Si tuviéramos que relacionar la Navidad con algún autor literario, sin lugar a dudas, todos deberíamos pensar en Charles Dickens, y no solo porque haya escrito la obra navideña por antonomasia, Canción de Navidad —A Christmas Carol—, sino porque, como pocos, ha logrado plasmar en sus páginas los principios que ese mismo espíritu trata de inculcar y que, seamos realistas, hace mucho que parece que hemos olvidado (si alguna vez los tuvimos). Pero es que, además, todas sus obras están impregnadas de una humanidad que pocos han alcanzado, posicionándolo como uno de los autores más comprometidos y filantrópicos que puedo llegar a imaginar.