Que, . . . ¿no oyen llorar al lago?
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23/03/2020
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Otrora sano recinto
de peces, por hoy,
extintos,
los pocos que
sobreviven
son los que, el
poema, escriben.
Qué . . ., ¿no oyen
llorar al lago?,
¿a las olas que se
quejan?,
¿se merece tan mal
pago?,
¿de su amor por que
se alejan?
¡Viento y montañas,
testigos!,
¿quieren del cielo
castigos?,
¡pobre la
naturaleza!,
¿por qué a nadie le
interesa?
El lodo de sus
entrañas
¿hoy les corre por las
venas?,
¿no recuerdan sus
hazañas?,
¿no ven cómo hace
señas?
Agónico se lamenta,
¿qué, su alma no
escarmienta?,
hay que recapacitar
“japhonda” merece
altar.
Sobre el lago poco
llueve,
no hay nube que lo
consuele,
global contaminación
desgracia de mi
Nación.
¿Qué fue de aguas
cristalinas
que, del sol, fueron
vitrinas?,
¿dónde está el
líquido dulce,
no hay manantial que
lo impulse?
¿Qué pasó con el
Achoque?,
¿qué no es justo este
reproche?,
¿qué decir de la
sardina
que tenía tan fina
espina?
Recordemos al pez
tiro
y a Kurucha Urápiti,
lo digo con un
suspiro,
¿qué solución hay
aquí?
¿Dónde andarán esos
patos
que anidaban en los
juncos?,
¿sintieron tan malos
tratos
y vieron sus sueños
truncos?
¿Que se fueron a
otros lares
a fincar nuevos
hogares?;
y, no hablemos de
otras aves,
hay implicaciones
graves.
Que ese lirio, plaga
infame,
su maldad ya no
derrame,
pobre flora, tul,
chuspata,
¿no será lo que los
mata?
El gran puño de
Morelos
ya no se alza
vencedor,
enfangados sus
anhelos
se declara perdedor.
Ecológica tragedia,
quedará en la
enciclopedia,
parece que el ser
humano
no quiere a su lago
hermano.
Autor: Lic. Gonzalo
Ramos Aranda
Pátzcuaro, Michoacán,
México, a 01 de junio del 2012
Dedicado al Profesor
y colega, Licenciado en Derecho, Taurino Campos Campos.
Reg. SEP Indautor No. 03-2012-083012362100-14