Reseña "La madre de Frankenstein" de Almudena Grandes

Y seguimos para bingo, que vamos por el quinto de los Episodios de una Guerra Interminable: La madre de Frankenstein es Aurora Rodríguez pero el protagonista de la novela es su psiquiatra, Germán Velázquez que regresa en 1954 desde Suiza a España para trabajar en el manicomio de mujeres donde se reencuentra con la que será su paciente. Esta locura de más de quinientas páginas ha sido otro gran placer con Almudena Grandes. Aunque me encantaría destripar la novela intentaré contar lo menos posible.

 

. Esta locura de más de quinientas páginas ha sido otro gran placer con Almudena Grandes. Aunque me encantaría destripar la novela intentaré contar lo menos posible.
  «Por las mañanas, alguien tocaba el piano». La primera frase nos presenta al psiquiatra y a la paciente. Él será una de las voces narradoras que nos introducirá en el universo del manicomio de Ciempozuelos en Madrid. Ella es el personaje real que mató a su hija Hildegart con las mismas manos que tocan ese piano. Una mujer diagnosticada de paranoia, sin embargo inteligente y culta, que no podía entender que la sociedad no comprendiera su asesinato.

  Es una vieja conocida de Germán. Con trece años se quedó en su recuerdo al escuchar a hurtadillas una conversación en casa. Este reencuentro se suma al descubrimiento de los personajes que pululan por el amplio escenario de la novela. La auxiliar de enfermería, María Castejón es fundamental aunque hay otros compañeros de trabajo que son excelentes secundarios.

  La vuelta a España será como caer de bruces en otra galaxia. Exiliado desde 1939 dejó un panorama para llorar y a su regreso se encontrará con tragedias diferentes porque en su país persiste la oscuridad. Suiza es el otro mundo al que nos llevará la autora gracias a la familia Golstein (fantástico personaje el del padre) que acogió a Germán, que por supuesto, tendrá su correspondiente historia tras poner pies en polvorosa de Alemania huyendo de Hitler.

  Almudena Grandes se explaya de nuevo como una gran carpeta llena de apartados, guiones, separadores, resúmenes, apuntes, desarrollos, rincones, recovecos, explicaciones, vueltas al pasado... Ese maravilloso laberinto narrativo del que es maestra y del que vuelve a hacer gala en este quinto Episodio de su Guerras Interminables, con sus previos, presentes, pasados... La madre de Frankenstein paseará por la II República, por supuesto por la guerra civil (interesante el capítulo para no olvidar: el de la matanza de la Desbandá de Málaga), para toparse con la posguerra que dejará noqueado al médico. El contraste con Suiza no tiene nombre. España vive el miedo, el Estado se maneja estupendamente con la madre Iglesia y su moral en mayúsculas que se cuela por todas partes.

  Germán en el centro de la novela y con él, el mundo de la psiquiatría de aquellos años. Un terreno desconocido donde hay que retirar cortinas para confirmar –por si hacía falta– que los atropellos también avasallan a las mentes abiertas que intentan mejorar las enfermas. Los profesionales de la medicina se encontrarán con la señal de «stop» del régimen. Germán tiene que hacerse a la idea de que España “es así” y en la medida de sus posibilidades disfrutará como psiquiatra de su emblemática paciente y de la relación que con ella mantiene María Castejón.

  La auxiliar no conoce otra vida que la de aquel manicomio. Su abuelo era el jardinero y allí se quedó. Almudena Grandes se deleita con este personaje. Tiene un enorme potencial al igual que el trío que forma con Aurora y el psiquiatra. La negrura que suman por separado, mezclados y/o por dúos no resta belleza a la particular relación que entretejen. Me encanta el triángulo dibujado por la escritora aunque no me convence la última fase de la evolución de María Castejón. Aquí es donde me encantaría sentarme a analizar y charlar, pero... esta es una reseña y hay que evitar spoilers.

  Más cosas.

  Si regresamos a la psiquiatría como telón de fondo de la novela, resulta inquietante la participación en el reparto de la novela de Antonio Vallejo Nájera y Juan José López Ibor, médicos de renombre en época franquista por sus aportaciones a la eugenesia y las “curas” de la homosexualidad. Impresionante. Aunque estemos curados de espanto porque en todas las épocas habitan mentes retorcidas, los vellos se ponen de punta al recordar a quienes ensalzaban este tipo de barbaridades sin despeinarse.

  Y si hablamos de barbaridades, para qué asustarnos de los pasajes sobre el robo de bebés, esa lacra deleznable de la que aún se siguen conociendo detalles. La pobreza y el dinero maridaban a la perfección en beneficio de quienes tenían de sobra de lo segundo. Todavía debo pellizcarme para poder creer en la especie humana, capaz de esto y mucho más.

  Esta novela reúne infinidad de dramas y sin embargo, es capaz de dibujar la bondad, el amor, la generosidad, la profesionalidad de un oficio, la esperanza, los granitos de arena convertidos en magníficos castillos pese a que se respire zozobra e inmundicia.

  He escuchado decir a Almudena Grandes en entrevistas que el caso de Aurora Rodríguez le impactó hace mucho, que lo tenía en su cabeza para cuando llegara el momento y que nunca ha podido odiarla. La novela expone las razones de una mente enferma, describe con monólogos qué pasaba por su cabeza, por qué hizo lo que hizo. Es realmente interesante el delirante viaje por sus pensamientos, de los que derivan sus acciones y opiniones.

  Mil cosas habría que comentar sobre esta novela por el contenido en cantidad y en calidad de sus páginas. Ya ha ocurrido con el resto de Episodios de Grandes aunque es cierto que algunos son más densos que otros. Este en concreto no es tan complejo pero sí abarca muchas temáticas.

  En cuanto a su estilo, la escritura de Almudena Grandes no experimenta cambios. Sigue la misma línea sencilla que en el resto de los Episodios. No necesita adornos literarios con tantísimo material. Y tanto que la guerra es interminable. Esta y muchas otras plagadas de anónimos que merecen no ser olvidados. Aunque sean ficción nos ayudan a desenterrar a quienes se quedaron por el camino. Y atentos, porque a Almudena Grandes aún le queda otro Episodio. Ni que decir tiene que lo espero.

UNETE



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