A Cri Cri
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14/12/2019
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Por
Francisco Gabilondo,
el
más musical Señor,
¡llegó,
calando muy hondo,
un
grillito muy cantor!
En
casa de la abuelita
dicen
que anda por ahí,
duerme
en cálida cunita
y,
pues, se llama Cri Cri.
Ese
ser de las florestas,
que
gusta de hierba verde,
dirige
tiernas orquestas
en
la tarde que se pierde.
Tiene
antenas en cabeza,
dos
ojos negros enormes,
rara,
brillante belleza,
par
de cejas uniformes.
Una
“cuerda” es su boquita,
el
cuello casi le falta,
arrugas
en la pancita
con
tonalidad resalta.
Se
pone blanca camisa,
moño
azul, coqueto, grato,
saco
de tela rojiza,
boleado
calza el zapato.
Empuña
violín de hoja,
un
arco con cuerda fina,
el
sonido se le antoja,
fantasías
en la retina.
De
melodiosa elegancia
su
inspiración una lira,
nunca
se pierda la infancia
de
la gente que lo admira.
Bajo
el clima de Orizaba,
siempre,
Dios lo cuidará,
nota,
pauta, armonizada,
¡muchos
siglos vivirá!
Está
en la imaginación
de
todos los niños buenos
que,
entonando su canción,
se
ilusionan con los sueños.
Mirando
caer la gota
de
agua que da la nube
y
al “chorrito”, que rebota,
cuando
baja, cuando sube.
Autor:
Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México,
D. F., a 6 de octubre del 2007
Reg.
SEP Indautor No. 03-2007-082112003600-14