Cual si fuera su deporte favorito, López
Obrador no se cansa de mentir en un afán desesperado por recuperar esa
popularidad que pierde a pasos agigantados y se vale de cualquier cosa, que
aunque sabe son mentiras, trata de congraciarse con todos aquellos que se
tragaron el cuento de que era la esperanza, pero sobre todo que sabía cómo
gobernar, lo cual, es evidente que no.
Cuestionado una y otra vez de no cumplir una de
sus promesas, ahora afirma que el precio de la gasolina está bajando por
órdenes de él, cuando en realidad es consecuencia del descenso en el costo del
barril del petróleo.
Debido a la tan criticada Reforma Energética
impulsada en la pasada administración, actualmente, los combustibles están al
libre mercado, es decir, cuando baja el costo del petróleo bajan las gasolinas.
Lo que López Obrador no dijo es que los
ingresos federales por la venta de hidrocarburos también serán más limitados
Mientras se cuelga esta medalla que no le
corresponde, la que sí y no reconoce es que consecuencia de la consulta pública
impulsada por el gobierno que negó a la compañía estadounidense Constellation
Brands seguir construyendo una planta cervecera en el norte del país, el peso
se devalúo aún más.
La moneda mexicana cotizó hasta 25.12 por
dólar, lo que significó un declive de 2.87 por ciento frente al precio de
referencia de Reuters del viernes.
El mensaje de incertidumbre jurídica que afecta
la inversión en nuestro país es aterrador, sobre todo, por la manera en que en
México se hacen negocios, es decir, no importa cumplir con todos los requisitos
de ley, el pueblo bueno y sabio decide, entonces, ¿para qué fregados está el
gobierno?
Esta planta cervecera de Mexicali se invertirían
más de mil 400 millones de dólares (ya iban 900 millones) y se generarían dos mil empleos directos.
¡Cómo que la situación económica de México no está como para ponerse moños!
Conagua no dará los permisos correspondientes
para la operación de la cervecera y la pregunta aquí es ¿cuánto nos costará la
subsanación de los daños? La historia se repite tal y como sucedió con la
cancelación del NAIM.