. Pero, me agobian los pasajeros que, desde el asiento contiguo, intentan calmar sus propias ansiedades tratando de involucrarte en conversaciones triviales presentándolas como profundas e interesantes, trátese de las turbulencias atmosféricas o de las impertinencias de Trump; todo sustentado en una "cultura de periódico". Con el tiempo he encontrado que llevar un libro y aparentar -o no- leerlo es un conjuro efectivo contra estos molestosos pasajeros. Así, antes de abordar para Bristol,UK, al nacimiento de mi nieta, tomé en préstamo de la Biblioteca Azorín en Alicante, este libro del escritor inglés David Peace: Paciente X. El caso clínico de El caso clínico de Ryünosuke Akutagawa. Pensé que este título ya sería suficientemente intimidante para garantizarme un plácido viaje.
Peace es un escritor consagrado que ha vivido más de 25 años en Japón. Ha dedicado gran parte de su tiempo al estudio de la obra literaria de Ryünosuke Akutagawa, considerado el creador más prolífico de cuentos cortos japoneses. Contrariamente a lo que insinúa el título, el libro no aporta detalles explícitos referentes del trastorno psicótico que padecía Akutagawa, y que a los 35 años, le llevó al suicidio. A lo largo de los 12 relatos, inspirados en los cuentos y poesía del escritor japonés, Peace expone el profundo conocimiento de Akutagawa del Japón feudal y de la cultura china. En algunos relatos menciona, inadvertidamente, los problemas de insomnio y alucinaciones que confrontaba Akutagawa quien en su cuento "Los Engranajes" asoma la idea del suicidio. Creció con el temor de padecer el mismo trastorno de su madre quien se suicidó a causa de la psicosis.
El texto de Peace ofrece una detallada descripción de lugares, costumbres, historia y leyendas de Japón a través de Akutagawa como un personaje de su novela. En algunos pasajes del libro, las descripciones lucen excesivas, aunque muy enriquecedoras, como ocurre al referirse a la tragedia que sucedió al Gran Terremoto de Cantõ en 1923. Peace describe la travesía de Akutagawa en Nagasaki para estudiar el surgimiento y posterior establecimiento del Cristianismo en Japón y también en China, en comparación con el Budismo. También aporta conocimiento en relación con la occidentalización de China, a partir del caso Shangai.Peace, quizás bajo la influencia de Akutagawa, utiliza el libro como una herramienta de enseñanza del arte de escribir, y en el relato "Los biombos del infierno" señala: "Y la cualidad que persigues en la escritura de otros es la misma que persigues en tu propia escritura: la claridad. Todos tus esfuerzos, si es que pueden denominarse así, se centran en la claridad de tu arte".El estudio forense dictaminó la muerte de Akutagawa como suicidio aunque, al parecer, no se pudo demostrar intencionalidad. El uso de Veronal, un barbitúrico, le había sido prescrito contra el insomnio, pero este medicamento causa adicción y con frecuencia se incurre en sobredosis mortales. Tanto es así que los descubridores del ácido barbitúrico en 1902, los premios Nobel Emil Fisher y J. Von Mering, también sucumbieron a una sobredosis. Akutagawa, la noche de su muerte, dejó en su escritorio una última nota que escribió antes de conciliar el sueño definitivo: "Bonyaritashita fuan" (Sombrío desasosiego").La narrativa de David Peace es cautivante, ojival, fluida, enigmática y bella. Y, este libro, el Paciente X, hay que leerlo repetidamente con avidez.