflictos en su extenso marco organizacional, no obstante, no se discute el ascenso, pues es el florecimiento de piernas exponenciales. Si al joven pintor de goles, recuperaciones, atajadas, centros o asistencias le cuesta llamar la atención por dinero e influencias, ahora el filtro se hará más estrecho para sus esperanzas de sobresalir.

UNETE



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