Cual si fuera su deporte favorito, López Obrador no se cansa de mentir en un afán desesperado por recuperar esa popularidad que pierde a pasos agigantados y se vale de cualquier cosa, que aunque sabe son mentiras, trata de congraciarse con todos aquellos que se tragaron el cuento de que era la esperanza, pero sobre todo que sabía cómo gobernar, lo cual, es evidente que no.