Reseña "La oscura historia de la prima Montse" de Juan Marsé

Tremendamente triste más que oscura es esta historia de la prima Montse manejada con el soberbio oficio de Juan Marsé. De compleja construcción con sus voces narrativas, una riquísima prosa aunque recargada y valiente –es una obra de 1970– en su crítica al beaterío más hipócrita de la época.

 

. De compleja construcción con sus voces narrativas, una riquísima prosa aunque recargada y valiente –es una obra de 1970– en su crítica al beaterío más hipócrita de la época.
  La protagonista lleva el apellido de la encopetada familia Claramunt perteneciente a la alta burguesía catalana de los 60 y sin embargo es una idealista entregada a la caridad y los excluidos. Disfruta de su mundo particular hasta que se topa con la estricta moral que exige su estatus y el nombre que representa.

  El primo Paco vuelve a España tras ocho años de ausencia por un asunto laboral y será su voz junto con la de Nuria, la hermana de Montse, la que regresará al pasado para contarnos quién era, qué pasó, cómo conoció al joven preso al que quiso ayudar y la evolución del desenlace aunque el final se presupone que muy dulce... no va a ser.

  Ay, la pobre y cándida Montse, esa chica que no discrimina en la bondad, ignorante de que los guardianes familiares se cuidarán muy mucho de que la bondad no sobrepase los límites adecuados. La familia predica con buenas acciones pero no permitirá que la relación con un presidiario llegue a mayores. La ingenuidad de Montse clama al cielo y sin embargo se convertirá en la inesperada rebelde que nunca fue.

  Entre unas y otras, se multiplican las voces en la novela: un narrador omnisciente, la del peculiar primo Paco (gran personaje) y hasta otra voz “parlante” que entra y sale de la historia compondrán el relato mientras el lector trata de saber quién habla. Aunque no se pierde el hilo de la historia, hay momentos en los que ya no sabía cuándo se estaban produciendo los hechos, ya que es el pasado contado desde el presente donde también ocurren cosas.

  Hay que ser un genio para “llevar todo esto para adelante” cuando además aquí la acción no es relevante. Esta novela analiza y describe, describe y analiza. Insiste, profundiza y da en el mismo clavo de diferentes maneras posibles. Juan Marsé se explaya, hace gala de su dominio del lenguaje, jugando con la riqueza de las palabras, dándole vueltas a su antojo en un despliegue narrativo impresionante. Y sin embargo, esta extraordinaria virtud cae en determinados excesos y florituras que merman la fluidez en la lectura. En muchas ocasiones he tenido que volver atrás, al inicio de la frase o del párrafo para situarme.

  Por eso, es vital contar con el reposo necesario si se quiere disfrutar. La lectura rápida no va con esta obra. Olvídense de finales sorprendentes o algo que se le parezca. De hecho, de nada servirá que se pregunten hasta qué punto ha llegado –salvo cuando nos acerquemos al final– la relación entre Montse y su encarcelado cuando dejé atrás los barrotes. Lo interesante es la bola, esa espiral creada a partir de la sospecha que desde el hogar donde se ha criado, se crea alrededor de ella.

  Montse representa esa conexión entre dos mundos considerados incompatibles desde el suyo, en el que se crió y educó; donde manda la rectitud y la hipocresía no reconocida que suele llevar al camino de la deshumanización aunque las buenas palabras a la que están acostumbrados los padres, no serán capaces de reconocerlo. Juan Marsé realiza una excelente descripción del choque de estos dos universos.

  No puede faltar en la reseña una mención al capítulo de los ejercicios espirituales a los que es enviado el joven adorado por Montse. Impresionante. Es un retiro donde curarse del ateísmo. Los discursos y las reacciones de los asistentes son tan inquietantes que estremece la realidad que encierran, al más puro estilo de una secta. Si eres capaz de abstraerte de cuánto hay de verdad en el relato, las carcajadas durante la lectura serán de órdago.

  La oscura historia de la prima Montse es una novela muy recomendable por muchos motivos y sin embargo nada fácil de leer. No descubro nada afirmando que Juan Marsé es un gran escritor, de los mejores que ha dado este país.

UNETE



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