. Lapidaria la Encuesta CEP, ha
dejado a Sebastián Piñera con un 6% de aprobación y 82% de rechazo.
El Centro de Estudios Públicos (CEP)
entregó los resultados de la Encuesta Nacional de Opinión Pública, la cual está
marcada por la explosión social que cambió a Chile, a partir del 18 de octubre.
“Esta es la peor evaluación que ha
tenido un presidente desde el retorno a la democracia“
En cuanto a la caída de confianza,
Carabineros es la institución con mayor caída, con un descenso de 20 puntos. Le
siguen la Iglesia Católica, con 17 puntos y las Fuerzas Armadas con 16 puntos
de descenso.
En cuanto a la creación de una nueva
Constitución, el 67% expresó que la aprueba y un 13% la rechaza. En este mismo
ítem, el 56% sostiene que esta nueva Carta Fundamental “probablemente ayude a
resolver los problemas”.
El Club del Seis por Ciento.
Se podría inferir de la encuesta CEP
que el gobierno ha tocado fondo y mantiene un porcentaje creciente de rechazo
que supera el 82%.
¿Quiénes estarían apoyando este
gobierno fallido? ¿A quiénes se podría contar como miembros del Club Seis por
Ciento?
Irónicamente, se puede afirmar que el
puñado de personas que adhiere al gobierno es un grupo de amigos personales del
Presidente, que conformaría una suerte de clientela cautiva, personas del
entorno familiar y/o ligadas a sus empresas, vale decir, socios y aliados.
Obviamente, la derecha pinochetista
dura se ha alejado de Piñera y se ha alineado detrás de Kast y ha abandonado a
Piñera por irresoluto, por no haber sido capaz de aplastar por la fuerza y de
entrada el movimiento social.
¿Qué consecuencias políticas podrán
traer los resultados de esta Encuesta CEP?
Mejorando el Garrote
Es claro que Piñera no tiene la más
mínima sensibilidad como para atender la demanda social con cambios
estructurales. Criminalizar a la ciudadanía ha sido su único norte. Mejorar el
garrote es la idea de su Agenda represiva, que busca
reforzar la función policial para configurar como delitos acciones usuales de
protesta social, como lo es ocupar instalaciones, tomas de liceos por ejemplo,
o cortar calles con obstáculos, barricadas que se arman para llamar la atención
de la autoridad, o simplemente autoconvocarse, sin permiso, en lugares
públicos.
Piñera quiere aplicar el Estado de
Sitio, que sería el preámbulo de un gobierno de facto. Ha trascendido que el
Ejército se ha negado a salir a las calles y que ha pedido inmunidad para las
tropas. Ahora, se tramita Ley que permitiría disponer de los militares para
protección de infraestructura crítica.
Se está criminalizando la protesta,
pero el pueblo perdió el miedo. El hecho de protestar obstaculizando el
tránsito se eleva de falta a delito y se paga con cárcel. Los saqueos siempre
han sido delitos y cuando Carabineros se ha restado de actuar, eso bien pudo
haber constituido un notable abandono de deberes. La desprotección de la
civilidad frente a policías políticas sin control, es síntoma de desgobierno y
pérdida de legitimidad de toda la clase política. La encuesta en comento toma
una fotografía de este momento ríspido que atraviesa Chile.
El gobierno en su intento desesperado
de frenar o apagar la rebelión popular, ha encontrado apoyo en la bancada
demócrata cristiana, que le ha prestado ropa, permitiéndole centrarse en
“restaurar el orden público”, sacando el foco de las legítimas demandas
sociales.
La porfía de Sebastián Piñera lo ha
llevado a polarizar a la coalición oficial de Chile Vamos, llevando a una
mayoría de sus parlamentarios a la posición conservadora de la UDI, con un
quiebre a Renovación Nacional que ha constituido un verdadero golpe interno en
contra del liderazgo amenazante de Mario Desbordes. Así es como la bancada
oficialista, con Allamand reapareciendo en su versión más autoritaria, se ha
unido para rechazar una Nueva Constitución en el Plebiscito de apertura del
proceso constituyente en Abril, parapetándose en un statu quo que más del 90%
de la población repudia.
Como dato de prueba está la Consulta
Municipal realizada en 225 comunas, que constituyó un ejercicio cívico ejemplar
y que probó que una Nueva Constitución es sentida como el camino de solución a
los problemas priorizados por la ciudadanía.
En la ultraderecha, representada por
el Partido Republicano de José Antonio Kast, ha resurgido el histórico
Movimiento Patria y Libertad, reclamando más mano dura y el término de las
libertades públicas que permiten la protesta social. La
incursión de elementos parapoliciales realizando secuestros a plena luz del
día, ha sido una expresión del amedrentamiento que busca ejercer eses sector, pero
que tampoco ha resultado, pues las redes sociales se han levantado cientos de
registros de estos grupos y se ha hecho más fuerte la solidaridad de la
civilidad frente a esta violencia.
El Big Data, un búmeran
La paranoia de inventar un enemigo,
ha significado que el gobierno, a través del Ministerio del Interior, haya
usado como base de análisis un Informe Big Data sobre los movimientos en las
redes sociales, preparado por una firma española Alto Data Analytics. El
escándalo en torno a esta nueva improvisación del gobierno, ha puesto en
cuestión el origen del estudio, quién lo habría encargado y cómo llegó a la
Moneda. El origen del estudio llevó a Andrónico Luksic y su grupo Quiñenco, que
sería de donde partió el contrato de análisis masivo de datos, para evaluar
riesgos que pudieren afectar las inversiones del grupo y a sus ejecutivos.
¿Cómo llegó al Ministerio del Interior? es la siguiente arista del caso, porque
lo habría entregado el ex ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter, en el primer
gobierno de Piñera, y que actualmente trabaja en Quiñenco como Gerente Legal
del holding. Y otra arista que ha surgido es saber si el estudio lo pagó el
gobierno o lo recibió “gratis” de un grupo privado, pero sin respetar, en ese
caso, la Ley de Lobby que regularía este tipo de situaciones. En resumidas
cuentas, ese enemigo poderoso e implacable, que usa tecnología avanzada,
terminarían siendo tribus urbanas o conjuntos musicales para adolescentes que
circulan por Instagram principalmente. Un fiasco más que muestra el deterioro
en credibilidad de Sebastián Piñera y todo su equipo.
Como si todo lo anterior fuese poco,
Piñera, de contramano con la resolución del Senado que sancionó al ex Ministro
del Interior, Andrés Chadwick, ha decidido convocar nuevamente a su primo para
que dirija el proceso constituyente defendiendo los idearios neoliberales. Esta
última decisión refleja, en forma patética, lo aislado que está Sebastián
Piñera y cómo ha caído en la improvisación y el voluntarismo, sin querer asumir
la realidad social y política, que lleva 3 meses y que lo ha consagrado como el
peor presidente de la historia de Chile.
La política se está haciendo desde la
civilidad
Los índices de desaprobación al
gobierno, a los parlamentarios, a Carabineros, demuestran que Chile vive un
desgobierno y las salidas que se barajan en este momento es que Piñera y el
Congreso renuncien en su totalidad y que se convoque a elecciones anticipadas. Las
fuerzas oficialistas tildan esa iniciativa de golpista y tratan de apuntalar un
gobernante incapaz, que está claramente optando por la eliminación del calendario
constituyente acordado y que se pactó para dar oxígeno a su mandato
presidencial.
El punto es que las reformas que está
tratando de implementar tienen un vicio de legitimidad, lo que ha permitido que
crezca, en una realineación hacia la derecha pinochetista y nostálgica de la
dictadura, un sector recalcitrante que está por imponer la fuerza, sacrificando
sin mayores dramas la democracia representativa.
Es lo que se lee de los últimos
acontecimientos: hay una ultraderecha que con las mismas o peores prácticas que
la de los 70, busca generar condiciones de desorden, que justifiquen un nuevo
golpe de estado. Su argumento surgió después del fracaso en la PSU por el
boicot de los secundarios: “no hay condiciones para ir a un plebiscito en
Abril”
Desde la Unión Social se ha fustigado
a la clase política por tratar de colgarse de un proceso constituyente que
abrió la ciudadanía a partir del 18-O. Los remezones políticos se
incrementarán en este verano, por las definiciones cruciales que se debe tomar
de cara a Marzo. Por su parte, en la oposición más conectada con la sociedad
civil, los diputados humanistas, regionalistas, frenteamplistas, como Pamela
Jiles, Florcita Motuda, Tomás Hirchst, Jaime Mulet, entre otros, están
proponiendo un plebiscito revocatorio que signifique que todos renuncian para
que se pueda llamar a nuevas elecciones de Presidente de la República y
parlamentarios.
Desde la civilidad, el economista
Marcel Claude, ex candidato presidencial,
ecologista, ha anunciado el lanzamiento de un nuevo partido para ocupar la segunda
línea, el poder político de Chile, los cargos de representación popular, del
Ejecutivo y Legislativo, para echar fuera a los que han mantenido incólume el
modelo impuesto por la dictadura militar. Es el Partido de los
Trabajadores y la Ecología, PTE, que quiere ganar el poder político
para los cambios de fondo que Chile necesita, recuperando el control de los
recursos naturales que ha depredado el modelo neoliberal.
También, ha aparecido formalmente el
Partido Convergencia Social, como derivación de una parte
del Frente Amplio, como tienda partidaria emergente, ya inscrita en SERVEL,
que apuesta al canal institucional de Abril próximo. Pero, los que salieron del
Frente Amplio, entre los que se encuentra Jorge Sharp, con una alta nota de
aprobación en la Encuesta CEP, en relación a los escuálidos niveles generales
que arrojó la muestra, están en un proceso de ordenamiento político que apunta
a la unidad social y también la conquista de los espacios comunales.
Apruebo, la batalla cívica inmediata
La recomposición de las fuerzas
sociales con nuevos partidos emergentes, se seguirá dando, como un
reordenamiento político urgente para enfrentar el Plebiscito de Abril. El
Apruebo tiene altas expectativas, pero no se debe desmerecer la capacidad
mediática del gobierno y sus partidos para alcanzar una votación importante en
Abril.
Al Chile movilizado le preocupan las
distorsiones, la letra chica, las trampas y campañas del terror, con que
querrán torcer la voluntad popular. Mirándolo desde los sectores
ciudadanos de nivel medio, hoy, tres meses después del Estallido Social del
#18-O, el tablero está a punto de mostrar un jaque mate a la derecha y la neo
derecha que ha representado la Concertación. Pero, la situación de deterioro
del gobierno y su alianza obedece, más que a una estrategia opositora, a los
despropósitos del peor Presidente de la historia de Chile.
Su círculo de hierro, el segundo piso
de la Moneda y los grupos de pensamiento que quiso generar el piñerismo,
conforman ese exclusivo Club del Seis Por Ciento. ¿Podrá seguir sufriendo
turbulencias, y alejamientos, a medida que cada cual vela por su sobrevivencia
política?
Lo real, observable, es que hay un
vacío de poder, un anticipado y abrupto síndrome del pato cojo, lo cual,
en un régimen presidencialista como el que existe en Chile, genera una
parálisis institucional. El hecho de haber llegado a un indicador de
legitimidad tan rotundo, con un Presidente y Jefe de Estado con este nivel de
ineptitud y de credibilidad, impacta en el sistema con tal crudeza, que el país
enfrenta un Estado fallido, una anomia, una falta de autoridad moral.
Si las instituciones no reaccionan y,
escuchando a la sociedad civil, ponen término a la crisis con soluciones
estructurales y no más muerte y represión, la sociedad chilena enfrentará
escenarios de mayor desgaste y violencia, con un enorme costo social. Sin
embargo, una paz con justicia social es una alternativa viable, a
dos meses de distancia, cuando un Plebiscito en Abril, abra el camino a la
recuperación de la decencia, la dignidad y una reconciliación nacional,
mediante una Nueva Constitución realmente democrática.
Periodismo Independiente, 18 de enero
de 2020, a Tres Meses de la Explosión Social de Octubre.