Con la llegada de AMLO a la presidencia (legítima) de
México, se hizo más que evidente el arrabalero modo en que la clase política
mexica concibe al país y al Pueblo de México, primeramente con el brincadero de
chapulines de todos los colores -priistas, panistas y perredistas- a MORENA y consiguientemente
cada uno de los intentos por frenar las propuestas e iniciativas del primer
mandatario, pero eso no es todo porque, una vez viendo arrebatado de sus manos
el enorme negocio que les representaba el país, la piara política nacional no
solamente se arrojó salvajemente sobre los restos de un pueblo cansado,
resacoso (por el triunfo), desconcertado y desestabilizado para, aprovechando
el revuelo de un presidente de verdad y de la natural división de opiniones,
hacer, al más puro estilo de las aves de rapiña, una sope de cocido político
inimaginable.
Ya que la opinión pública sigue destrozando las encuestas
manipuladas de quienes iniciaron una campaña de desprestigio sin límites en
contra de la actual administración, ya que los resultados del trabajo (con
errores, claro, no lo estamos negando) realizado a lo largo de aquél primer año
ha desmembrado por completo los alegatos y “testimonios” trucados de quienes
vieron perdido su hueso, ya que han comenzado a caer aquellas cabezas que se
consideraban intocables (y seguirán cayendo, tiempo al tiempo) dentro de la más
alta esfera administrativa del país, ya que descubrieron que la única
herramienta que les queda para ir en contra -no de un presidente de verdad sino
de ese 71% de los mexicanos que nos encontramos detrás suyo- del beneficio
general de esa patria a la que en su momento juraron y perjuraron servir, es la
desestabilización, claro está que, como los mismísimos gusanos que se gestan en
la basura después de su descomposición, esa caterva de personajes berrinchudos,
parasitarios y antipatriotas ha puesto a andar de nueva cuenta la obsoleta maquinaria
del “divide y vencerás”
Es por eso que, agazapados bajo las deshilachadas y puercas
faldas de un instituto nacional electoral (INE) que nunca comprendió el
verdadero significado de DEMOCRACIA, personajes como Felipe Calderón y esposa,
Elba Esther Gordillo y lame suelas que la acompañan y algunos cuantos más de
los que ni siquiera vale la pena hablar, han comenzado una ridícula carrera por
hacerse de lo que nunca les perteneció pero pretenden recuperar, México… para
conseguirlo, se les ocurrió que la vía mejor es la creación de nuevos partidos
políticos, confiando en el número de sus seguidores y en sus conocidas pero ya
disfuncionales técnicas mapacheras y quintacolumnistas.
Y pues no se vale, no Elba Esther, no Felipe, no INE, México
dejó de ser la mina de oro que ustedes creyeron que era porque el pueblo, es
decir, los verdaderos mexicanos así lo decidimos y claro que pueden trucar y
maquillar los números y las firmas para conseguir su registro ante el instituto
prostitucional del voto pero deben entender que el pueblo no les va a permitir
llegar más allá de eso, porque no han podido (de verdad que no pueden, no
tienen la capacidad) entender que hace demasiados años que los mexicanos,
mayormente, dejamos de lado los sombreros, los jorongos y los rifles de palo
para montarnos en un tren informático y de conciencia que hoy por hoy resulta
imposible de frenar, ya no se gana presidencias desde la televisión, ni
casándose con la más suculenta (e iletrada) de las baratijas que el mundo de la
farándula ha manufacturado (¡gaviota-a-a!), las elecciones, a partir de Andrés
Manuel López Obrador se ganarán con trabajo, con dedicación, con amor por
México y con honestidad (aunque se nieguen a creerlo así)
Desafortunadamente para México y para AMLO, las repercusiones
de tan tercos y ambiciosos procederes sólo anuncian el vendaval que se avecina
sobre el territorio, porque los mencionados personajes no descansarán hasta arrebatarle
a su virtual contrincante (porque realmente no representan una oposición
realmente sólida) un par de votos con los que puedan llenarse la boca y decir “al
menos lo intentamos” cómo ya le tocó decir a la esposa del Tomandante Borolas y
será dentro de este vendaval que los mexicanos nos veremos obligados a
reconocer que sí, que en efecto, l unión hace la fuerza y ojalá, ejerzamos
nuestro derecho a decirle no a este puñado de muertos de hambre que pretenden
regresar a sus puestos y sus oficinas y seguir viviendo de a gratis a costillas
de quienes más duro trabajan.
No esperemos hasta el último minuto para detenerlos, es
ahora compatriotas, ¡es ahora!